“La Perris” fue abandonado por sus sicarios el día que fue abatido por soldados
Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias “La Perris”, pidió ayuda a sus sicarios cuando fue rodeado por militares, pero el apoyo nunca llegó

El Departamento de Estado ofrecía un millón de dólares por su captura. Crédito: DEA | Cortesía
Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias “La Perris” fue abatido el pasado viernes por elementos del Ejército mexicano durante un operativo en Navolato, Sinaloa. Un audio filtrado, ya confirmado por periodistas de investigación, revela sus últimas palabras, en las que pidió a sus escoltas que no lo dejaran solo en medio del fuego cruzado.
El enfrentamiento armado, captado en videos compartidos en redes sociales, sembró el pánico en la comunidad de Bariometo.
Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, en coordinación con fuerzas estatales, repelieron un ataque y localizaron el cuerpo del capo, en cuyo brazo había tatuajes con los nombres: Joselín, María, Sebastián, José e Iker, familiares del sicario.
La llamada de auxilio
“No me dejes, güey”, imploró “La Perris” por radio antes de ser localizado sin vida en una vivienda de ladrillo.
En medio de la balacera, el criminal pidió refuerzos a sus sicarios, quienes respondieron con evasivas.
“Mi compa, mi compa, 37”, se escucha decir a “La Perris”, mientras que el sicario le contesta: “Adelante, adelante, oiga, deme la ubicación exacta para caerle ahí con la plebada”.
A la súplica de que no le dejara, el sicario contestó: “Negativo, negativo, jefe, ahí vamos”. Posteriormente “La Perris” le indicó su ubicación: “37, estoy a la vuelta”, y la respuesta fue “¿A qué altura? Acá, aquí andamos varias unidades”, pero el apoyo nunca llegó.
“¿A qué le tienes miedo o qué… Los soldados ya están aquí…Órale, arrímese”, se le escucha decir al exjefe de seguridad de Los Chapitos con tono de desesperación. Minutos después, fue encontrado muerto sobre una cama, con un rifle de asalto al costado.
¿Una traición?
El gobierno federal confirmó su muerte, aunque versiones periodísticas, como la de José Luis Montenegro apuntan a que su paradero fue delatado por miembros del mismo Cártel de Sinaloa.
Su cuerpo fue hallado en su casa, sin blindaje y rodeada de maleza seca. De acuerdo con medios locales no había más rastros de protección que su arma y una escalera oxidada junto a la cama, consistente sólo en un colchón viejo.
Previamente Figueroa Benítez fue vinculado con la entrega de información que permitió la captura de figuras clave del grupo criminal, incluyendo a Mauro Alberto Núñez Ojeda, alias “El Jando”, Kevin Alonso Gil Acosta, alias “El 200”, José Ángel Canobbio Inzunza, alias “El Güerito” y Luis Alfonso López Reátiga.
También se le acusa de haber coordinado el secuestro y entrega de Ismael “El Mayo” Zambada a autoridades estadounidenses, lo que habría provocado su caída en desgracia dentro del cártel.
Lugarteniente con doble cara
Aunque “La Perris” fue considerado un hombre cercano a Iván Archivaldo Guzmán, informes de inteligencia y versiones del periodista Luis Chaparro revelan que intentó negociar su salida del narcotráfico con los gobiernos de México y Estados Unidos, hecho que lo convirtió en objetivo interno.
El Departamento de Estado ofrecía un millón de dólares por su captura, acusándolo de tráfico de fentanilo y actos de extrema violencia.
De acuerdo con Infobae, dos veces escapó de la justicia, una por la red de alcantarillado de Culiacán, y otra en octubre de 2024, después de un enfrentamiento armado con las autoridades entre Navolato, Angostura y Mocorito.
“La Perris” entró al mundo del narcotráfico con Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”, quien ayudó a Joaquín “El Chapo” Guzmán a escapar la primera vez.
Luego se unió a “El Nini”, jefe de seguridad de “Los Chapitos”, y tras su captura ocupó su puesto. La muerte de “La Perris” deja un vacío en la estructura de seguridad de Los Chapitos, al ser uno de los últimos lugartenientes de peso pesado que aún quedaban.
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