Arrugas en los dedos cuando nos bañamos siempre tienen el mismo patrón: por qué es importante
Estudio revela que las arrugas en los dedos tras mojarse siempre se forman igual y podrían tener aplicaciones en ciencia forense y biometría

Los patrones topográficos de las arrugas, incluyendo bucles y crestas, eran prácticamente idénticos entre una inmersión y otra. Crédito: didiapriansa | Shutterstock
Que nuestros dedos se arruguen cuando pasamos mucho tiempo en el agua parece casi trivial pero este hecho ha inspirado una serie de investigaciones científicas que podrían tener implicaciones importantes para la ciencia forense y la identificación biométrica.
Un reciente estudio de la Universidad de Binghamton, parte del sistema estatal de Nueva York, ha revelado que las arrugas que aparecen en nuestros dedos después de estar sumergidos no solo siguen un patrón definido, sino que este patrón se repite cada vez que ocurre el fenómeno.

La investigación está liderada por el profesor asociado Guy German, del Departamento de Ingeniería Biomédica en la Facultad Thomas J. Watson de Ingeniería y Ciencias Aplicadas.
Hace algunos años, German ya había despertado el interés público al explicar que las arrugas en la piel tras una inmersión prolongada no se deben simplemente a la hinchazón por el agua, como muchos creían. En realidad, son causadas por una contracción de los vasos sanguíneos bajo la piel, lo que produce esos pliegues tan característicos.
El nuevo estudio surgió a partir de una pregunta sencilla, formulada por un niño dentro del proyecto “Niños Curiosos” de The Conversation, un portal de divulgación científica sin fines de lucro. El niño preguntó si esas arrugas se formaban siempre de la misma manera.
Para German, la pregunta fue un punto de partida, “Me di cuenta de que no tenía ni la menor idea”, confesó el investigador, lo que lo llevó a diseñar un nuevo experimento para buscar respuestas.
Con la colaboración de Rachel Laytin, quien se graduó en 2023 y actualmente cursa estudios de maestría, el equipo realizó un estudio controlado en el que sumergieron los dedos de varios voluntarios durante 30 minutos.
Los patrones se mantienen
Luego tomaron imágenes detalladas de las arrugas formadas. Al repetir la inmersión, al menos 24 horas después y bajo las mismas condiciones, se repitió el proceso fotográfico. Los patrones topográficos de las arrugas, incluyendo bucles y crestas, eran prácticamente idénticos entre una inmersión y otra.
Según German, esto confirma que la disposición de los vasos sanguíneos, aunque puede moverse ligeramente, es bastante constante en cada individuo.
Por tanto, las arrugas inducidas por el agua tienden a formarse en el mismo lugar y con una forma similar cada vez que ocurren. “Demostramos que sí, las arrugas se forman siempre de la misma manera”, explicó el investigador.

Durante el proceso también hicieron un descubrimiento revelador. Un estudiante del equipo de investigación mencionó que tenía daño en el nervio mediano de sus dedos. Al someterlo al mismo experimento, comprobaron que sus dedos no desarrollaban arrugas, lo que apoya teorías previas sobre el vínculo entre el sistema nervioso y este fenómeno de la piel.
Más allá del interés científico general, este hallazgo podría tener implicaciones prácticas. Por ejemplo, en escenarios forenses donde se necesita identificar huellas dactilares en cuerpos encontrados en el agua o determinar la identidad de víctimas tras largos periodos de inmersión.
Para German, cuya familia está ligada al trabajo policial —su padre fue agente en el Reino Unido—, estas aplicaciones resultan especialmente personales. “La biometría y las huellas dactilares están integradas en mi cerebro”, expresó, reconociendo la influencia de su entorno familiar en su inclinación por estos temas.
El profesor German planea seguir profundizando en este campo junto a sus estudiantes. Con entusiasmo, asegura que todavía hay muchas preguntas sin responder sobre cómo reacciona la piel al agua. “Me siento como un niño en una tienda de dulces, porque hay tanta ciencia aquí que no conozco”, concluyó, dejando claro que incluso las preguntas más simples pueden abrir la puerta a descubrimientos valiosos.
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