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Comerciantes en Los Ángeles se protegen de ICE

Instalan candados, cambian chapas, modifican y aseguran oficinas, además de coloca cartelones para impedir entrada a agentes federales

Valentín Granja mantiene herméticamente cerrado su negocio para proteger a sus clientes y empleados.

Valentín Granja mantiene herméticamente cerrado su negocio para proteger a sus clientes y empleados. Crédito: Fotos: Jorge Luis Macías | Impremedia

Enormes candados en las puertas de entrada de negocios y cartelones de aviso de no entrar en propiedad privada son algunas de las formas en que los dueños buscan proteger a sus empleados y clientes habituales de probables incursiones ilegales de presuntos cazarrecompensas enmascarados o agentes de seguridad privados que se hacen pasar como agentes federales de inmigración, e incluso de oficiales de ICE. 

“Oye, que gacho [feo] está”, declaró Valentín Granja, propietario de “Sabores Oaxaqueños” un restaurante ubicado en el bulevar Santa Mónica en Hollywood que inauguró en febrero de 2024. “La gente está bien asustada. No quieren salir y se están limitando en los gastos”. 

Los 40 o 50 clientes de Italia, España o Francia que acudían para degustar el mole oaxaqueño ahora brillan por su ausencia. 

Al temor del empresario por llegar a decidir si cierra o no el restaurante le suma el miedo a que una redada de inmigración ocurriera en su área de trabajo. 

“Si vienen, no puedo hacer nada. Lo que he visto es que agarran parejo, primero arrestan y después investigan”, dijo. “Todos tienen miedo”. 

Cuando cada cliente o familia que ingresa al restaurante, Valentín cierra la puerta con candado, para proporcionarles seguridad y privacidad. 

“Cambié la chapa por dentro. No sé si eso me ayude. Tampoco sé si tienen poder para romper la puerta”, dijo. 

Las mesas del restaurante están prácticamente vacías. En una hora de la semana llegó solamente una familia sus dos hijos para comer mole oaxaqueño. Sus pérdidas diarias son del 50%. 

Una sola familia en el restaurante Sabores Oaxaqueños en L.A.

“Muchos negocios no van a sobrevivir”, dijo. “A nuestros empleados les ajustamos las horas”. 

¿Y cómo protegería a sus trabajadores si llegara inmigración? 

“Hemos instalado puertas de seguridad en las oficinas”, informó. 

Valentín Granja es solamente un propietario de las 333,970 empresas que son propiedad de hispanos que representan una proporción significativa del total de empresas propiedad de minorías del condado de Los Ángeles que están adoptando medidas de seguridad frente al terror que han desplegado fuerzas paramilitares federales en la aplicación de las leyes de inmigración. 

Los negocios se protegen con candados.

“Aquí no entran” 

“No ICE en esta oficina. Propiedad Privada. Entrada restringida por la ley”, es el mensaje claro en las oficinas de Southeast Leadership Network, en la ciudad de Bell Gardens. 

El aviso para todos los agentes de inmigración desplegado en las ventanillas de las oficinas ubicadas en el 6750 Foster Bridge Blvd, en la ciudad de Bell Gardens, California. 

“Este es un lugar de trabajo privado. No se le permite ingresar a las áreas no públicas de esta oficina, incluyendo oficinas, salas de descanso, áreas de almacenamiento y áreas exclusivas para el personal sin una orden judicial válida firmada por un juez o un magistrado federal”, señala el mensaje a la entrada de en las oficinas de Southeast Leadership Network, en la ciudad de Bell Gardens. 

Los pequeños empresarios buscan cómo protegerse.
Crédito: Impremedia

El anuncio aclara que una orden administrativa de ICE formulario 205 no autoriza el ingreso a las áreas privadas de dichas oficinas. 

“No puede interrogar a los empleados ni registrar las instalaciones sin la autoridad legal adecuada”, advierte el panfleto. 

