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‘No se trata solo de libros, se trata de cultura, conexión y un poco de magia’

Ante el cierre de bibliotecas públicas en el área, educadora en Bell instala una librería comunitaria que permite a niños y adultos seguirse empoderando

Angie Zamora, educadora, muestra la biblioteca comunitaria.

Angie Zamora, educadora, muestra la biblioteca comunitaria. Crédito: Janette Villafana | Impremedia

A la sombra de la sombrilla de su jardín, en una soleada tarde de miércoles, Angie Zamora, educadora, organiza una selección de libros en tres carritos de metal colocados frente a su casa en la ciudad de Bell.

Este año, Zamora abrió su propia biblioteca gratuita en su casa tras el cierre de varias bibliotecas públicas en el área.

“Se cerraron tres bibliotecas locales: la de aquí en Bell, la de Maywood, la de Southgate, y hubo una cuarta que también cerró”, explicó Zamora. “Me pregunté a mí misma: ¿qué mejor momento para empezar que ahora? Siempre he querido hacer esto”.

La biblioteca llamada Witchy Little Library tiene como objetivo llevar el poder de la palabra escrita a los niños de la comunidad y a todas las personas que buscan un acceso fácil, rápido y gratuito a los libros.

A Zamora le preocupa que con los recortes federales, se siga limitando en el sureste de Los Ángeles, el acceso a la educación, especialmente a los libros y a la literatura.

“Es muy importante tener acceso a los libros porque es como aprendemos”, explica. Es por eso que valoramos la importancia de que los libros estén al alcance de todos, especialmente de la comunidad latina, donde tanto se necesita.

Angie Zamora abrió su propia biblioteca gratuita en su casa tras el cierre de varias bibliotecas públicas.
Crédito: Janette Villafana | Impremedia

A diferencia de otras bibliotecas comunitarias gratuitas, que suelen ser cajas independientes situadas en la banqueta, la suya ofrece un enfoque más íntimo. En Witchy Little Library la gente puede entrar al jardín del hogar, hojear los libros, llevarse hasta tres, devolverlos al día siguiente y llevarse otros tres libros.

“Me encantan las conversaciones que tengo con la gente, pero también me gusta dejarlas ser”, explica Zamora. “Es entonces cuando capturo momentos hermosos, como adultos que se convierten en niños cuando encuentran un libro que les encantaba cuando eran más jóvenes”.

Zamora subraya que la diferencia entre una biblioteca pública y la que ella instala en su jardín, es que con ella se pueden llevar un libro para siempre y en las bibliotecas públicas siempre lo tienen que entregar.

Su deseo de ofrecer libros gratuitos a otras personas no solo surge de las necesidades que observa en su comunidad, sino también de una forma de honrar a su abuelo, quien le compró sus primeros libros, en una época en la que ella empezó a desarrollar el amor por la lectura.

Zamora aún recuerda vívidamente estar sentada en el suelo de la biblioteca con su abuelo, mirando docenas de libros sobre magia y brujas. Siempre se ha sentido conectada con un poder superior.

“Esta biblioteca es un homenaje a mi abuelo Benjamín y a las raíces de mi familia en El Salvador y Guatemala”, explica Zamora. “Él creía en mí como su brujita y me enseñó la importancia de ayudar a los demás”.

La educadora recordó que en algunas de las conversaciones con quienes visitan la biblioteca, se ha enterado de que hay niños que nunca han pisado una biblioteca.

Zamora recuerda que de pequeña asistía a las ferias anuales del libro que se celebraban en el recinto escolar, donde no le alcanzaba para comprar ningún libro. Un problema que siguió observando de adulta en las ferias del libro de sus hijos en la escuela.

“Ver a algunos niños llegar con 2 o 3 dólares, preguntando si les alcanza para el libro que quieren y no poder obtenerlo es desgarrador”, explica. “Esta es mi forma de ayudar. No me malinterpreten, está bien ir a la feria del libro, pero aquí pueden conseguir libros gratis”.

Su pequeña biblioteca tiene libros para todas las edades y sus estanterías están divididas en secciones: libros para adultos, libros de aprendizaje temprano y una colección cada vez mayor de libros en español, una petición que ella está cumpliendo después de que alguien se los pidió.

Zamora planea ofrecer pequeños obsequios como lápices, calcamonías y otras sorpresas que le den a los visitantes la sensación de estar en una feria del libro comunitaria.

“No se trata solo de libros, se trata de cultura, conexión y un poco de magia”, subraya la educadora. “La biblioteca es un espacio para la sanación, la alegría y la comunidad”.

Nota producida bajo el programa California Local News Fellowship de la universidad de Berkeley

Witchy Little Library

Si desea visitar la biblioteca comunitaria o donar libros, visítela aquí: 4888 Bell Ave, Bell, CA 90201

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