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Elon Musk y Tesla firman un contrato clave con Samsung valorado en $16,500 millones de dólares

Tesla y Samsung firmaron un acuerdo por $16,500 millones de dólares para que los surcoreanos se encarguen de fabricar los chips que necesita la compañía

Tesla quiere asegurar tener acceso a chips de última generación para poder integrarlos en sus servicios de conducción autónoma y sus robots

Tesla quiere asegurar tener acceso a chips de última generación para poder integrarlos en sus servicios de conducción autónoma y sus robots Crédito: Shutterstock

Tesla acaba de dar un paso estratégico y millonario en su carrera por liderar la inteligencia artificial en la industria automotriz. La compañía firmó un acuerdo con Samsung valorado en $16,500 millones para la fabricación de sus nuevos chips AI6. Estos procesadores serán el cerebro detrás de tecnologías clave como la conducción autónoma, los robots humanoides Optimus y la futura infraestructura de centros de datos alimentados por IA.

Lo interesante de este acuerdo no es solo el tamaño del contrato, sino que implica una colaboración exclusiva con Samsung Foundry, que fabricará estos chips en su planta de Taylor, Texas. Este movimiento refuerza la estrategia de Tesla de apostar por el diseño interno de chips y depender menos de terceros como Nvidia. Elon Musk fue claro en que la producción de estos chips será una prioridad para él personalmente, asegurando que “caminará la línea” en la fábrica para verificar que todo funcione correctamente.

¿Por qué es tan relevante este trato?

Este contrato no surge de la nada. Tesla ya tiene experiencia trabajando con Samsung: los chips AI4 fueron fabricados por la empresa surcoreana. Mientras tanto, los AI5 están en manos de TSMC, tanto en su planta en Taiwán como en la futura sede en Arizona. La inclusión de Samsung para los AI6 responde a una necesidad de diversificar proveedores y reducir riesgos ante cuellos de botella en la cadena de suministro.

El acuerdo también representa una apuesta a largo plazo. Según el propio Musk, los $16.5 mil millones son solo el monto base del trato. Si el volumen de producción aumenta con el tiempo o si Samsung también fabrica versiones futuras del chip, la cifra total podría superar con creces esa cantidad. Este tipo de contratos también garantiza un horizonte de planificación más estable para Tesla, que podrá controlar mejor la evolución de su hardware personalizado.

Además, el hecho de que estos chips se fabriquen en suelo estadounidense tiene un valor geopolítico importante. En medio de tensiones globales por el dominio en semiconductores, asegurar capacidad local se vuelve un movimiento inteligente. Samsung se beneficiará del programa de subsidios del gobierno de EE. UU., lo cual facilita aún más la viabilidad de la operación.

La batalla por el liderazgo en inteligencia artificial ya no se libra solo con software, sino también con hardware a medida. Y Tesla acaba de posicionarse como un jugador serio y decidido en ambos frentes.

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