¿Quiere AMLO desaparecer a las instituciones que lo critican?
Las medidas que ha tomado el presidente durante sus primeros siete meses de gobierno han generado polémica
MEXICO – Muchos años han pasado desde que el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador mandó “al diablo” a las instituciones, desde que sus enemigos usaron esa frase para mostrarlo como un “dictador” que no acata los procesos democráticos y jurídicos, pero una vez el poder, la duda prevalece: ¿Quiere desaparecer a las instituciones que lo critican?
Por ahora ya desacató abiertamente a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que, desde principios de año, ha emitido más de 20 recomendaciones para que el gobierno federal corrija los abusos que ha cometido contra la población ––que van de violencia contra la sexualidad de la mujer a torturas y muertes–– y simplemente no se acepta corregir las culpas a pesar de que lo prometió AMLO en campaña.
Pero la gota que derramó el vaso fue la última recomendación, la número 38 del pasado 25 de junio, para que el Ejecutivo devuelva el presupuesto que quitó a las estancias infantiles que operaban a través de particulares que garantizaban ciertos estándares de calidad y que ahora él piensa dar a los padres directamente, el presidente dijo que la recomendación es “una vergüenza” y que no haría caso de ella.
“El desacato (aunque no viola la ley porque no es obligatorio) sí representa un golpe a la institución, pero todavía el presidente no elimina a las instituciones, sino que las ha amenazado: del dicho al hecho aún hay distancia”, advirtió Khemvirg Puente, analista político de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Desde antes que tomara posesión, AMLO descalificó a los funcionarios Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), por ejemplo, por ganar mucho y “hacer nada”; una vez en el poder, ha dado a entender que podría desaparecer la institución mientras ésta le pide cuentas: el INAI es el intermediario para que los ciudadanos exijan datos no públicos del gobierno.
En los últimos días de este mes, diversos mexicanos han solicitado, a través del INAI–– que Presidencia diga oficialmente qué tipo de autos usa para trasladarse, más allá de lo el presidente ha dicho en actos públicos, que usa una jetta y no le gustan las escoltas. También pidieron que se diga cuánta gente lo ayuda en viajes y conferencia de prensa.
Porque tras bambalinas, en rumores entre periodistas y entre su propio equipo, se dice que tiene un equipo grande al que se le conoce extraoficialmente como “Servidores de la Nación” que cobra por sus servicios y nadie sabe de él, sin embargo, se negó la información, los ciudadanos insistieron y en esas están.
“El presidente se quiere alzar por encima del Estado de Derecho”, advirtió el diputado de oposición Juan Carlos Romero, quien ha reprochado al primer mandatario convertir la Guardia Civil en un disfraz de militarización además de que puso a la cabeza de la institución a un ex mando de la Secretaría de la Defensa aunque por ley se prohíbe. AMLO dice que el mando ya no está en funciones y, por tanto, es civil. El caso ya se encuentra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Para el analista Puente, el debilitamiento de las instituciones es, por ahora, más bien político. Por ejemplo: si el mismo presidente desmiente las cifras oficiales, éstas pierden credibilidad, pero siguen ahí. “Otro asunto sería que desapareciera las cifras: ahí sí sería de cuidado y, por ello, hay que estar alertas”