La computación cuántica podría dejar a miles de usuarios sin sus bitcoins
Se cree que 25% de los bitcoins en circulación podría estar en riesgo de ser robados si se utiliza una computadora cuántica para vulnerar su seguridad

Los usuarios tendrán que migrar sus bitcoins a billeteras online más seguras que puedan resistir un ataque con esta nueva tecnología Crédito: Shutterstock
La llegada de la computación cuántica ha sido vista durante años como una revolución tecnológica impresionante, pero también trae consigo nubes negras para el ecosistema cripto. Según expertos, aproximadamente el 25 % de todos los Bitcoins en circulación podrían ser robados si un ordenador cuántico suficientemente potente logra romper la seguridad actual. Sí, leíste bien: ¡uno de cada cuatro BTC podría quedar al garete!
Este escenario no es pura fantasía ni un “que viene el lobo” sin pies ni cabeza. Firmas como Deloitte advierten que muchas direcciones de Bitcoin utilizan sistemas de firma basados en curvas elípticas que son vulnerables al algoritmo de Shor, la navaja cuántica más temida. En teoría, un ordenador cuántico con los recursos adecuados podría deducir la clave privada en cuestión de minutos u horas, y vaciar carteras completas sin que el dueño lo note hasta que sea demasiado tarde.
Lo peor de todo es que la amenaza no está solo en un futuro lejano. Algunos estudios académicos advierten que, incluso en la próxima década, podríamos cruzar el umbral de capacidad suficiente. Por ejemplo, investigaciones recientes estiman que romper el cifrado de Bitcoin podría costar decenas de millones de qubits físicos, pero una vez disponibles, el ataque sería devastador.
¿Qué proponen los expertos para proteger tus BTC?
Ante esta perspectiva apocalíptica, han surgido diversas ideas para blindar el ecosistema. Una de las propuestas que está generando ruido viene de Jameson Lopp, un desarrollador reputado, quien el pasado 15 de julio presentó una Propuesta de Mejora del Bitcoin (BIP) para migrar carteras vulnerables hacia sistemas resistentes a ataques cuánticos. La idea es obligar a los usuarios a dar el salto a direcciones “cuánticamente seguras” bajo el riesgo de que el sistema rechace transacciones desde direcciones antiguas.
De darse luz verde, se iniciaría una migración paulatina: en un plazo máximo de cinco años, las direcciones vulnerables podrían quedar bloqueadas por completo si no se adaptan. Según sus defensores, sería la única forma de frenar una posible “liquidación masiva” de Bitcoins robados tras un ataque cuántico. Derechos del usuario y reguladores comenzarían a trabajar en la misma dirección para respaldar esta transición.
No falta quien propone enfoques más moderados, como el denominado plan “Hourglass” respaldado por Marathon. Esta estrategia no busca congelar cuentas sino limitar funciones en carteras antiguas, reduciendo su rendimiento sin cortarlas del todo, dando más margen a los usuarios menos técnicos o despistados.
Pero incluso si se aprueban cambios así, el principal desafío no es técnico sino social: lograr consenso dentro de la comunidad cripto, un terreno famoso por su resistencia a normas externas y su amor a la descentralización. Si no hay acuerdo, el riesgo sigue latente y alguna entidad ya advierte que este podría ser “el mayor peligro existencial” que ha enfrentado Bitcoin en su historia.
Más allá de Bitcoin: todo el sistema en alerta
El asunto no queda en el mundo Bitcoin. De hecho, la amenaza cuántica ataca directamente a los protocolos de clave pública que sostienen no solo a BTC, sino a Ethereum, Litecoin y prácticamente todas las criptomonedas que usamos hoy. El algoritmo de Shor pone en jaque RSA, ECDSA y otros, mientras que el algoritmo de Grover podría acelerar la capacidad de minado, desestabilizando economías de cripto basadas en prueba de trabajo.
Esto ha llevado a toda una nueva rama emergente: la blockchain post-cuántica. Investigadores trabajan desde hace tiempo en reemplazar algoritmos vulnerables por otros basados en esquemas de firma resistentes, como los derivados de hash o firmas multivariantes. También hay iniciativas de capa 2 que introducen una segunda firma—como una especie de seguro—para transacciones sensibles, como las que se están probando en ciertos pilotos académicos.
Es más, el mundo financiero tradicional no está excluido. Bancos y gobiernos hablan ya del famoso “día Q”, que marcaría el fin de la criptografía clásica. El correo seguro, las transacciones bancarias, las comunicaciones entre agencias… todo podría quedar al descubierto de la noche a la mañana.
El panorama puede sonar un poco de ciencia ficción, pero lo cierto es que la computación cuántica avanza a pasos agigantados. Lo que hace diez años era utópico ahora está en camino de ser viable para gobiernos o grandes actores. Y si tan solo un 25 % de los Bitcoin están en carteras vulnerables, no se necesita un ataque global: basta comprometer una fracción para causar caos.
Para los que ya tienen BTC, lo más inteligente es empezar a migrar fondos a carteras resistentes, una acción que muchos considerarán segura y sensata, mientras que otros la verán como un fastidio. Lo que no es opinable es que más vale ser precavido que lamentar.
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