Se derrumban mitos: comer más proteína animal podría reducir ligeramente la mortalidad por cáncer
Los científicos no observaron asociaciones diferenciales entre el riesgo de mortalidad y las proteínas dietéticas de origen vegetal y animal

Las proteínas animales contienen todos los aminoácidos esenciales en cantidades suficientes. Crédito: nadianb | Shutterstock
Un estudio reciente revela que la ingesta de proteínas animales no está relacionada negativamente con el riesgo de mortalidad. Contrario a creencias anteriores, se observa una asociación moderada que sugiere un efecto protector contra el cáncer en adultos.
La investigación fue publicada originalmente en Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism.
Los científicos no observaron asociaciones diferenciales entre el riesgo de mortalidad y las proteínas dietéticas de origen vegetal y animal.
Contraste con investigaciones previas
Los resultados contradicen estudios anteriores que vinculan un alto consumo de proteínas animales con un aumento en el riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares (ECV). La investigación basadas en NHANES III destaca la importancia de distinguir entre el origen de las proteínas.
En Estados Unidos y Canadá, la ingesta diaria recomendada (IDR) de proteínas se establece en 0,8 g de proteína/kg/día para una buena salud. Sin embargo, el rango de proteína alimentaria dentro de los rangos aceptables de distribución de macronutrientes (RAMD) es varias veces superior a la IDR. No existe una recomendación clara sobre qué cantidad de ingesta de proteína alimentaria es beneficiosa, especialmente en la población de mayor edad.
Los participantes del estudio que consumían proteínas vegetales no mostraron asociación entre la ingesta de proteínas y el riesgo de mortalidad por todas las causas, ECV y cáncer, al evaluarse con incrementos de 5 o 10 g. No se observó asociación con la mortalidad por todas las causas o ECV en el caso de la proteína animal al evaluarse con incrementos de 5 o 10 g. Aun así, se observó una asociación inversa significativa con la mortalidad por cáncer. La introducción simultánea de proteína animal y vegetal en el modelo de riesgo mostró resultados similares.
Llama la atención que la Asociación Nacional de Ganaderos de Carne Vacuna financió el estudio, aunque los autores informaron que el patrocinador no tuvo ningún papel en su diseño, análisis o interpretación.
Implicaciones para la salud pública
Este análisis plantea preguntas sobre las recomendaciones actuales de ingesta de proteínas, especialmente entre la población adulta mayor. Se requiere una reevaluación de la percepción pública y profesional sobre los beneficios de las proteínas en la dieta diaria.
Los autores subrayan la necesidad de realizar más estudios para comprender mejor la relación entre las ingestas de proteínas animales y vegetales, el cáncer y la mortalidad. Se sugiere considerar otros biomarcadores en futuras investigaciones para obtener una evaluación más precisa.
Diferencia en la calidad de proteínas animal y vegetal
Las diferencias en la calidad de las proteínas de origen animal y vegetal son principalmente:
Composición de aminoácidos esenciales. Las proteínas animales contienen todos los aminoácidos esenciales en cantidades suficientes, por lo que se consideran de alto valor biológico. En cambio, las proteínas vegetales suelen carecer de uno o más aminoácidos esenciales, por lo que se consideran de menor calidad a menos que se combinen diferentes fuentes vegetales para complementar estos aminoácidos.
Digestibilidad. Las proteínas animales se digieren y absorben con mayor facilidad en comparación con las proteínas vegetales, que pueden estar acompañadas de fibras y antinutrientes que dificultan su digestión y absorción. Cocinar las proteínas vegetales mejora su digestibilidad.
Concentración proteica. Las proteínas de origen animal suelen tener una mayor concentración de proteína por unidad de alimento que las proteínas vegetales, lo que implica que se necesita consumir mayor cantidad de alimento vegetal para obtener la misma cantidad de proteína.
Nutrientes asociados. Las proteínas animales pueden contener más grasas saturadas y colesterol (excepto el pescado azul, que aporta grasas saludables omega-3), mientras que las proteínas vegetales generalmente vienen acompañadas de fibra, antioxidantes y grasas insaturadas, beneficiosas para la salud cardiovascular.
Otros aspectos. Las proteínas animales aportan ciertas vitaminas como B12, que no están presentes en los vegetales, y suelen tener mejor valor biológico para la recuperación muscular y la fuerza. Además, la producción de proteínas vegetales suele ser más económica y ambientalmente sostenible.
Comparativamente, las proteínas animales son completas y de alta digestibilidad, mientras que las proteínas vegetales pueden ser de menor calidad individualmente, pero con una adecuada combinación y preparación pueden aportar una buena calidad proteica en una dieta equilibrada. Entre ambas existen también diferencias en nutrientes asociados y en impacto ambiental.
No todas las proteínas animales son igual
Por otra parte, estudios han revelado la actuación de las distintas proteínas animales en el organismo.
Hallazgos de Syster Study señalan que el consumo de carne roja puede aumentar el riesgo de cáncer de mama invasivo, mientras que el consumo de aves de corral puede estar asociado con un riesgo reducido. Por ende, sustituir la carne roja por aves de corral podría reducir el riesgo de cáncer de mama.
Rol de las proteínas en la salud muscular
Las proteínas juegan un rol fundamental en la salud muscular, especialmente en adultos mayores, ya que contribuyen a mantener la masa y fuerza muscular, previniendo la sarcopenia, que es la pérdida gradual de masa y función muscular con la edad. Este mantenimiento muscular es clave para conservar la independencia física y reducir el riesgo de caídas, fracturas y fragilidad general.
Las proteínas estimulan la síntesis de proteínas musculares, favoreciendo la reparación y el crecimiento del tejido muscular. Además, los adultos mayores tienen una necesidad mayor de proteínas que los jóvenes porque el cuerpo procesa menos eficientemente las proteínas con la edad. Una ingesta adecuada ayuda a preservar la movilidad, la salud ósea, y también contribuye a funciones inmunitarias y cognitivas, mejorando la calidad de vida y reduciendo discapacidades funcionales.
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