Las cinco cosas que cambiaron en el mundo con el Canal de Panamá
Tuvo un efecto transformador sobre el planeta
Como la mayor obra de ingeniería de su época y ciertamente una de las más ambiciosas de todos los tiempos, el Canal de Panamá tuvo un efecto transformador sobre el planeta incluso desde antes de que empezara a ser construido.
Pero los impactos más duraderos de este paso artificial, que tiene más de un siglo y cuya ampliación se inaugura este domingo, probablemente no sean los que usted se imagina.
Efectivamente, el canal recortó significativamente la distancia entre los puertos de los océanos Atlántico y Pacífico, y revolucionó el comercio mundial al permitir grandes ahorros en tiempo y dinero para un mundo que todavía hoy utiliza los mares para mover la mayor parte de su carga.
Pero, por razones de geografía, solamente afectó un número limitado de rutas. Y, aunque útil, no resultó clave para el desarrollo de Estados Unidos, el país que lo construyó, administró hasta principios de siglo y cosechó durante ese tiempo la mayor parte de sus beneficios.
En cambio al canal -inaugurado el 15 de agosto de 1914- se le puede atribuir, sin ninguna duda, la paternidad de la República de Panamá.
Y también desarrollos inesperados como la prosperidad de la isla caribeña de Barbados y el nacimiento del gigante de la aviación Boeing en Seattle.
Aquí, BBC Mundo le presenta una lista de cinco cosas que cambiaron en el mundo por cuenta del Canal de Panamá.
1. Un nuevo país en el mapa de Centroamérica
Durante mucho tiempo una provincia más de la actual Colombia, la independencia definitiva de Panamá se hizo realidad en noviembre de 1903 gracias al interés estadounidense en el proyecto canalero.
Para ese entonces el gobierno de EE.UU. ya había adquirido los derechos de la compañía francesa dueña de la primera concesión, pero no había logrado llegar a un acuerdo satisfactorio con las autoridades colombianas.
Y el impaciente presidente estadounidense Teodoro Roosevelt decidió resolver el impasse apoyando las pretensiones independentistas de los habitantes del istmo, quienes rápidamente pagaron el favor con un nuevo y generoso trato.
“No hay nada que sugiera que si EE.UU. no hubiera anclado sus naves en ambas costas de Panamá, impidiendo la llegada de las tropas colombianas, el movimiento independentista panameño habría tenido éxito”, explicó Noel Maurer, coautor de The Big Ditch (“La gran zanja”), una historia política y económica del Canal de Panamá.
“Y es casi 100% seguro, tan seguro como se puede estar cuando se analizan los acontecimientos históricos, que si EE.UU. no hubiera tomado esa decisión Panamá hoy todavía sería parte de Colombia”, le dijo el académico a BBC Mundo.
Los análisis de Maurer en “La gran zanja”, sin embargo, sugieren que durante mucho tiempo la nueva nación no se benefició particularmente del canal excavado en su territorio.
Sería sólo con la entrega del mismo al estado panameño, el 31 de diciembre de 1999, que éste pasaría a convertirse en un verdadero motor de desarrollo para la nación, generando ingresos directos (más de US$8.590 millones desde el año 2000 a la fecha) y múltiples oportunidades.
2. Progreso para una pequeña isla caribeña
Para muchos será un sorpresa, pero los números de Maurer sugieren que para encontrar el mayor beneficiario del Canal de Panamá hay que moverse unos 2.300 kilómetros hacia el este.
Ahí está la isla de Barbados: actualmente el 51 país más rico del mundo en términos de Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y uno de los más importantes centros financieros del Caribe.
Y todo en buena medida gracias a la construcción del canal, pues fue ahí que EE.UU. encontró la mano de obra necesaria para sacar adelante su ambicioso proyecto.
Unos 19.900 barbadenses fueron contratados por el canal (44% de toda la mano de obra empleada en la construcción). A ellos habría que sumar unos 25.000 emigrantes por cuenta propia, procedentes de una isla cuya población apenas superaba los 150.000 habitantes.
Y la prosperidad llegó no sólo por las remesas enviadas de regreso a casa sino por su impacto sobre el mercado laboral local, que tuvo que empezar a pagar mejores salarios, incorporar mujeres y tecnificar la industria azucarera, principal actividad económica de la isla.
Según Maurer, una consecuencia significativa de todo esto fue un dramático aumento en el número de pequeños propietarios y el rápido crecimiento del sector bancario.
Y “el dinero de Panamá” también ayudó a consolidar un sistema de seguridad social de Barbados, que en 1921 ya cubría al 94% de la población y sirvió para elevar significativamente su nivel educativo, transformando a la isla para siempre.
3. Campaña modelo de salud pública
No fue sólo la tecnología y un diseño mejor adaptado a la difícil geografía panameña lo que permitió a EE.UU. triunfar ahí donde habían fracasado los franceses.
Igual de importante fue su habilidad para acabar con la malaria y la fiebre amarilla, enfermedades que diezmaron a los trabajadores de la malograda aventura francesa.
Y aunque el vínculo entre mosquitos y enfermedades ya había sido identificado algunos años antes por el cubano Carlos Finlay –y los principios para controlar el contagio puestos en práctica en Cuba durante la guerra hispano-estadounidense de 1898– sería su exitosa aplicación en Panamá la que terminaría dándole visibilidad mundial al modelo.
Los números hablan por sí solos: se estima que en las labores de construcción del canal fallecieron en total 25.609 personas.
Pero 22.819 de estas muertes se produjeron durante la administración francesa, en su mayoría por las enfermedades que EE.UU. lograría combatir tan efectivamente más tarde.
Y el mérito corresponde fundamentalmente al epidemiólogo estadounidense William Gorgas, quien anteriormente había estacionado en Cuba y fue el encargado de diseñar la campaña de salud pública más ambiciosa de su tiempo
Para Maurer, el esfuerzo por erradicar la malaria y la fiebre amarilla sería la principal contribución del proyecto canalero a Panamá, luego del canal mismo. Y las lecciones aprendidas en el proceso beneficiaron a todo el mundo.
4. Un imperio… pero de la aviación
No es un secreto que, desde el inicio, Estados Unidos concibió el Canal de Panamá como una pieza fundamental para su consolidación como potencia mundial tanto en el plano económico como militar.
Pero los números de Maurer sugieren que el canal no fue un factor fundamental en la expansión estadounidense de inicios del siglo XX, a pesar de que el país del norte recibió el grueso de sus beneficios financieros: equivalentes al 0,2% de su Producto Interno Bruto anual de durante las primeras dos décadas.
El canal, sin embargo, sí tuvo un efecto transformativo sobre ciertas regiones, sobre todo el noroeste estadounidense, que logró aumentar considerablemente el mercado interno para su producción maderera.
Y esas ganancias fueron las que permitieron a William Boeing, en ese entonces presidente de una maderera en el estado de Washington, empezar una pequeña compañía aérea y sostenerla en sus primeros momentos.
“Para la Segunda Guerra Mundial, Boeing ya había cambiado dramáticamente la economía en el aérea de Seattle”, apunta Maurer.
“Sin el Canal de Panamá, toda la región del noroeste de EE.UU. y una parte importante de Canadá se hubieran desarrollado mucho más lentamente, y en una forma muy diferente a como lo hicieron”.
5. Aprovechando el crecimiento de China
El de Seattle no es el único ejemplo de una región transformada gracias a la construcción del Canal de Panamá. Y las ventajas tampoco se limitaron a Estados Unidos.
Entre los primeros beneficiarios, por ejemplo, también se destacan Chile y Japón, gracias al abaratamiento del transporte de sus productos hasta la costa este de EE.UU. y, en menor medida, hacia la Europa atlántica.
Y el canal ha servido como un potenciador del boom económico de China, facilitando su aprovechamiento por parte de países como Argentina, Brasil e incluso regiones de Estados Unidos.
“La demanda de carbón, por ejemplo, ha disminuido mucho en Estados Unidos. Pero el Canal de Panamá está permitiendo a muchas regiones productoras de carbón exportar su producto al este de Asia”, indicó Maurer.
“No es lo mejor para el planeta, pero es bueno para los mineros del este de EEUU”, le dijo a BBC Mundo.
Y aunque el impacto del canal sobre productos como la soya brasileña no es tan dramático (pues las necesidades de China garantizan la demanda, más allá del canal), Maurer cree que los costos que habría que enfrentar en ausencia del canal hubieran reducido y ralentizado el boom en la demanda de commodities que tanto ha beneficiado a Latinoamérica.
“No se puede decir que sin el Canal de Panamá las cosas serían completamente diferentes, pero muchos cambios seguramente se habrían producido más lentamente”, concluyó el académico.