Arturo Brizio y la final entre León y Cruz Azul en que temió por su vida

Arturo Brizio no dudó en marcar aquel polémico penal en que Ángel Comizzo portero del León agredió a Carlos Hermosillo en la final del Invierno 1997

oluca, Estado de México, 13 de junio de 2022. Arturo Brizio, durante una conferencia de prensa para anunciar que deja el cargo de presidente de la Comisión de Árbitros de la FMF, celebrada en la Federación Mexicana de Futbol. Foto: Imago7/ Arturo Hernández

Arturo Brizio aún recuerda aquella polémica final en el torneo Invierno 1997 cuando Cruz Azul venció a León con penalty anotado por Carlos Hermosillo. Crédito: Arturo Hernández | Imago7

Arturo Brizio, exárbitro internacional y una de las cartas fuertes en la historia del arbitraje, tiene fresca en su memoria aquella final entre León y Cruz Azul en el torneo Invierno 1997, en donde prácticamente la afición leonesa y el portero argentino Ángel Comizzo se lo querían comer vivo al grado que temió por su vida.

Un partido en aquella época lleno de adrenalina y que de cara al encuentro que sostendrán este jueves nuevamente en instancias de la liguilla, pone de manifiesto los riesgos y polémicas en que se ven envueltos los silbantes, sobre todo por jugadas como la de esa ocasión en que Comizzo le propinó una artera patada en el rostro a Hermosillo para que Brizio decretara la pena máxima sin dudar y diera paso a la coronación de Cruz Azul, después de una sequía de 17 años sin coronaciones.

De esta forma, Brizio en entrevista para el portal de mediotiempo recordó los acontecimientos de esa época y la angustia que tuvo que vivir por aquella polémica marcación, pero donde jamás tuvo dudas en hacerlo, coronando una actuación impecable ante un estadio Nou Camp, sede del equipo Esmeralda, lleno hasta las lámparas y que ante cada marcación en contra del León, vociferaba como monstruo de mil cabezas.

“Recuerdo que fue un partido técnicamente bueno, con grandes jugadores en la cancha, al final terminaron diez contra diez por dos expulsiones, la de Lupillo Castañeda y de Flavio Davino. La jugada importante fue cuando en un balón elevado, Comizzo sale sobre el cuerpo de Hermosillo, lo tumba, yo ahí marco el penal, después le tiró una patada que yo no alcanzo a ver, que no alcanzó a ver nadie, porque ni mis asistentes, ni los compañeros de Carlos, si un compañero de Carlos hubiera visto esa patada, se le va encima a Comizzo”.

No vio la agresión de Comizzo

Brizio reconoció que no obstante la sangre en el rostro del delantero de Cruz Azul no pudo ver bien la agresión, pues de lo contrario lo hubiera expulsado y lo que le interesaba era que se marcara la pena máxima por la falta previa.

“Ya después la discusión, los jugadores estaban muy exaltados, hasta que logramos que curaran o mal curaran a Carlos, en aquel tiempo no te exigían lo de la playera, simplemente que no sangrara, porque le habían puesto una plasta de vaselina. A mí lo que me interesaba era que se tirara el penal, ya lo metes a fallas, lo que pase. Comizzo le decía que lo iba a atajar, lo tiraron, ganó Cruz Azul, se coronó y ahí empezó el infierno, porque después estuvimos casi ocho horas en el vestuario, sin poder salir”.

Brizio está consciente de las críticas que se ganó por no haber expulsado al portero argentino Comizzo, sobre todo después de la tremenda patada que le propinó en el rostro al artillero de la Máquina Celeste.

“Es el golpe, la marcación del penal, en ese momento Paco Palencia, algo me protesta y yo giro la cabeza para decirle está marcado y es en ese momento cuando baja la pierna Comizzo y lesiona a Carlos, a mí particularmente no me llamó en especial la sangre, porque si un guante de box, que es liso te puede abrir, los guantes de portero imagínate.

Ya después, cuando la vi le dije que mala onda, pero al final yo tengo la conciencia tranquila de que en ese partido y en mi carrera, marqué lo que vi, de lo que estaba seguro, no de lo que no vi y me pasó desapercibido”, explicó el silbante

La angustia por su vida en el vestidor

Lo más fuerte de todo no pasó en la cancha, sino al final del encuentro, cuando Brizio y sus colaboradores se resguardaron en el vestidor, pero ahí vinieron momentos de verdadera angustia por los intentos de agresión que sufrieron por los aficionados que buscaron derribar la puerta del sitio donde se resguardaban superando a la gente de seguridad.

“El vestuario del árbitro en León es una trampa porque no tiene más que una puerta y a metros está la calle, la gente está ahí, dependíamos de la seguridad que nos pudiera brindar la gente de León. Éramos los cuatro árbitros y el visor, cinco personas, la gente estaba muy exaltada, muy enojada y yo te confieso, nunca tuve miedo en la cancha, pero en ese momento sí tuve miedo, porque decía ‘aquí nos van a matar, nos van a meter una golpiza de aquellas’ y además la gente no se iba”.

“Pasaban las horas, hasta que le comenté al jefe de seguridad, nos quitaron los sacos, las maletas, nos dieron unas chamarras de León, a mi tripulación arbitral la metieron a una camioneta, a mí a otra solo, cruzamos la cancha, salimos por otra puerta y ya nos llevaron al aeropuerto y ahí ya llegamos a otro ambiente, ahí estaba Cruz Azul y ahí éramos los héroes”, recordó Brizio a 28 años de aquellos acontecimientos.

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