¡No es el peso, es la condición física!, se debe priorizar el movimiento sobre la dieta, advierten expertos
La presión social y los intentos de perder peso han provocado que el 80% de quienes logran adelgazar recuperen el peso en cinco años
El enfoque debe estar en la salud, no en el peso. Crédito: ViDI Studio | Shutterstock
La obesidad en Estados Unidos afecta a más del 40% de los adultos según cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Este fenómeno ha llevado a una creciente obsesión por las dietas y el control del peso.
Este factor, entre otros, ha podido hacer a buena parte de la población a desviar la perspectiva sobre que la importancia no es fundamentalmente perder peso, sino mantener una adecuada condición física.
Claro, esto no es ingenuo, está influenciado por la industria de la pérdida de peso y que nos venden a diario dietas catalogadas casi de “mágicas”.
Industria de la pérdida de peso: un mercado en expansión
Con un valor estimado en $143,000 millones de dólares en 2022, se proyecta que el mercado de pérdida de peso alcanzará los $299,000 millones de dólares para 2030. La proliferación de medicamentos como los GLP-1 contribuye a esta tendencia.
La presión social y los intentos de perder peso han provocado que el 80% de quienes logran adelgazar recuperen el peso en cinco años, generando problemas de salud física y mental conocidos como efecto yo-yo.
Enfoque en la salud, no en el peso
Expertos como la Dra. Lisa Erlanger, profesora clínica de medicina familiar en la Universidad de Washington en Seattle, subrayan que centrarse en el estado físico y la salud cardiovascular es más efectivo que las dietas restrictivas. Aumentar la actividad física reduce el riesgo de enfermedades crónicas.
“Conocemos muchas maneras de mejorar la salud de las personas sin necesidad de perder peso. Simplemente, aumentar el número de pasos o la fuerza muscular, a largo plazo, puede
reducir las probabilidades de padecer cáncer, depresión y diabetes, además del riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad por todas las causas”, recogió sus declaraciones CNN.
Modificar la dieta es esencial, pero el enfoque debe estar en mejorar la calidad de los alimentos, como incrementar el consumo de frutas y verduras, en lugar de obsesionarse con la pérdida de peso.
Factores que afectan la obesidad
Investigadores destacan que diversos factores, incluidas las porciones grandes y los alimentos ultraprocesados, han contribuido a la epidemia de obesidad desde 1980. Además, los químicos y ciertos virus pueden influir en el aumento de peso.
De allí lo fundamental de conocer la biología del cuerpo humano, que responde a la restricción calórica con mecanismos que dificultan la pérdida de peso a largo plazo. La genética y los factores biológicos juegan un papel crucial en el mantenimiento del peso.
Priorizar el movimiento sobre la dieta
Las recomendaciones son claras: en lugar de seguir dietas, aumentar la actividad física es clave para mejorar la salud. Realizar actividades placenteras como caminar o bailar beneficia tanto el cuerpo como la mente.
“La investigación es concluyente: si quieres mejorar tu salud no debes hacer dieta, debes
salir a caminar”, afirma contundentemente Erlanger. “Pero cada vez más personas quieren ser más delgadas, no más saludables”.
La salud debe ser la prioridad en vez de la apariencia. Escuchar a tu cuerpo y moverte es esencial para un bienestar duradero.
Forma de aumentar la actividad física día a día
Las mejores formas de aumentar la actividad física en el día a día incluyen incorporar pequeños cambios y hábitos prácticos que promuevan el movimiento constante. Algunas recomendaciones clave son:
- Caminar diariamente, comenzando con 10 a 15 minutos e ir aumentando progresivamente la duración y la intensidad de las caminatas, como caminar rápido para aprovechar el ejercicio cardiovascular.
- Utilizar escaleras en vez de ascensores, empezando poco a poco y aumentando el esfuerzo con el tiempo.
- Realizar tareas domésticas activas como limpiar, ordenar y cocinar mientras se está en movimiento, incluso bailar al ritmo de la música para hacerlo divertido.
- Incluir pausas activas en el trabajo o en el estudio cada 60-90 minutos para estirarse o caminar.
- Usar tecnología como relojes o apps para recordar moverse y registrar la actividad diaria.
- Establecer hábitos pequeños que se puedan anclar a rutinas actuales, por ejemplo, hacer algunos ejercicios al levantarse o después de cepillarse los dientes.
- Planificar la semana para incluir momentos específicos de ejercicio y recompensarse para mantener la motivación.
Estas estrategias facilitan incorporar más movimiento en la rutina diaria sin que las demandas de tiempo sean grandes obstáculos, promoviendo la constancia y el bienestar físico y mental.
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