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ChatGPT en jaque: el “plan de emergencia” de OpenAI ante el empuje de Google Gemini

OpenAI quiere acelerar las mejoras en ChatGPT para poder competir con Gemini 3 y mantenerse a la cabeza del desarrollo de IA

OpenAI quiere que su principal foco sea la mejora y optimización de ChatGPT para poder recuperar su posición lider en el sector de la IA

OpenAI quiere que su principal foco sea la mejora y optimización de ChatGPT para poder recuperar su posición lider en el sector de la IA Crédito: Shutterstock

OpenAI está viviendo uno de sus momentos más tensos desde el lanzamiento de ChatGPT, hasta el punto de que en la compañía hablan internamente de un auténtico “code red” por el avance que ha logrado Google con Gemini 3

Sam Altman ha enviado un memorando a los empleados dejando claro que la prioridad absoluta pasa ahora por mejorar ChatGPT, incluso si eso implica frenar otros proyectos como los anuncios, los agentes de IA para compras o salud y el asistente personal Pulse.

El mensaje de fondo es cristalino: OpenAI sabe que ya no juega sola en la liga de la IA generativa y que el liderazgo que parecía incuestionable se ha vuelto, como mínimo, discutible. 

El “code red” de OpenAI y el golpe de Gemini 3

Según ha trascendido, Altman ha calificado la situación como un “code red” interno, una especie de alarma máxima que obliga a reorganizar equipos, priorizar recursos y reunirse a diario solo para hablar de cómo hacer que ChatGPT vuelva a sentirse un paso por delante de la competencia. La decisión llega justo después del lanzamiento de Gemini 3, el modelo de Google que está dominando los rankings de benchmarks y que, en varios tests públicos, ha superado a los modelos más avanzados de OpenAI. 

No es solo una cuestión de métricas técnicas: Gemini 3 ha sido recibido como la confirmación de que Google, que durante años pareció ir a rebufo de OpenAI, ha conseguido ponerse a la altura e incluso por delante en algunos escenarios. Eso se está notando ya en el tráfico: algunos análisis apuntan a que OpenAI habría perdido alrededor de un 6% de sus usuarios desde el lanzamiento de Gemini 3, una señal preocupante en un mercado donde la inercia y el efecto red lo son todo. 

ChatGPT por encima de los anuncios y los agentes

El giro estratégico es contundente: OpenAI ha decidido pausar o ralentizar proyectos clave que hace apenas unos meses parecían el futuro de su negocio. Entre ellos están las iniciativas de publicidad dentro de ChatGPT, los agentes de IA para shopping y salud, y el desarrollo del asistente personal Pulse, pensado para ser una especie de “copiloto” permanente de la vida digital del usuario. 

En lugar de diversificarse agresivamente, Altman ha ordenado concentrar el tiro en el producto que lo empezó todo: hacer que ChatGPT sea más rápido, más fiable y mucho más personal. Internamente se habla de mejorar la personalización, reducir las respuestas lentas o inconsistentes y pulir el comportamiento del modelo para que responda mejor a un abanico más amplio de preguntas sin caer en bloqueos injustificados o respuestas excesivamente conservadoras. También hay presión para reforzar la parte de razonamiento y las capacidades de generación de imágenes, dos áreas donde OpenAI quiere volver a marcar diferencias frente a Gemini 3. 

Recuperar un liderazgo que ya no es tan claro

Durante buena parte de la era post-ChatGPT, en Silicon Valley se daba casi por hecho que OpenAI estaba uno o dos pasos por delante de Google en modelos de lenguaje, tanto en capacidades como en percepción de marca. Ahora la narrativa se ha invertido: Gemini 3 está encabezando muchas tablas de rendimiento y Google presume, con datos en mano, de superar a GPT en la mayoría de benchmarks públicos. No ayuda que OpenAI haya tenido problemas recientes con versiones de GPT que usuarios percibieron como más “frías”, menos útiles en tareas sencillas y demasiado temerosas a la hora de responder. 

Para una empresa que todavía no es rentable y que necesita justificar inversiones multimillonarias en infraestructura, perder impulso justo ahora sería un lujo que no puede permitirse. De ahí que este “code red” no sea solo una respuesta técnica, sino también un movimiento de imagen: OpenAI quiere enviar una señal al mercado, a los usuarios y a los socios estratégicos de que va a pelear por recuperar la corona, aunque para ello tenga que aparcar, al menos temporalmente, sueños más ambiciosos como convertirse en una gran plataforma de anuncios o en el sistema operativo invisible de todos tus agentes de IA. 

En el fondo, el mensaje que lanza Altman es tan simple como contundente: si ChatGPT deja de ser claramente el mejor chatbot, todo el castillo de naipes de OpenAI se tambalea. Por primera vez desde 2022, Google ha conseguido que en OpenAI miren hacia Mountain View con verdadera preocupación, no solo respeto, y eso por sí solo marca un cambio de época en la carrera por la IA generativa. 

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