Esperan que se aclare crimen
La memoria de César Rodríguez ha sido honrada varias ocasiones por altos funcionarios del Sheriff y sus compañeros del programa Explorer
César Rodríguez era un niño cuando recorría las calles con su hermano mayor, Héctor, jugando a que eran agentes del Sheriff. Desde entonces anhelaban patrullar juntos. Hace casi un año, no obstante, una bala truncó un sueño por el que César ya había dado importantes pasos.
Era la madrugada del 28 de agosto de 2011 cuando el carismático líder del programa Explorer de la estación del Sheriff de Norwalk murió instantáneamente por un balazo que le pegó en la cabeza. Tenía 19 años y recién había iniciado el proceso para ingresar a esa corporación policiaca.
En el tiroteo también falleció Larry Villegas, de 24 años. A él le dieron en la espalda. Las víctimas estaban con un grupo de familiares y amigos que habían ido a cenar y regresaban a la casa de uno de ellos, Héctor Rodríguez -quien estaba presente- escuchó al menos 15 disparos, pero él estaba dentro de la propiedad y no pudo ver a los agresores, ni a su auto.
“Primero pensé que eran cohetes, pero un amigo me empujó y caí al suelo. Fue cuando escuché que le habían pegado a César. Me paré, corrí a su carro y lo encontré ya muerto”, contó con tristeza.
La herida no ha cicatrizado para esta familia, que cada viernes visita la tumba de César, localizada en la parte alta del panteón Rose Hills de Whittier. Uno de tantos motivos es porque siguen esperando justicia.
“Es difícil no saber quién fue, si quien lo mató anda entre nosotros”, dijo George, de 28 años, el hijo mayor del matrimonio Rodríguez. “Duele llegar todos los días de trabajar y ver a mi mamá llorando, a mi papá llorando afuera”, comenta con la mirada ausente.
Existen distintas hipótesis en torno a este homicidio. Una es que se trató de una confusión porque en el lugar donde murió César solían reunirse pandilleros, aunque él y sus amigos se dirigían a la casa por la parte trasera del terreno, dividido en tres viviendas.
“Es un homicidio de alta prioridad para el Sheriff, como todas las muertes”, mencionó el detective Michael Rodríguez, sin proporcionar detalles del caso. “Todavía estamos obteniendo información”, dijo.
Ni el explorador, ni Villegas -recalcó el detective- estaban involucrados en pandillas.
La memoria de Rodríguez -considerado por sus familiares como un muchacho alegre, justo y fanático del cantante de música grupera Gerardo Ortiz- ha sido honrada varias ocasiones por altos funcionarios del Sheriff y sus compañeros del programa Explorer.
En su primer aniversario luctuoso, la próxima semana, se realizará una ceremonia religiosa en el cementerio Rose Hills y una marcha que partirá del sitio donde falleció, a pocas cuadras de su casa.
“Nada nos liberaría de tanta tristeza y presión, pero detener a la persona que fue culpable de esto impedirá que siga en la calle”, comentó Héctor, quien pidió al público denunciar a los asesinos.
“Ver lo que nos ha pasado a mis padres, a mi hermano y a mí, todo lo que yo vi, no se lo desearía ni a mi peor enemigo”, subrayó Héctor frente a la tumba de su hermano, donde cada viernes coloca un rosario y las llaves de su carro, como invitándolo a salir con ellos a divertirse.
Para denunciar cualquier información sobre el asesinato de César Rodríguez llame al (323) 890-5500 de la Oficina de Homicidios del Sheriff de Los Ángeles, o al 1-800-222-8477 de Crime Stoppers.