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Las Madrinas de los Desaparecidos en LA denuncian los ‘secuestros’ de ICE

Los activistas oran, cantan y marchan para no olvidar a inmigrantes recluidos en el Centro Metropolitano de Detención

"Madrinas de los Desaparecidos" son respaldadas por pastores evangélicos, luteranos y judíos.

"Madrinas de los Desaparecidos" son respaldadas por pastores evangélicos, luteranos y judíos. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Como cada martes al mediodía, decenas de mujeres que forman parte del autodenominado grupo “Madrinas de los Desaparecidos” de Los Ángeles en manos de ICE, oraron, cantaron y marcharon para pedir la liberación de miles de inmigrantes “secuestrados” por agentes de los Servicios de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y cazarrecompensas civiles que lucran ilegalmente con el dolor y miedo de niños y familias completas.  

“Un día de estos me sentaré en la mesa de bienvenida. Me deleitaré con leche y miel. Compartiremos el pan con todos nuestros vecinos. Nos reuniremos con sus familias. Veo una tierra sin fronteras. Todos los hijos de Dios se sentarán juntos”, cantaron las mujeres, dirigidas por Zoe Kisselback.   

Las mujeres pertenecen a diversas denominaciones cristianas y judías, aunque también las acompañan en sus protestas algunos pastores luteranos y evangélicos.  

Emulando a las “Madres de la Plaza de Mayo”, una asociación argentina formada en 1977 durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, con el fin de recuperar con vida a los detenidos desaparecidos, y luego establecer quienes fueron los responsables de los crímenes de lesa humanidad y promover su enjuiciamiento, las “Madrinas de los Desaparecidos” clamaron por justicia frente al edificio de inmigración ubicado, en el 300 norte de la calle Los Ángeles.  

Con cintas de color rosa colgando del cuello, se dirigieron posteriormente a la calle Aliso, hasta llegar al Centro Metropolitano de Detención, en el 525 norte de la calle Alameda.  

Allí, ante la mirada de agentes federales, una a una depositó en el piso margaritas blancas y amarillas como símbolos de paz, resistencia y recordatorio de los “secuestrados” por ICE.  

“Matan el alma”  

Rosa Manríquez, miembro de la Misión Dolores de la Iglesia Católica y de la organización religiosa y de justicia social llamada Clero y Laicos Unidos por la Justicia Económica (CLUE), fue quien tuvo la idea de emular una lucha similar ante las crueles redadas de inmigrantes en junio y julio en Los Ángeles y el sur de California.  

“Las Madrinas de los Desaparecidos” en Los Ángeles dijeron tener varios mensajes en cada vigilia: “No olvidar a la gente secuestrada por ICE y denunciar la tortura que están viviendo por las condiciones en que están viviendo en los centros de detención”, declaró Manríquez.  

 “En otros países, dictadores han secuestrado y además han matado a la gente”, indicó. “Lo que aquí están haciendo es matar el alma. Esa es la línea que ha cruzado el gobierno [de Donald Trump]”.  

Como parte de la ofensiva migratoria en la agenda del presidente Donald Trump y su asesor principal, Stephen Miller, entre el 6 de junio y hacia finales de julio, los agentes enmascarados de ICE y posibles cazarrecompensas grabados en videos lograron detener y arrestar a unas 2,800 personas, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).  

Aunque la administración Trump prometió combatir a los delincuentes violentos para asegurar las calles, datos del propio gobierno muestran que más del 70% de las personas detenidas por el ICE a finales de julio no tenían antecedentes penales.  

De hecho, informes del TRAC Immigration muestran que, entre las 566,945 personas detenidas por ICE y Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), el 71% de quienes se encuentran actualmente detenidos no tenían historial delictivo previo.  
Texas lidera a los estados con 3,087 detenidos, seguido por Luisiana, con 7,379, California, 3,471; Georgia, 2,900 y Arizona, 2,594.  

‘También cayó el Muro de Berlín’  

Con cintas de color rosa intenso bajo el cuello, las “Madrinas de los Desaparecidos” caminaron bajo el calor agobiante, sin desfallecer.  

