Estudiantes logran crear un dron híbrido que vuela y se sumerge bajo el agua
El nuevo dron puede despegar y volar como un dron convencional para luego sumergirse y funcionar bajo el agua sin ningún problema

Los nuevos drones se encuentran aún en fase de pruebas pero han demostrado ser capaces de operar en ambos ambientes sin problemas Crédito: Shutterstock
Desde Dinamarca llega una de esas ideas que parecen sacadas de una película de espías: un dron híbrido capaz de volar por el aire y luego sumergirse bajo el agua como si nada. El invento no es obra de una megacorporación ni de un laboratorio con millones en presupuesto, sino de cuatro estudiantes universitarios que decidieron romper los esquemas de lo que un dron convencional puede hacer.
El equipo, conformado por Andrei Copaci, Pawel Kowalczyk, Krzysztof Sierocki y Mikolaj Dzwigalo, desarrolló este prototipo como parte de su tesis de grado en la Universidad de Aalborg. El objetivo era claro: crear una plataforma versátil, liviana y funcional que pudiera operar en entornos mixtos. Y vaya que lo lograron. Este dron puede despegar, volar, aterrizar sobre el agua, sumergirse, nadar bajo la superficie y luego volver a salir disparado al aire sin necesidad de ningún ajuste manual.
La transición entre ambos medios es tan fluida que casi parece mágica, pero detrás de todo hay un despliegue técnico muy bien pensado. Lo más impresionante es que el diseño fue completamente impreso en 3D y ensamblado con componentes de bajo costo, lo que abre la puerta a desarrollos similares sin tener que invertir millones.
Tecnología detrás del invento: hélices con inteligencia mecánica
La clave del funcionamiento de este dron está en sus hélices de pitch variable, es decir, con ángulos ajustables. Cuando el dron está volando, las hélices adoptan un ángulo más agresivo que permite generar suficiente empuje para mantenerse en el aire. Pero cuando entra al agua, ese mismo sistema permite ajustar automáticamente el ángulo de las palas para reducir la resistencia del líquido, facilitando así la navegación subacuática.
Esto también le permite moverse hacia atrás mientras está sumergido, algo que ni siquiera muchos robots submarinos especializados pueden hacer con fluidez. Gracias a este sistema, el dron puede operar de forma eficiente en dos entornos radicalmente distintos, todo con el mismo set de motores y sin piezas móviles adicionales complejas.
El cuerpo del dron fue fabricado mediante impresión 3D con materiales livianos pero resistentes al agua. También incorpora componentes electrónicos programables que le permiten controlar de forma autónoma el cambio de modo entre vuelo y nado, una especie de piloto automático adaptativo que coordina la transición en tiempo real.
Un paso adelante en misiones militares y de rescate
Si bien el proyecto nació en un entorno académico, sus implicaciones prácticas son enormes. En primer lugar, el uso militar es evidente: este tipo de drones híbridos podrían utilizarse en operaciones de reconocimiento en zonas costeras o ríos, donde el aparato podría volar sin ser detectado, aterrizar sobre el agua, sumergirse y continuar su labor sin exponer a ningún soldado.
Además, su capacidad para entrar y salir del agua con rapidez lo convierte en una herramienta ideal para tareas de rescate en entornos complejos como inundaciones o desastres naturales. Un solo dron podría localizar víctimas, enviar imágenes en tiempo real y hasta transportar pequeños suministros médicos sin depender de caminos o rutas terrestres bloqueadas.
También hay un potencial importante en investigaciones científicas, donde este tipo de plataforma podría ser utilizada para monitorear ecosistemas marinos y fluviales de difícil acceso. Lo mismo aplica para inspección de infraestructuras como presas, puentes o plataformas petroleras.
Una plataforma con futuro en la industria tecnológica
Lo que estos estudiantes han hecho va mucho más allá de un simple dron con hélices: han demostrado que es posible crear vehículos robóticos anfibios eficientes sin gastar millones. Es una prueba de concepto que puede inspirar a empresas de robótica, defensa, medioambiente y exploración submarina.
Su supervisor, el profesor Petar Durdevic, ha dejado claro que este proyecto es apenas el comienzo. Ya se están analizando formas de mejorar el diseño, escalarlo para tareas más complejas, y hacerlo más resistente a condiciones adversas como agua salada o presión a mayores profundidades.
También se exploran nuevas aplicaciones con sensores de mayor alcance, cámaras térmicas, y mejoras en autonomía energética. Hoy, el prototipo opera por batería con limitaciones típicas, pero con las mejoras adecuadas, podría alcanzar un rango operativo mucho más amplio.
Este desarrollo se suma a un creciente interés por los vehículos híbridos aire-agua en todo el mundo. Ya ha habido intentos similares en universidades estadounidenses y chinas, pero lo destacable aquí es la simplicidad, el bajo costo y la eficiencia del diseño danés. No es solo una idea prometedora, es una plataforma lista para ser mejorada y adoptada en múltiples industrias.
Dinamarca no suele ser el país que uno imagina al hablar de innovación en drones, pero gracias a estos cuatro estudiantes, eso está por cambiar. Un dron que vuela y nada podría ser la próxima gran herramienta multiusos, y este proyecto marca el inicio de una nueva era donde el cielo y el mar ya no están tan separados como creíamos.
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