“Todos los empleados y visitantes tienen el derecho a permanecer en silencio y el derecho a un abogado. Si usted intenta ingresar a esta oficina sin una orden judicial válida, se le pedirá que se retire. Si usted tiene una orden judicial, notifique inmediatamente a la gerencia y al asesor legal antes de proceder”, añade. 

Y advierte: “Si entras, estás invadiendo esta propiedad y buscaremos un recurso legal. Esta política cumple con la Cuarta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, el código de gobierno de California 7285.1, el código laboral 1019.2 de California y la Ley de Protección de Trabajadores Inmigrantes AB 540”. 

La colocación de estos avisos de advertencia para las autoridades de los Servicios de Inmigración y Control Fronterizo (ICE) se está generalizando en comercios que quieren proteger a sus clientes. 

En Los Toros Meat Market, del 8210 Garvey Ave, en la ciudad de Rosemead, California, los dueños también colocaron ese mensaje, y, de hecho, los cajeros tienen orden de cerrar con llave si llegara a presentarse cualquier agente de ICE. 

¿Quién entra y quién sale? 

Antonio Padilla, administrador de Proper Pizza& Pasta, ubicada en el oeste del bulevar Olympic y el sur de la calle Alvarado, dijo que su hermana abrió la pizzería hace cinco meses y las ventas se han desplomado. 

“Con estas redadas de inmigración la gente no está saliendo a comprar”, dijo. 

Padilla se posiciona a la entrada del negocio. Camina algunos pasos y plática con otros dueños de negocios. 

En realidad, está vigilando quién baja de los automóviles que se estacionan. Los comerciantes se turnan y se están protegiendo para alertar sobre la presencia de extraños, máxime si fueran personas enmascaradas. 

“Hay que ser colmilludos [astutos]. Pronto me doy cuenta quién puede entrar o no. Mi hermano me dice, fíjate en el físico y qué hace la persona. Aquí no podrían entrar [los agentes federales de inmigración] porque tengo una barra que atoraría la puerta”. 

Padilla mencionó que, junto con otros dueños de negocios como la Panadería Los Venados, mantienen cerrada la puerta. 

En la panadería hay un encargado que abre y cierra con llave.  

“No quiero dar declaraciones que luego nos vayan a perjudicar”, dijo Sonia la dueña de la panadería y restaurante guatemalteco, abierto desde 1993 en la zona céntrica de Los Ángeles. 

En dicha intersección, los dueños de los negocios conocen la ley y saben que, de llegar inmigración, todos los trabajadores y personas que se encuentren en el interior pueden mantenerse en silencio y, de ser abordados, pueden solicitar un abogado. 

Saben, además, que, si agentes enmascarados pretenden ingresar a sus negocios, se les pedirá que se retiren de inmediato. 

“El presidente Trump tiene una percepción negativa de los inmigrantes; en vez de ir detrás de las personas, debería invertir el dinero y ayudar a quienes viven en la calle para que se rehabiliten, no en molestar a la gente”, dijo Antonio Padilla, 

“A ver por qué vienen a fregar [molestar] a la gente que en verdad trabaja. Ese señor está enfermo. Créeme que no sirve como presidente. La verdad es que nosotros venimos a trabajar y siempre pagamos impuestos”. 

Enfatizó que, para un hispano mexicano nada es imposible. 

“A mí no se me cierra el mundo, y si este negocio se cierra, pues busco un trabajo de taxista de Uber. Tengo un buen carro, mi licencia y aseguranza, así que yo no le tengo miedo a nada”. 

Por su parte, Santos Chiroy, administrador del Xecul Restaurante, ubicado en el 1051 sur de la calle Alvarado, lamentó que el negocio no esté funcionando como en 2023 cuando arrancaron. 

“El negocio se fue para abajo, y ahorita esta peor”, señaló. 

Con respecto a medidas de seguridad para sí mismo y los clientes del restaurante, expresó que se mantienen a la expectativa para cerrar las puertas de inmediato. 

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