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Violencia contra la mujer y su impacto en la salud física y mental

La violencia no solo perjudica a la mujer, sino también a sus hijos, familiares y entorno social, afectando la dinámica familiar y la calidad de vida

Violencia contra la mujer y su impacto en la salud física y mental

El impacto de la violencia sobre la salud de las mujeres es devastador y multidimensional. Crédito: Tinnakorn jorruang | Shutterstock

La violencia contra la mujer constituye una de las violaciones de derechos humanos más extendidas y persistentes en el mundo contemporáneo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 736 millones de mujeres (una de cada tres) sufren violencia física o sexual infligida por un compañero íntimo o agresiones sexuales perpetradas por otras personas, una cifra alarmante que se ha mantenido estable durante la última década.

Esta problemática trasciende fronteras geográficas, culturas, niveles socioeconómicos y grupos etarios, manifestándose como un fenómeno estructural que refleja las desigualdades de género profundamente arraigadas en nuestras sociedades.

El impacto de esta violencia sobre la salud de las mujeres es devastador y multidimensional, generando consecuencias que van mucho más allá de las lesiones físicas inmediatas. En 2023, unas 51,100 mujeres y niñas murieron a manos de sus parejas u otros familiares en todo el mundo, lo que representa aproximadamente 140 mujeres asesinadas cada día. Sin embargo, las cifras de mortalidad solo revelan la punta del iceberg de un problema que afecta la salud integral de millones de mujeres a través de traumas físicos, psicológicos y sociales que pueden perdurar durante décadas. Menos del 40% de las mujeres que experimentan violencia buscan algún tipo de ayuda, lo que subraya la necesidad urgente de abordar las barreras que impiden el acceso a servicios de protección y atención.

Impacto en la salud física

La violencia puede causar lesiones visibles como hematomas, fracturas, quemaduras, y daños internos difíciles de detectar. Más allá de las lesiones directas, las mujeres maltratadas presentan una mayor incidencia de enfermedades crónicas como dolor crónico, problemas gastrointestinales, migrañas, enfermedades cardiovasculares, diabetes y problemas respiratorios.

Además, están más propensas a desarrollar neoplasias (cánceres) y pueden retrasar la detección temprana de enfermedades graves como el cáncer. La salud sexual y reproductiva también se ve gravemente afectada, con riesgos incrementados de embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual (incluido VIH), trastornos menstruales, dolor pélvico crónico y complicaciones durante el embarazo que afectan tanto a la madre como al bebé.

Impacto en la salud mental

Las secuelas psicológicas de la violencia son las más persistentes y devastadoras. La violencia psicológica, en particular, es sutil, pero altamente destructiva, generando trastornos como ansiedad, depresión, estrés postraumático, bajas en la autoestima y problemas cognitivos.

El trauma puede afectar áreas cerebrales relacionadas con la memoria y el procesamiento emocional, lo que agrava los trastornos mentales. Además, muchas mujeres desarrollan conductas de riesgo como consumo de alcohol o drogas, y pueden presentar trastornos alimenticios.

Consecuencias sociales y familiares

La comprensión integral de estos impactos es fundamental para desarrollar estrategias de prevención, detección temprana y atención especializada que aborden tanto las necesidades inmediatas como las consecuencias a largo plazo en la salud y bienestar de las mujeres.

La violencia no solo perjudica a la mujer, sino también a sus hijos, familiares y entorno social, afectando la dinámica familiar y la calidad de vida. La exposición a la violencia también puede tener un impacto psicológico en los niños que son testigos o víctimas indirectas de estos actos.

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