Colitis y otras patologías inflamatorias del intestino: la importancia de mantener un colon saludable
El diagnóstico y tratamiento oportuno son fundamentales para controlar los síntomas y prevenir complicaciones de las enfermedades inflamatorias intestinales

Para mantener un colon saludable es fundamental adoptar un conjunto de hábitos que promuevan una buena digestión. Credit: Shutterstock
El colon es la porción más larga del intestino grueso, un órgano hueco y tubular que forma parte del sistema digestivo, y su función principal es absorber agua y electrolitos de los residuos sólidos provenientes de la digestión, formar y almacenar las heces, y también absorber algunas vitaminas, como la K.
Entre las afecciones de este órgano están la colitis y otras patologías que forman parte de las enfermedades inflamatorias intestinales. Las principales enfermedades en este grupo son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
La colitis ulcerosa afecta exclusivamente al colon y al recto, causando inflamación crónica y úlceras en el revestimiento superficial del colon. Esta inflamación comienza generalmente en el recto y puede extenderse de manera continua hacia zonas proximales del colon. Los síntomas incluyen dolor abdominal, diarrea a menudo con sangre, sensación de necesidad urgente de evacuar (tenesmo), fiebre y pérdida de peso. Puede presentarse en cualquier grupo de edad, aunque es más común entre los 15-30 años y de 50-70 años.
Mientras que la enfermedad de Crohn puede afectar cualquier parte del tracto digestivo, desde la boca hasta el ano, pero afecta con preferencia el íleon y el colon. La inflamación en enfermedad de Crohn es transmural (afecta toda la pared intestinal) y discontinua, a diferencia de la colitis ulcerosa. Presenta brotes con períodos de remisión y puede complicarse con estenosis y fistulas. También comparte síntomas con la colitis ulcerosa como dolor abdominal, diarrea, y pérdida de peso, y puede asociarse con problemas extraintestinales como artritis, irritación ocular y enfermedades hepáticas.
¿Por qué es importante su diagnóstico?
Ambas enfermedades, que no tienen cura definitiva, pueden aumentar el riesgo de complicaciones graves, incluyendo cáncer de colon, coágulos sanguíneos, y enfermedades hepáticas. El diagnóstico y tratamiento oportuno son fundamentales para controlar los síntomas y prevenir complicaciones.
Además de estas dos, existen otras formas de colitis inflamatoria menos comunes, como la colitis infecciosa, colitis isquémica y colitis microscópica, aunque no forman parte del conjunto clásico de la enfermedad inflamatoria intestinal.
Tratamientos recomendados
El tratamiento de la colitis y de las enfermedades inflamatorias intestinales se basa principalmente en reducir la inflamación, controlar los síntomas, prevenir complicaciones y lograr la remisión a largo plazo. Las opciones terapéuticas incluyen:
Medicamentos antiinflamatorios. 1) Los 5-aminosalicilatos (por ejemplo, sulfasalazina, mesalamina, balsalazida) son el primer paso en la colitis ulcerosa leve a moderada y actúan directamente sobre la inflamación en el colon. Su uso puede ser oral, enema o supositorio según el área afectada; 2) Los corticosteroides (prednisona, budesonida) se utilizan en brotes moderados o graves para inducir la remisión, pero no se recomiendan para uso prolongado debido a sus efectos secundarios.
Inmunomoduladores e inmunosupresores. Medicamentos como azatioprina, mercaptopurina y metotrexato suprimen la respuesta inmunitaria que perpetúa la inflamación intestinal y se usan para mantener la remisión.
Terapias biológicas. 1) Inhibidores del factor de necrosis tumoral (anti-TNF) como infliximab, adalimumab y golimumab se emplean en casos graves o resistentes a otros tratamientos, bloqueando proteínas inflamatorias del sistema inmunitario; 2) Otros biológicos como vedolizumab, ustekinumab, mirikizumab y risankizumab también están aprobados para colitis ulcerosa que no responde a terapias convencionales1.
Antibióticos. En enfermedad de Crohn, pueden usarse antibióticos como metronidazol y ciprofloxacina para tratar infecciones o complicaciones asociadas.
Cirugía. En casos complicados o cuando el tratamiento médico no es eficaz, puede ser necesario recurrir a la cirugía, como resección intestinal o colectomía, para tratar perforaciones, obstrucciones, hemorragias o enfermedad refractaria.
Otros tratamientos experimentales o complementarios. 1) Granulocitoaféresis para eliminar células inflamatorias sanguíneas en algunos pacientes seleccionados con respuesta clínica a esta técnica; 2) Ciclosporina y tacrolimús en casos graves refractarios a corticosteroides y biológicos, aunque con limitaciones por efectos secundarios.
El tratamiento de la colitis y enfermedades inflamatorias intestinales es multidisciplinario y depende de la severidad, localización y respuesta individual al tratamiento. Incluye fármacos antiinflamatorios, inmunosupresores, biológicos, modificaciones dietéticas y en casos necesarios, cirugía, con el objetivo final de inducir y mantener la remisión, mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones
Importancia de mantener un colon saludable
Para mantener un colon saludable es fundamental adoptar un conjunto de hábitos que promuevan una buena digestión y un equilibrio adecuado en la microbiota intestinal. Los principales consejos incluyen:
Consumir una dieta rica en fibra. Las fibras, presentes en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y semillas (como chía y lino), favorecen el tránsito intestinal al agregar volumen a las heces y suavizarlas, lo que facilita su desplazamiento y ayuda a mantener el colon limpio. Comer una variedad de frutas y verduras coloridas también aporta antioxidantes y nutrientes beneficiosos.
Mantener una hidratación adecuada. Beber al menos 8 vasos de agua al día es vital para evitar heces duras y promover evacuaciones regulares, lo que previene el estreñimiento y la acumulación de toxinas en el colon.
Realizar ejercicio regularmente. La actividad física diaria, por ejemplo, 30 minutos de caminata, trote o bicicleta, mejora el tránsito intestinal, reduce el estrés y contribuye a la salud general del colon.
Incluir probióticos en la dieta. Consumir alimentos fermentados como yogur, kéfir, chucrut, kimchi o suplementos probióticos favorece el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que ayuda a la digestión y protege contra enfermedades del colon.
Evitar hábitos nocivos. No retener las ganas de defecar para evitar la acumulación de toxinas; limitar el consumo de carnes rojas y procesadas, alimentos fritos, azúcar, alcohol y tabaco, pues aumentan el riesgo de enfermedades colonales.
Manejar el estrés y dormir bien. El estrés y el sueño insuficiente afectan negativamente la salud intestinal, por lo que técnicas de relajación y un sueño adecuado son recomendables.
Complementar con vitamina D. La vitamina D, que se obtiene del sol y ciertos alimentos, está asociada con la prevención de enfermedades del colon, incluyendo el cáncer.
Estos hábitos combinados ayudan a promover un colon saludable, reduciendo riesgos de enfermedades inflamatorias, cáncer y trastornos gastrointestinales comunes.
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