Proyecto Nova: Volkswagen apuesta por híbridos y térmicos
Se trata de una estrategia que combina el desarrollo de nuevos motores térmicos e híbridos con su compromiso a largo plazo con la movilidad cero emisiones

Volkswagen T-Roc. Crédito: Volkswagen. Crédito: Cortesía
Durante años, Volkswagen fue sinónimo de transformación eléctrica. Con una hoja de ruta ambiciosa y un calendario claro, la firma alemana encabezó la revolución hacia el vehículo libre de emisiones. Pero el mercado, tan volátil como impredecible, ha llevado a los de Wolfsburgo a recalibrar su estrategia.
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El Proyecto Nova es la respuesta de Volkswagen a una realidad que se ha tornado más compleja de lo previsto.
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Lejos de abandonar la movilidad eléctrica, el grupo busca un nuevo equilibrio. A través de Nova, se invertirán recursos en el desarrollo de motores térmicos de nueva generación y en tecnologías híbridas enchufables, sin dar la espalda a la electrificación, pero reconociendo que el camino hacia la descarbonización no es tan lineal como parecía en 2020.
Ese año, Volkswagen anunciaba con firmeza su intención de dejar atrás los motores de combustión interna a partir de 2026. Pero los tiempos han cambiado. Las crisis globales, una pandemia, tensiones geopolíticas, y un mercado más reacio de lo esperado, han frenado el ritmo.
Motores térmicos sí, pero más eficientes y digitales
Los motores de combustión siguen siendo una fuente clave de rentabilidad. La frase sintetiza el giro estratégico de Volkswagen, que busca garantizar sostenibilidad financiera mientras adapta sus productos a las demandas reales del mercado global.

Uno de los pilares del Proyecto Nova es el desarrollo de una arquitectura zonal pensada para distintos tipos de vehículos: desde compactos hasta SUVs y deportivos.
Esta tecnología promete sustituir varias unidades de control por ordenadores centrales más potentes, con beneficios en eficiencia, reducción de peso, menores costos y una mejora integral de los sistemas eléctricos y asistencias de conducción.
A nivel de producto, el relanzamiento del motor térmico no es una marcha atrás, sino una adaptación. Volkswagen trabaja en una nueva gama de propulsores de combustión más eficientes, compatibles con combustibles sintéticos y preparados para cumplir con normativas de emisiones futuras más estrictas. El concepto es claro: motores térmicos sí, pero en clave moderna y sostenible.
La ralentización de las ventas de vehículos eléctricos también ha motivado este redireccionamiento. El mercado no ha respondido con el entusiasmo previsto, y el coste de desarrollo sigue siendo una barrera. Modelos como el Porsche Taycan, pese a su prestigio, no han alcanzado las cifras de ventas esperadas tras su última actualización.
Alianzas, híbridos y plataformas actualizadas
De hecho, otras marcas del grupo han tomado decisiones similares. Tanto Bentley como Lamborghini han decidido aplazar la presentación de nuevos modelos eléctricos hasta que el mercado muestre signos más firmes de adopción.
Volkswagen, sin embargo, no abandona su compromiso con la movilidad eléctrica. El Proyecto Nova también contempla alianzas clave que refuercen su portafolio.
Una de ellas es con la startup estadounidense Rivian, conocida por sus propuestas innovadoras en el segmento eléctrico. Otra negociación en curso es con Applied Intuition, que podría aportar una nueva capa de digitalización avanzada a las plataformas del grupo.
Sin embargo, la alianza con esta última presenta un obstáculo financiero considerable: la inversión estimada ronda los $4,000 millones de dólares, una cifra que aún no tiene luz verde dentro del grupo, dadas las actuales restricciones presupuestarias.
Como alternativa, Volkswagen también valora prolongar la vida útil de plataformas ya existentes en modelos como el Porsche Taycan o varios Audi eléctricos. Esta solución técnica permitiría reducir los costes mediante actualizaciones específicas, y al mismo tiempo aprovechar las infraestructuras industriales ya amortizadas.

Un enfoque mixto ante una transición compleja
El Proyecto Nova también aboga por soluciones híbridas, especialmente aquellas de rango extendido, que permiten una transición más amigable para los usuarios que aún no se convencen del todo por la electrificación total. En este esquema, los motores térmicos no desaparecen, sino que se integran de forma más inteligente en la cadena de propulsión.
Desde una perspectiva industrial, esta decisión también tiene sentido. La red de producción global de Volkswagen está preparada para la fabricación de motores térmicos, y su reconversión total al vehículo eléctrico es costosa y aún parcial. Apostar por una solución mixta permite mantener activa esa capacidad y amortizar la inversión.
Por otra parte, el grupo no es ajeno a la presión de sus accionistas, que exigen resultados financieros sólidos en un entorno competitivo y en evolución. Apostar únicamente por el vehículo eléctrico, en medio de un mercado incierto, sería un riesgo desproporcionado.
El contexto internacional también ha influido. Mientras China impulsa fuertemente la electromovilidad, otras regiones como Latinoamérica, África o incluso partes de Europa del Este no están aún listas para una adopción masiva de coches eléctricos. En ese panorama, la combinación de térmicos, híbridos y eléctricos parece ser el único enfoque viable.
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