¿Qué hacer?: consejos para padres sobre cómo guiar a sus hijos ante la intensa exposición a las redes sociales
Los niños están expuestos a la violencia por diversas vías, incluso sin intención de buscarla
Es un impulso básico de los padres querer proteger a los niños para que no se enteren del mundo inseguro en el que viven. Crédito: Nicoleta Ionescu | Shutterstock
Las imágenes del tiroteo donde fue víctima Charlie Kirk se han diseminado rápidamente en las redes sociales, exponiendo a niños y adolescentes a contenidos perturbadores. Este fenómeno pone de manifiesto la realidad de un entorno digital donde la información violenta es fácilmente accesible.
Cabe aquí la pregunta que lamentablemente los padres de hoy en día deben plantearse con cada vez mayor frecuencia: ¿Cómo hablar con sus hijos sobre lo que está sucediendo, lo que ven y lo que oyen?
Pero vendarse los ojos ante este tipo de situación tampoco desaparecerá la realidad.
Exposición y mundo digital
Es un impulso básico de los padres querer proteger a los niños para que no se enteren a “temprana edad” del mundo inseguro en el que viven.
“Que los padres asuman que sus hijos no están expuestos a esto simplemente no es una buena manera de abordarlo”, afirma Jodi Quas, profesora de psicología en la Universidad de California, Irvine. “Los niños hablan en la escuela, escuchan a los maestros, a los adultos y a sus padres”, apunta a Associated Press.
Expertos advierten que la protección excesiva puede ser contraproducente. Los niños están expuestos a la violencia por diversas vías, incluso sin intención de buscarla. Esto se ve agravado por los teléfonos, tabletas y otras tecnologías que conectan a los niños con el mundo, incluso si los padres intentan establecer límites de pantalla o controles parentales.
“En este mundo adulto, uno podría pensar fácilmente que es muy fácil protegerse de esto; claro que no es necesario verlo, claro que se puede ignorar”, afirma Kris Perry, directora ejecutiva de Children and Screens: Instituto de Medios Digitales y Desarrollo Infantil. “Pero lo que ocurre con los niños, especialmente en las redes sociales, es que los algoritmos son tan sofisticados y la información está tan adaptada a ellos que se debería asumir que el niño ha estado expuesto a este evento a través de una fuente que no se eligió”, afirma.
Comprender el conocimiento de los jóvenes
Los padres deben indagar sobre lo que sus hijos saben de los eventos. La desinformación puede surgir de imágenes editadas o malinterpretaciones.
“Podría ser que los jóvenes estén viendo imágenes reales del evento, o que hayan sido manipuladas o modificadas mediante software de edición o inteligencia artificial”, dice Elyse Anderson, profesora asociada de trabajo social en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Columbia. “Por eso, es fundamental que nos hagamos una idea de lo que creen saber”.
Autocuidado emocional de los padres
Antes de dialogar con sus hijos sobre eventos trágicos, los padres deben gestionar sus propias emociones. Ser un modelo efectivo depende de la estabilidad emocional que puedan proporcionar.
Recomiendan que, si los padres quieren tranquilizar a sus hijos sobre su seguridad o hablar con ellos sobre lo que han visto o sobre acontecimientos nacionales, deberían tomarse el tiempo de reconocer primero sus propios sentimientos y pensamientos.
“Los padres tienen que detenerse, respirar hondo y estar preparados para poder procesar sus propios sentimientos antes de empezar a hablar con su hijo, para estar más estables y poder escuchar con atención y ser menos reactivos”, dice Perry.
¿Cuándo un niño está afectado emocionalmente?
Las señales de que un niño está afectado emocionalmente por la exposición a contenidos violentos en redes sociales incluyen:
- Cambios notables en el comportamiento, como aumento de agresividad, irritabilidad, tristeza o retraimiento emocional.
- Ansiedad, depresión y mayor angustia emocional, manifestándose en conductas como baja autoestima, miedo, o problemas para dormir.
- Evitar o retraerse de situaciones sociales que antes disfrutaba, mostrando desinterés por actividades y personas.
- Respuestas emocionales negativas evidentes frente al uso de dispositivos, como enojo o disgusto cuando ve contenido violento o cuando se le limita el acceso.
- Necesidad constante de aprobación social en redes, lo que puede generar ansiedad y problemas de autoestima.
- Uso excesivo o descontrolado de redes sociales, dificultando la concentración y el control emocional.
Estos efectos pueden ser tanto a corto como a largo plazo, afectando la salud mental y el desarrollo emocional del niño. La exposición a la violencia virtual normaliza la agresión y puede llevar a que el niño reproduzca ese comportamiento o experimente problemas psicológicos serios como ansiedad y depresión.
Establecer un diálogo abierto y continuo
El caso de un niño sorprendido por las noticias del tiroteo resalta la importancia de mantener un diálogo constante. Las conversaciones sobre violencia y seguridad deben ser adaptativas y continuas a medida que los hijos crecen y se enfrentan a nuevos desafíos en el mundo digital.
También te puede interesar: