Los autos nuevos en EE.UU. ya cuestan más de $50,000
El precio promedio de un automóvil nuevo en EE.UU. ya supera los $50,000 impulsado por la desaparición de modelos económicos y la alta demanda de SUVs y pickups

Ford Boutique. Crédito: Ford. Crédito: Cortesía
Durante décadas, comprar un auto nuevo en Estados Unidos fue una aspiración común al alcance de muchas familias. Era posible salir del concesionario con un vehículo fiable, bien equipado y con garantía, por menos de $25,000 dólares. Hoy, esa realidad parece cada vez más lejana.
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El mercado ha dado un giro profundo, y adquirir un automóvil nuevo se ha convertido, para muchos, en un lujo.
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En 2024, el costo promedio de un vehículo nuevo en Estados Unidos superó la barrera de los $50,000 dólares, una cifra que ha puesto en jaque el presupuesto de millones de compradores.
Lejos de tratarse de un fenómeno temporal, esta tendencia responde a cambios estructurales en la industria: un portafolio dominado por SUVs y pickups, el abandono de los modelos económicos por parte de los fabricantes estadounidenses, y una creciente dependencia de la tecnología avanzada como estándar.
Los datos más recientes muestran que esta subida de precios no solo afecta a modelos de alta gama. Incluso los vehículos considerados como entrada de gama han visto incrementos notables en su precio, mientras que las opciones por debajo de los $30,000 dólares desaparecen del radar.
Un nuevo estándar de precios que reconfigura al consumidor
Fabricantes como Ford, General Motors y Stellantis han optado por enfocar su producción en modelos de mayor margen de ganancia: SUVs, crossovers y pickups. Estos vehículos no solo son más grandes, sino también más costosos, incluso en sus versiones más simples.
Y no se trata solo del tamaño o la categoría. También influye la tecnología incorporada. Actualmente, la mayoría de los vehículos nuevos ofrecen equipamientos como control de crucero adaptativo, frenado automático de emergencia, sensores de punto ciego y cámaras de 360 grados.
Estas innovaciones, aunque valiosas para la seguridad y la experiencia de manejo, se han vuelto obligatorias en muchos casos y elevan considerablemente el precio base.

¿Dónde quedaron los autos accesibles?
El segmento de autos nuevos por debajo de los $25,000 dólares prácticamente ha desaparecido en marcas estadounidenses. Hoy, solo algunas firmas extranjeras conservan modelos por debajo de esa barrera, como el Nissan Versa, Mitsubishi Mirage o Hyundai Venue, que rondan entre $18,000 y $22,000 dólares.
En comparación, el sedán promedio de una marca norteamericana parte fácilmente en los $33,000 dólares, mientras que una SUV de tamaño mediano supera los $40,000 dólares en su configuración más básica. En el caso de las pickups, los precios inician en $45,000 dólares y escalan rápidamente con opciones adicionales.
El resultado: menos personas pueden acceder a un vehículo nuevo sin recurrir a financiamiento extendido. De hecho, ha aumentado la duración promedio de los préstamos automotrices, alcanzando los 72 meses o más en muchos casos.

La financiación: una solución con efectos colaterales
A falta de opciones asequibles, los consumidores recurren a créditos con plazos cada vez más largos. Pero esto tiene efectos secundarios: más intereses acumulados y mayor riesgo de terminar pagando mucho más de lo que vale el vehículo.
Las mensualidades medias para un auto nuevo ya rondan los $750 dólares, y en algunos estados con altos impuestos y seguros costosos, esa cifra se acerca a los $1,000 dólares mensuales.
Para muchas familias, esto representa una carga financiera importante, especialmente si ya enfrentan otros compromisos como hipotecas o préstamos estudiantiles.
El leasing también ha perdido parte de su atractivo. Las condiciones actuales del mercado han provocado que muchos contratos de arrendamiento exijan pagos iniciales elevados o mensualidades poco competitivas.
Lo que dicen los consumidores
En foros, redes sociales y entrevistas, los compradores expresan su frustración. Muchos relatan cómo modelos que adquirieron hace cinco años por menos de $30,000 dólares ahora superan los $40,000 dólares sin mejoras sustanciales.
La percepción generalizada es que los vehículos nuevos ya no están pensados para el comprador promedio, sino para quien puede asumir pagos elevados o tiene un poder adquisitivo por encima del promedio nacional.
Muchos consumidores han migrado al mercado de vehículos usados, buscando alternativas más económicas. Sin embargo, incluso en este segmento los precios han subido debido a la escasez de inventario derivada de la pandemia, la inflación y la demanda acumulada.

Modelos con cinco o seis años de uso que solían costar $12,000 a $15,000 dólares, ahora superan fácilmente los $20,000 dólares, especialmente si tienen bajo kilometraje y buen historial de mantenimiento.
Además, al comprar usados, los compradores deben considerar posibles gastos en reparaciones o garantías extendidas. Y no todos pueden acceder a tasas de interés favorables para financiar vehículos usados, lo que limita aún más las oportunidades.
Las alternativas menos exploradas: subastas y microcoches
Entre las opciones más económicas, aunque menos convencionales, se encuentran las subastas de autos. Plataformas como Copart o IAAI permiten adquirir vehículos por debajo del precio de mercado, aunque suelen requerir reparaciones o trámites adicionales.
Por otro lado, el segmento de los microcoches o vehículos urbanos ultracompactos podría convertirse en una solución en ciertas ciudades.
Modelos como el Chevrolet Spark o el Mitsubishi Mirage se mantienen por debajo de los $18,000 dólares, aunque sus ventas han caído por la preferencia generalizada por SUVs.
La electrificación tampoco es la respuesta inmediata
Si bien los autos eléctricos han ganado popularidad, no son todavía una solución asequible para todos.
El precio promedio de un vehículo eléctrico nuevo supera los $55,000 dólares, aunque modelos como el Chevrolet Bolt EV o el Hyundai Kona Electric han intentado bajar esa cifra, sin mucho éxito en términos de volumen.
Modelos híbridos como el Toyota Corolla Hybrid ofrecen una mejor relación entre precio y ahorro a largo plazo, con costos iniciales que rondan los $26,000 a $28,000 dólares, dependiendo del equipamiento.
Sin embargo, la infraestructura de carga, los incentivos fiscales limitados y la percepción de menor durabilidad aún generan dudas entre algunos consumidores.
El panorama actual del mercado automotriz en EE.UU. no parece ofrecer alivio inmediato. Mientras los fabricantes mantengan su enfoque en modelos de alta gama y tecnologías avanzadas, el costo de adquirir un auto nuevo seguirá siendo una barrera para millones de personas.
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