¡Duermes pero no descansas!, ¿qué puede estar pasando que afecta tu calidad de vida?
Las diferencias en las necesidades de sueño entre adultos y niños afectan varios aspectos importantes, tanto en cantidad como en calidad

Los trastornos del sueño son más comunes de lo que creemos. Credit: Lysenko Andrii | Shutterstock
No poder dormir bien acarrea múltiples problemas y afecta considerablemente la calidad de vida. Por muchos factores puede estar ocurriendo esto, y es conveniente que lo conozcas.
En el presente te mostramos las consecuencias fisiológicas y cognitivas de no poder dormir bien y los riesgos para la salud y seguridad personal que ello conlleva.
Pero lo principal es que la persona entienda que no dormir suficiente es perjudicial e impacta definitivamente en tu bienestar.
Consecuencias de no dormir bien
Fatiga crónica. Esta es una de las principales consecuencias de no dormir bien. Es una condición que se caracteriza por sensaciones de agotamiento físico y mental persistente, interrumpiendo procesos de reparación celular. Si no se duerme lo suficiente, se interrumpen los procesos reparación y regeneración celular, y las personas podrían llegar sufrir de desequilibrios hormonales, advierten en el portal Bupa Salud.
Pérdida de habilidades cognitivas. Deterioro de la memoria y concentración, con riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. La privación del sueño afecta negativamente al cerebro, pudiendo incluso interferir en el rendimiento académico o laboral.
Menor rendimiento físico. Provoca la dificultad en la recuperación muscular, la reparación de los tejidos, regeneración celular y el aumento de la debilidad general.
Riesgos de accidentes. Cuando se está agotado por no pudo dormir bien, se corre el riesgo de sufrir un accidentes. Se da una disminución en la concentración y tiempos de reacción, aumentando el potencial de lesiones en actividades cotidianas.
Depresión y ansiedad. La privación del sueño provoca alteraciones en el equilibrio químico del cerebro que pueden llevar a trastornos del estado de ánimo.
Riesgo de enfermedades cardiovasculares. Este es uno de los problemas que más preocupación genera la falta de sueño, y es una de las principales causas de muerte en todo el mundo.
Debilitamiento del sistema inmunológico. En el período de sueño y descanso el cuerpo libera células que ayudan a combatir las infecciones y las enfermedades, si por algo se interrumpe el proceso, se produce un desajuste.
Enfermedades crónicas. Aumento del riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión arterial y obesidad.
Envejecimiento prematuro. Generalmente, las personas que tienen una mala relación con el sueño y descansan poco, suelen tener problemas con la piel, por la formación de arrugas, la pérdida de elasticidad y la aparición de manchas.
Estrategias para mejorar la calidad del sueño
Existen una infinidad de estrategias para lograr conciliar un mejor sueño y evitar el insomnio, por acá le recomendamos solo algunas:
Establecimiento de rutinas de sueño. Definición de horarios consistentes para acostarse y levantarse.
Limitar exposición a pantallas. Se recomienda la reducción del uso de dispositivos electrónicos antes de dormir para mejorar la calidad del sueño.
Evitar consumir estimulantes. Reducción del consumo de cafeína y estimulantes al menos 6 horas antes de dormir.
Necesidades de sueño según edad
Las diferencias en las necesidades de sueño entre adultos y niños afectan varios aspectos importantes, tanto en cantidad como en calidad, con implicaciones en el desarrollo, comportamiento y salud general.
Los niños requieren significativamente más horas de sueño que los adultos. Por ejemplo, los recién nacidos duermen entre 14 y 17 horas diarias, y los niños en edad escolar entre 9 y 12 horas. En contraste, los adultos generalmente necesitan entre 7 y 9 horas por noche, y los adultos mayores menos de 7 horas.
En cuanto al ciclo de sueño, el de los niños tiene un porcentaje más alto de sueño REM (fase de sueño ligero y donde ocurren los sueños vívidos), que puede ocupar hasta el 50% de su ciclo de sueño, mientras que en los adultos este porcentaje es cerca del 20%. Además, los ciclos de sueño en los niños son más cortos (45-50 minutos) comparados con los adultos (90 minutos). En los adultos, el sueño REM disminuye con la edad, afectando la calidad del sueño.
Por otra parte, el sueño es fundamental para el desarrollo físico y cognitivo en los niños, ya que durante el sueño el cuerpo libera hormonas de crecimiento y refuerza el sistema inmunológico. La falta de sueño en los niños puede manifestarse como hiperactividad, problemas de atención, trastornos del comportamiento y dificultades de aprendizaje. En los adultos, la falta de sueño suele provocar irritabilidad, somnolencia y bajo rendimiento.
Finalmente, los patrones de sueño de los niños incluyen más siestas y un sueño más fragmentado, mientras que los adultos tienden a tener un sueño más consolidado y continuo. La adaptación de las rutinas de sueño a estas diferencias es clave para un buen descanso y bienestar en ambas etapas de la vida.
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