EE.UU. baja al 15% los aranceles a autos europeos
Washington reduce del 27.5% al 15% los impuestos sobre vehículos y repuestos importados desde Europa, lo que supone un importante punto de inflexión
BMW X3. Crédito: BMW. Crédito: Cortesía
El comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea vive un momento de distensión. Tras años de tensiones por políticas comerciales y subsidios industriales, ambos bloques alcanzaron un acuerdo que reduce significativamente los aranceles sobre automóviles y autopartes europeas.
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A partir de este mes, el gravamen pasa del 27.5% al 15%, una reducción sustancial que busca impulsar la competitividad, equilibrar el comercio bilateral y fortalecer la cooperación económica. La medida tiene efecto retroactivo desde el 1 de agosto, beneficiando tanto a fabricantes como a proveedores de piezas esenciales como motores, transmisiones y sistemas eléctricos.
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Según fuentes del Departamento de Comercio de Estados Unidos, el objetivo es “crear condiciones más equitativas para la competencia internacional y fomentar la innovación industrial”. Además, el pacto se enmarca en una política más amplia de reconciliación comercial que también incluye alivios en sectores como el farmacéutico, aeronáutico y de materias primas.
Fabricantes europeos celebran un respiro financiero
La noticia fue recibida con entusiasmo por los gigantes de la industria automotriz europea. Marcas como Volkswagen, BMW, Mercedes-Benz y Stellantis podrían ahorrar millones en costos aduaneros y logísticos.
Analistas estiman que esta rebaja podría incrementar entre un 10% y un 15% la competitividad de los vehículos europeos en el mercado estadounidense, donde compiten directamente con modelos de Ford, General Motors y Tesla.
En la práctica, la medida permitirá a los fabricantes reasignar recursos hacia innovación tecnológica y movilidad sostenible. Las plantas de producción en Alemania, Francia e Italia reducirán gastos de exportación, destinando más fondos a la investigación de motores eléctricos, baterías de nueva generación y conducción autónoma.
De acuerdo con un comunicado de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), esta política “refuerza el puente comercial entre ambos lados del Atlántico y abre la puerta a una competencia más justa, especialmente en un contexto de transición energética global”.
¿Verán los consumidores precios más bajos?
La pregunta inmediata para los compradores en Estados Unidos es si esta rebaja arancelaria se traducirá en precios más bajos en los concesionarios. En teoría, sí. Con menores impuestos de importación, los distribuidores podrían ajustar los precios finales, sobre todo en el segmento premium, donde los autos europeos tienen una fuerte presencia.
Expertos calculan que el impacto podría reflejarse en descuentos de entre un 5% y un 8% en modelos como el Audi A5, el BMW Serie 3 o el Mercedes-Benz Clase C, dependiendo de la estrategia comercial de cada fabricante.

Sin embargo, los analistas advierten que factores externos como el tipo de cambio euro-dólar, los costos de transporte marítimo y las estrategias internas de precios podrían moderar este efecto. Según proyecciones de la consultora Cox Automotive, los consumidores estadounidenses notarán los primeros ajustes visibles durante el primer trimestre de 2026, una vez que las nuevas condiciones logísticas se consoliden.
Persisten los retos: acero y aluminio siguen con aranceles altos
A pesar del avance, no todas las tensiones comerciales han sido resueltas. Los aranceles sobre acero y aluminio europeos se mantienen en un 50%, y recientemente se extendieron a más de 400 categorías adicionales de productos derivados.
Esto representa un obstáculo importante para los fabricantes que dependen de materiales europeos para producir chasis, carrocerías y componentes estructurales. El alto costo de estos insumos podría neutralizar parte del beneficio obtenido por la reducción en los impuestos a los vehículos.
Un vocero de una firma alemana comentó bajo anonimato que “el verdadero desafío no está en los autos terminados, sino en la cadena de suministro. Mientras el acero y el aluminio sigan gravados, el margen de beneficio seguirá limitado”.
La rebaja arancelaria no solo busca dinamizar las ventas de automóviles, sino también servir como punto de partida para una nueva fase de cooperación transatlántica. Tanto Washington como Bruselas reconocen que la transición hacia la movilidad eléctrica y las energías limpias exige un entorno comercial estable y colaborativo.
Los próximos meses pueden ser clave para definir si este acuerdo se expande a otros sectores.
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