Draymond Green brilló en la paliza de Warrios a Cavaliers por el segundo juego de las NBA Finals
Con 28 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias, Draymond resultó determinante para tomar ventaja 2-0 en la serie que sigue el miércoles en Cleveland
OAKLAND.- Tiene la boca gigante. Grita y provoca. Agita con la mirada. No le teme a nada porque se siente seguro. Aquí se mueve con autoridad y se golpea el pecho cuando las luces lo enfocan. Muestra sus músculos cuando nadie lo puede tener. Es bravucón por naturaleza.
En el segundo juego de la final de la NBA, Draymond Green fue el hombre de la noche. Una aplanadora de energía que hace apenas un año y medio se puso como objetivo bajar 20 kilos en un verano para poder ser titular en los Warriors. Fue campeón en 2015 con Golden y este domingo, este muchacho de 26 años de Michigan, fue determinante para que su equipo pusiese la serie final 2-0 con un apabullante 110-75 sobre los Cavaliers.
Ni LeBron ni nadie pudo detener la furia de Green que anotó 28 puntos, tomó 7 rebotes y dio 5 asistencias. Aplastante.
El mítico Jerry West, en medio de la temporada de los Warriors, calificó a Green de esta manera: “Golden State tiene a dos de los diez mejores jugadores de la NBA. Green es el jugador más infravalorado de la liga y punto. No sé por qué no está entre los diez mejores jugadores del momento”. Y anoche Green demostró por qué es uno de los jugadores más versátiles de la competencia. En el tercer cuarto, se encargó de desactivar a Cleveland que se advirtió impotente al depositar todo el juego en las manos de LeBron que luchó hasta donde le dio la energía.
En 2012 llegó a Golden que lo eligió en la trigésima quinta posición del Draft. No fue simple para él entrar en la alineación titular. Pero Steve Kerr lo empujó a mejorar su condición atlética y así en el verano de 2014 realizó un trabajo específico y se sometió a una dieta estricta para perder 20 kilos. Allí comenzó su explosión.
La noche del domingo pagó cada centavo de lo que gastaron los Warriors por él. Porque es verdad que no tuvo su mejor versión en la final de la Conferencia del Oeste ante Oklahoma City y la pasó mal ante Adams. Anoche en el Oracle Arena puso de rodilla al estadio y lo convirtió en un hervidero. Green demostró que la franquicia no se equivocó cuando desembolsó 80 millones de dólares por él por las cinco próximas temporadas.
El número 23 de los Warriors hizo que fuese un detalle la buena noche de Klay Thompson con 17 puntos y que la producción de Curry con 18, fuese apenas aceptable. Fue también Green el que llenó de impotencia a Love, Irving y a LeBron, que ahora necesitarán el miércoles próximo ganar en Cleveland para acortar la distancia.
“¿Quién sabe hasta dónde podemos llegar? El cielo es el límite”. Una frase de Draymond Green que permite comprender absolutamente todo..