Científicos reintroducen lobos en Yellowstone y vuelven a crecer árboles tras más de 80 años
El brote se originó en zonas estériles dentro de la zona

La especie ha ayudado a controlar la población de alces en Yellowstone. Crédito: EFE
El Parque Nacional Yellowstone se ha convertido en escenario de una de las historias de restauración ecológica más sorprendentes de las últimas décadas. Y es que luego de la reintroducción de lobos grises en la zona, en 1995, las poblaciones de fauna se equilibraron al grado de crear un efecto dominó en el ecosistema.
Ahora, por primera vez en más de 80 años, científicos han documentado el crecimiento de nuevos álamos jóvenes en el norte del parque, un fenómeno que parecía imposible hasta hace poco.
Un equilibrio natural restaurado
Estudios recientes, publicados por medios como The Washington Post, señalan que la recuperación de estos árboles está directamente relacionada con el regreso de los grandes depredadores, los cuales fueron reintroducidos en 1995, siendo este año el que ha mostrado los resultados documentados.

La presencia de lobos redujo drásticamente el número de alces, que en ausencia de control habían devorado los brotes de álamos durante generaciones. Con menos presión de herbivoría, la vegetación volvió a prosperar.
La clave está en lo que los ecólogos llaman “cascada trófica”, la cual consiste en el efecto que tiene un depredador cuando se incorpora a un ecosistema, su influencia se extiende a múltiples niveles de la cadena alimenticia.
En Yellowstone, la presencia de lobos obligó a los alces a cambiar sus patrones de movimiento y redujo su población de cerca de 18,000 ejemplares a unos 2,000. Como consecuencia, los jóvenes álamos finalmente pudieron crecer sin ser devorados en sus primeras etapas.
Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón registraron que en más de un tercio de los sitios estudiados los álamos muestran un crecimiento vigoroso, alcanzando alturas que no se veían desde la década de 1940. En otros sectores, aunque la recuperación es más lenta, los signos son claros: la diversidad vegetal está aumentando y con ella regresan aves, insectos y otras especies dependientes de estos bosques ribereños.

Más allá de los lobos: un ecosistema en transformación
Si bien los lobos fueron el catalizador, los científicos subrayan que no actúan solos. Osos y pumas también contribuyen a mantener bajo control a los alces, reforzando este proceso de regeneración. A medida que los álamos se expanden, los suelos se estabilizan, los cursos de agua se benefician y los hábitats se vuelven más ricos para la fauna silvestre.
A pesar de lo anterior, investigadores también llegaron a la conclusión de que este renacer se debe a variaciones en el clima.
Previo a su reintroducción, el lobo gris (Canis lupus) fue eliminado de Yellowstone en 1930 debido a campañas de erradicación impulsadas por la caza intensiva y políticas federales, provocando un desequilibrio profundo.
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