Concesionarios chinos colapsan ante tsunami de EVs
El mercado chino de vehículos eléctricos atraviesa una crisis inédita: concesionarios saturados, guerras de precios que erosionan márgenes y prácticas riesgosas

BYD SEAL. Crédito: BYD. Crédito: Cortesía
En el corazón de la industria automotriz global se libra hoy una batalla silenciosa y peligrosa. No es una guerra de motores ni de tecnología, sino una lucha por la supervivencia de miles de concesionarios chinos asfixiados por un exceso brutal de stock. Lo que ayer era una oportunidad, hoy amenaza con convertirse en un colapso sin retorno.
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Detrás de esta crisis están los ejecutivos que ven cómo ferias enteras parecen ofrecer más autos que compradores, y los lotes acumulan EVs nuevos por doquier.
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La avalancha es tal, que lo que se pensó como impulso a la electrificación se ha transformado en una amenaza sistémica para los distribuidores. Basta recorrer cualquiera de las zonas comerciales para ver filas interminables de autos sin permiso de salida.
Ante esta realidad, retumba la voz de la Cámara de Comercio de Concesionarios de Automóviles en China, que exige frenar de inmediato los envíos de unidades “que no consiguen vender”, pues tolerar esta avalancha solo profundiza la crisis de rentabilidad para los vendedores independientes.
El dilema del exceso de inventario
Desde el interior de la industria se alerta sobre la práctica extendida de automatriculación: marcas que registran sus propias unidades para inflar resultados. Un mecanismo que, según la asociación, “ahora supera los límites de lo razonable”.
El resultado es simple y demoledor: concesionarios que acumulan vehículos nuevos y se ven obligados a liquidarlos con descuentos tan drásticos que operan a pérdida.
Según informa Reuters, el coeficiente de inventario alcanzó 1,42 en junio de 2025, cuando lo considerado saludable se sitúa entre 0,8 y 1,2.
El índice de alerta de inventario se mantiene en el 62,3 %, indicador que tradicionalmente señala sectores en estado crítico. A este paso, la presión no solo será financiera, sino también organizativa y humana.
La advertencia de los líderes del sector
Wei Jianjun, presidente de Great Wall Motor, ha sido contundente: compara la situación con la burbuja inmobiliaria de Evergrande. “Evergrande del automóvil” fue su frase exacta, una señal de alarma que resuena en todas las salas de gerencia. Jianjun advierte que este panorama afecta a entre 3,000 y 4,000 concesionarios, hoy con inventario excesivo que pone en riesgo su viabilidad.
Y no es una exageración; las grandes marcas ya empiezan a reaccionar. BYD, líder con 1,26 millones de unidades vendidas entre enero y mayo (28,9 % del mercado NEV), ha pausado producción y frenado expansiones. En algunas plantas redujeron turnos y cancelaron líneas ante un stock creciente, a pesar de reducir precios por debajo de $8,000 dólares en ciertos modelos.

La intervención del Estado chino
La presión llegó también a Pekín. El Consejo de Estado, encabezado por el primer ministro Li Qiang, se comprometió a contener la “competencia irracional” con herramientas concretas: monitorear precios, controlar el flujo de unidades y asegurar que los proveedores reciben pagos a tiempo.
Se menciona además impulsar medidas para estimular el consumo interno: flexibilizar restricciones a nivel local, promover programas de renovación de flotas y fomentar canjes vehiculares. Todo esto en un contexto donde la demanda crece, pero no lo hace al ritmo de la oferta.
El mercado de coches de nueva energía sigue expansivo. En 2024 vendió cerca de 11 millones de unidades (BEV y PHEV), un aumento del 42 %. Para 2025 se espera que la cifra ronde los 16,5 millones, lo que representará el 55 % del total de ventas de automóviles en China.
Pero la abundancia de modelos —con lanzamientos acelerados que vuelcan modelos anteriores al olvido— ahoga a los concesionarios.
Si hoy no venden, ya no sirve: lo presentado el trimestre anterior no atrae a clientes. Y aunque los constructores reduzcan precio o ajusten producción, el remanente sigue acumulándose.

Las consecuencias ya se sienten: algunos minoristas, como varios puntos de BYD en Shandong, han cerrado por completo. Muchos exigen a las marcas plazos más cortos de pago, objetivos viables de ventas y que no se disimule el cierre de tiendas como una “optimización”.
También advierten: los pasivos provocados por compras a plazos prolongados —un mal menor en condiciones normales— hoy crecen y debilitan la cadena de suministro. Las automotrices enfrentan un dilema difícil: adaptarse o enfrentar réplicas más graves.
Riesgos inminentes en el futuro cercano
Si no se controla este flujo de stock y se ajustan objetivos, varios sectores pueden salir perjudicados. Los proveedores, quienes ahora cobran con retraso; los trabajadores, en riesgo por cierres masivos; y los consumidores, que podrían ver una explosión de precios bajos pero sin valor de reventa real.
Además, se corre el riesgo de una contracción abrupta del mercado, con consecuencias negativas en movilidad urbana, empleo y tecnología automotriz.
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