Comerciantes de ‘swap meets’ buscan recuperarse del golpe del coronavirus
Tras el cierre por casi tres meses, se sienten bendecidos de volver a trabajar
Bajo estrictas medidas de precaución contra el coronavirus, Irma Vázquez reabrió animada su puesto de juguetes y llaves en el “swap meet” – tianguis o mercado de pulgas en español – de la ciudad de Commerce en el condado de Los Ángeles, donde ha trabajado desde 2016.
“El cierre por tres meses fue un golpe muy duro. Me asusté y me afectó mucho porque mi trabajo en el swap meet es mi principal sostén económico. De ahí vivimos mi madre y yo”, dice esta comerciante de origen mexicano.
Los swap meets en Los Ángeles reabrieron al público el sábado 6 de junio. Son sitios muy frecuentados por la comunidad latina que va en busca de mercancía de remate, a precios que puede regatear. Particularmente el swap meet de la ciudad de Commerce abre sábados, domingos y martes.
Y han abierto con reglas muy específicas: vendedores y compradores deben portar mascarillas; y no se permiten más de tres personas por puesto. Hay guardias de seguridad que se encargan de vigilar que los requisitos sean cumplidos; y se han colocado letreros que enseñan al público las condiciones para que entren al mercadillo bajo la nueva normalidad impuesta por el coronavirus.
A Irma, el cierre del tianguis la agarró además con deudas. “Constantemente estamos comprando mercancía cuando sale una buena oportunidad para tener más ganancias a futuro. Así que es muy difícil que podamos ahorrar”.
Ella pensó que la emergencia por el COVID-19 duraría un mes a lo mucho, pero cuando vio que la pandemia iba para largo, se puso a vender mascarillas, guantes y desinfectantes para manos. “Les llamé por teléfono a todas mis amistades, y empecé a promoverme en las redes sociales. Eso me ayudó a salir con algunos gastos como pagar mis tarjetas de crédito”.
El regreso a las ventas en el swap meet de Commerce, la entusiasmó bastante después de meses de angustia. “Se ve poca gente. Muchos no traen mascarillas, pero nosotros tenemos para venderles”.
Agrega que disponen de geles antibacteriales en cada puesto, y se le pide a la gente que no toque nada que no sea de su interés.
Panorama difícil
Irma anticipa que la reactivación económica va a tardar por el desempleo y el miedo al coronavirus. “Hay poca clientela, y todo está muy caro, empezando por la comida. Es exagerado el aumento de precios a más del doble en los mercados”.
Considera que la pandemia les quitó la libertad y la seguridad. “Mucha gente piensa que esto nos puede volver a suceder porque no hay todavía una vacuna. Por eso están comprando lo necesario, dejando el lujo a un lado”.
Pero está convencida que los clientes van a regresar al swap meet por los precios y el trato más personalizado que reciben en comparación con los establecimientos comerciales tradicionales.
Y a pesar de los meses de estrés vividos por el virus, dice que ella decidió no quedarse sentada en el sillón de su casa a esperar que la desgracia la alcanzara. “Estados Unidos sigue siendo un país de oportunidades. Él que no la hace aquí, no la hace en ninguna parte”.
Fuerte impacto
Cresencio Bacilio dice que la cuarentena le afectó demasiado porque no pudo abrir su negocio de frutas y raspados en el swap meet de Commerce del que depende su familia de seis.
“Durante siete años ha sido mi fortaleza económica. Busqué alternativas para vender, pero no se dieron. Perdimos el 80% de los ingresos, al grado que tuvimos que buscar bancos de comida para alimentar a los tres menores de la familia”.
Al reabrirse el swap meet, dice que las ventas no han estado al 100% “como era de esperarse”. Sin embargo, comparte que están tratando lo mejor que pueden de ponerle buena cara y muchas ganas al negocio.
“Los clientes ya querían que abriéramos, y lo bueno es que este swap meet de Commerce tiene mucho reconocimiento entre los consumidores”, dice sin poder ocultar su felicidad por regresar a su puesto de frutas.
Confianza en el futuro
Mary Hernández Sánchez da gracias a Dios porque se reabrió el swap meet de Commerce, donde desde hace tres años, pone su lonchera Tacos Mary estilo Guerrero, México, de la que viven cuatro familias.
“Estamos felices de regresar y echándole ganas de nuevo”.
Dice que lograron sobrevivir los meses sin trabajo con los pocos ahorros que tenían. Incluso trataron de poner la lonchera afuera de su casa, pero no tuvieron éxito con las ventas.
Les preocupa un poco que aún no los dejen poner mesas y sillas para que la gente pueda comer en el tianguis, pero esperan que pronto haya luz verde. “Todo lo que vendemos ahora es para llevar”.
Aún cuando la clientela no llega en los números de antes de la pandemia, Mary está muy optimista. “Primero Dios este coronavirus se va ir poco a poco, y vamos a tener mucho trabajo. Por lo pronto, estamos muy bendecidos de regresar a vender nuestra comida que tanto le gusta a la gente que viene al swap meet de Commerce”.