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Toyota se rinde y se alía con China en autos eléctricos

Tras años de escepticismo frente al auto eléctrico, Toyota ha modificado su estrategia global: se apoyará en la industria china para abastecerse de componentes

Toyota Corolla 2025

Toyota Corolla 2025. Crédito: Toyota. Crédito: Cortesía

Es bien sabido que Toyota ha sido símbolo de prudencia tecnológica. Mientras competidores apostaban por electrificar su gama con rapidez, la compañía japonesa defendía la hibridación como la mejor solución intermedia.

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Sin embargo, la realidad del mercado global está demostrando que la transición hacia los vehículos 100% eléctricos avanza con mayor fuerza de la prevista.

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Hoy, esa transformación no se explica sin mirar hacia China. El gigante asiático ha pasado de ser un actor emergente a convertirse en el mayor productor de autos eléctricos del planeta, con capacidad no solo de fabricar millones de vehículos al año, sino de proveer componentes estratégicos a cualquier marca internacional.

Toyota, lejos de mantenerse al margen, ha optado por girar su timón y aprovechar esa potencia industrial para sostener su crecimiento.

La consigna parece clara: si no se puede frenar al competidor, lo mejor es asociarse con él. Y eso es precisamente lo que están haciendo los japoneses, que han encontrado en China un socio ineludible para sus planes de expansión.

China, el nuevo epicentro del automóvil

En pocos años, China ha conseguido lo que ninguna otra nación había logrado: alterar el orden mundial de la industria automotriz. Sus fabricantes producen más vehículos que cualquier otro país, lideran en el desarrollo de baterías y dominan buena parte de la cadena de suministro de minerales esenciales como el litio.

Este poderío ha obligado a gigantes tradicionales como Toyota, Volkswagen y General Motors a replantear sus estrategias. La diferencia es que Toyota, pese a su tamaño y prestigio, ha sido más cautelosa en el salto al eléctrico.

Esa resistencia inicial se ha ido debilitando a medida que los datos muestran cómo marcas chinas, especialmente BYD, han ganado terreno en mercados clave.

La respuesta de Toyota ha sido pragmática: integrar cada vez más piezas y componentes fabricados en China en su cadena de producción internacional. Desde vehículos destinados a Europa hasta los que ensamblará en su nueva base en Tailandia, el suministro chino se ha vuelto indispensable.

Tailandia: el campo de batalla del sudeste asiático

Históricamente, Tailandia ha sido territorio dominado por los fabricantes japoneses. Toyota, en particular, llegó a concentrar junto con sus compatriotas más del 90% de las ventas del país. Sin embargo, en cuestión de pocos años, el panorama ha cambiado drásticamente.

Vienen sorpresas con el Toyota Corolla 2026
Vienen sorpresas con el Toyota Corolla 2026. Crédito: Toyota.
Crédito: Cortesía

Entre enero y mayo de este año, la cuota de mercado de las marcas japonesas cayó hasta el 71%. Mientras tanto, las firmas chinas alcanzaron el 16%, una cifra inédita que refleja la acelerada aceptación de modelos como los de BYD.

Con precios competitivos y una creciente reputación tecnológica, los vehículos chinos se han convertido en una amenaza real para la hegemonía japonesa.

Para hacer frente a este escenario, Toyota ha apostado por reforzar su presencia industrial en la región. La nueva planta en Tailandia se convertirá en su mayor centro de producción en el sudeste asiático.

La estrategia incluye lanzar modelos eléctricos más accesibles a partir de 2028, algunos de ellos fabricados con hasta un 30% de componentes chinos para abaratar costes y mantenerse competitivos.

Modelos nuevos y precios más bajos

El cambio de rumbo de Toyota ya tiene nombres propios. La compañía ha confirmado la llegada de dos nuevos modelos eléctricos: el Toyota C-HR+ y el Toyota Urban Cruiser.

Este último será el más barato de su gama eléctrica, diseñado para captar a un público que busca una alternativa económica frente a marcas emergentes.

Reducir precios en un contexto de inflación global y encarecimiento de las materias primas no es tarea sencilla. Aquí es donde entra en juego la cooperación con China. Al integrar piezas y sistemas procedentes del gigante asiático, Toyota puede reducir costes de producción y ofrecer vehículos más competitivos.

Se trata de un giro estratégico que evidencia cómo incluso el mayor fabricante del mundo ha tenido que adaptarse a la presión de un mercado cada vez más inclinado hacia lo eléctrico y hacia la producción de bajo coste que ofrece China.

Nuevo Toyota Corolla Hatchback FX
Nuevo Toyota Corolla Hatchback FX. Crédito: Toyota.
Crédito: Cortesía

Europa y el nuevo frente competitivo

El impacto del cambio estratégico de Toyota no se limitará al sudeste asiático. Europa es otro de los grandes objetivos de la compañía.

Con regulaciones cada vez más estrictas sobre emisiones y un calendario que acelera la prohibición de motores de combustión, el mercado europeo se ha convertido en un campo de pruebas definitivo para cualquier fabricante.

Toyota ya estudia la posibilidad de producir vehículos eléctricos en suelo europeo, aunque buena parte de los componentes seguirán teniendo origen chino. Esta combinación le permitiría cumplir con las normativas locales y, al mismo tiempo, reducir la dependencia de proveedores costosos de la región.

El ejemplo más claro de este enfoque es el Toyota bZ4X. Aunque su lanzamiento no fue el éxito esperado, en julio pasado se convirtió en el coche eléctrico más vendido en España, superando incluso al Tesla Model 3 y al Tesla Model Y.

El desempeño del modelo ha sido una señal alentadora para la marca, que ahora confía en ampliar su catálogo con propuestas mejor adaptadas a la demanda europea.

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