“Hay más de 90 lecturas bíblicas que urgen a un pueblo que quiere ser bendecido”, expresó Alexia Salvatierra, decana académica del Centro Latino y Profesora Asociada de Misión y Transformación Global en el Seminario Teológico Fuller.  

“En Mateo 25, el Señor dijo que lo que hacemos el extranjero lo hacemos a él. Y si queremos un país bendecido por Dios, tenemos que recibir al extranjero con respeto, con amor. Lo que está pasando es terrible, horrible y es en contra de la constitución de los Estados Unidos y los pactos internacionales”, agregó.  

Manifestó que, de tener la oportunidad le diría cara a cara a Donald Trump y a sus asesores de inmigración que “Dios le ama y por eso Dios está llamándole a amar al prójimo como a sí mismo”.  

Remarcó que el poder de la oración cambia corazones y subrayó lo sucedido con la caída del Muro de Berlín.   

“Todo el mundo dijo que no podía caer, pero gente de muchas iglesias oraron; después salieron a las calles a protestar hasta que un millón de personas vio cumplido el objetivo y cayeron las paredes”, dijo Salvatierra.  

El pastor emérito David Farley, en representación de las Iglesias Metodistas Unidas Echo Park y La Plaza, analizó que el punto común entre las “Madres de la Plaza de Mayo” y las “Madrinas de los Desaparecidos” de Los Ángeles es el ataque de los militares contra los niños y las familias.  

“[Aunque] es difícil, creo que hubo más muertes [en Argentina], pero el nivel de crueldad y el nivel del sistema aquí permite que estos grupos de justicieros criminales encubiertos operen bajo algún tipo de cobertura oficial como sucedió en América Latina. Alla [en Argentina] había habido un golpe de estado, había una dictadura y aquí, como que se entrelaza en todo nuestro sistema”.  

Que depongan las armas  

Son hermanas, hijas, madres y abuelas quienes se unieron para orar frente al Centro Metropolitano de Detención, a donde agentes enmascarados de ICE recluyeron por cientos a inmigrantes para someterlos a posteriores procesos de deportación.  

“Tratamos de animar a la gente, a cualquiera que haya sido secuestrado por ICE que se una a las protestas”, declaró Jennifer Coria, una chica de 25 años e hija de la pastora María Elena Montalvo, de la Iglesia Luterana Evangélica Grace, de la ciudad de Bell.  

Reunidas bajo un intenso calor y los rayos solares quemando a plomo, las mujeres desfilaron alrededor del edificio ubicado en la avenida Alameda, sitio donde la Guardia Nacional y el Ejército de Estados Unidos fueron llamados para reprimir a los manifestantes en contra del maltrato y crueldad de las detenciones y arrestos migratorios.  

“No solamente oramos, sino también damos testimonio de las personas que han sido impactadas”, dijo Jennifer Coria. “De alguna manera elevamos sus voces y pedimos justicia”.  

La vigilia semanal se lleva a cabo frente al Centro Metropolitano de Detención, porque, de acuerdo con Jennifer, “allí las condiciones son terribles: las personas no reciben comida, pasan frío, nadie les busca sus medicamentos, a menos que algún familiar se los lleve”.  

¿Cuál era su mensaje inicial sobre el trato cruel e inhumano de un ser humano contra otro?  

“Queríamos que todos los oficiales depusieran las armas para no dañar a nadie”, dijo la chica. “Oramos y exigimos la liberación de los desaparecidos y alentamos a quienes llevaban a cabo las persecuciones a un cese”, respondió.  

Jennifer y las demás mujeres estuvieron en el sitio para mostrar una presencia humanizadora y desafiar la ilegalidad de las detenciones sin el debido proceso y la violación de la Cuarta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que protege a las personas contra registros e incautaciones irrazonables por parte del gobierno y la Quinta Enmienda.  

“Queremos recordarle a todo Los Ángeles que todas las familias están interconectadas; que somos los hijos e hijas de alguien que ha sido detenido; que hay niños y madres sufriendo”, precisó. “Y nos manifestamos porque amamos a los inmigrantes detenidos; no los olvidamos y no descansaremos hasta que los oficiales [de ICE] depongan las armas, porque cuando comenzaron a arrestar a la gente, se cometieron demasiadas violaciones y mucha gente sufría por la violencia”. 

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