Hombre paga más de $100 a mujeres para cumplir sus deseos fetichistas tan inusuales

Las obsesiones por ciertas partes del cuerpo o por determinados objetos y acciones son algo más habitual de lo que se cree

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Crédito: My London WS

Un trabajador de la ciudad de Londres ha divulgado que paga unos $120 dólares por cumplir uno de sus deseos fetichistas, que le agarren de la ropa interior y tiren fuerte. La práctica se debe realizar en público.

El hombre, que quiere que su identidad permanezca en secreto, cree que su fetiche comenzó cuando los matones se lo hacían de pequeño en la escuela..

Según le explico a My London es “la combinación perfecta de humillación, dominación y dolor“.

El joven de 26 años explicó: “Es difícil decir cuándo el pensamiento de esto que me hacían de pequeño cambió de pesadilla (que los acosadores le hacían) a algo que ahora me gusta.

Confiesa que de pequeño soportó maltrato de este tipo. Su escuela era bastante brutal, admite.

“Recuerdo una ocasión en particular, alrededor de los 15 años, que me subieron a la rama de un árbol por mi ropa interior y me dejaron allí. Recuerdo que un grupo de chicas simplemente se quedó allí riéndose de mí y luego continuó camino a clase.

“Para agregar más daño a la lesión, tuvieron que ayudarme los maestros  a bajar. No puedo decir que esa fue la ocasión en que comenzó el fetiche, pero ciertamente recuerdo vívidamente a ese grupo de chicas.

Desde entonces ha crecido para disfrutar la experiencia, y prefiere que las mujeres lo hagan porque es “más humillante”.

“Si te cuelga la ropa interior, eres incapaz de detenerlo, y solo la idea de la ropa interior, que es algo tan privado, que te la saquen y la exhiban es vergonzosa”.

“Además, existe el dominio que la persona tiene sobre ti cuando te está atrapando. No hay nada que puedas hacer, solo tienes que lidiar con el dolor: alguien que tiene tanto poder sobre ti es emocionante”.

Bobby dijo que recibe que practica esta experiencia cada dos semanas, aunque varía.

Gasta cientos de dólares al mes en su fetiche, por suerte puede permitírselo.

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