Estudio revela la necesidad de comunidades latinas de obtener primero la vacuna contra el COVID-19
El estudio reveló que el 70% de este grupo vive en vecindarios con las tasas más altas de condiciones de salud preexistentes como la diabetes.
Norma Valeriano está desesperada por la falta de dinero para pagar la renta de su apartamento. La mujer de 62 años y su esposo, de 64 años rentan una vivienda del sur de Los Ángeles pero ya deben dos meses de renta que son más de $2,000. El dueño les ha dado hasta el 25 de este mes para saldar su cuenta.
Pese a que los números de contagio del COVID-19 están aumentando nuevamente, Valeriano se ha visto en la necesidad de volver a salir a vender sus artículos misceláneos, entre semana en su local sobre la avenida Central y los fines de semana en las calles de la calle San Pedro. Su esposo trabaja haciendo limpieza de oficinas.
“Nos estamos arriesgando pero no hay de otra, tenemos que sacar dinero”, dijo Valeriano.
Indicó que ya se han hecho el examen del COVID-19 en cuatro ocasiones, con el cotonete en la nariz, con saliva y de sangre. En todos han salido negativos.
Por ahora ella espera que la vacuna contra el COVID-19 esté disponible ya que cree que esta va a ser la solución para sus constantes preocupaciones del contagio del virus.
“Yo si me la pondría en cuanto antes porque así no está dando uno lastima y puedo trabajar sin preocupaciones”, dijo Valeriano. “No podemos tener miedo porque el miedo lo compromete a uno”.
Claudia Vigil, vendedora ambulante del sur centro de Los Ángeles, dijo que ella sale a vender con mucho temor, pero debe hacerlo ya que tiene gastos que cubrir. En su casa también viven sus padres, que son de la tercera edad y su hijo menor de edad.
“Yo soy la única que trabajo, tengo que sacar para las utilidades, para lo que necesitamos”, dijo Vigil.
Contó que hasta ahora debe seis meses de renta y en su caso el dueño le ha permitido que pague poco a poco su deuda.
Vigil de igual forma dijo que en cuanto esté disponible la vacuna contra el COVID-19 se la pondría principalmente para no poner en riesgo a sus padres. Añadió que cuando sea ofrecida al público ya no será un experimento si no una seguridad.
Tanto Vigil como Valeriano pudieran llegar a ser de las primeras personas del público en general en el condado de Los Ángeles que reciban la vacuna contra el COVID-19, si los funcionarios electos y de la salud siguen las recomendaciones de expertos.
Un estudio publicado el miércoles por expertos en planificación urbana y salud pública de la UCLA, indica que áreas como el Sur de Los Ángeles y el este del Valle de San Fernando tienen vecindarios caracterizados por una alta cantidad de minorías raciales, bajos ingresos y falta de seguro médico, entre otros factores que los hace más vulnerables a la infección del COVID-19.
Paul Ong, director del Center for Neighborhood Knowledge de UCLA y uno de los coautores de la investigación, dijo que las personas que viven en estos vecindarios conocidos como vulnerables también enfrentan carencias en el lugar de trabajo y la vivienda.
“Tienden a vivir en barrios muy densos, barrios con muy poco espacio abierto. Debido a sus bajos ingresos, habitan en viviendas muy hacinadas con un gran número de miembros de la familia y todos esos factores los ponen en riesgo”, dijo Ong.
El estudio reveló que el 70% de los latinos viven en vecindarios con las tasas más altas de condiciones de salud preexistentes como diabetes, obesidad y enfermedades cardíacas, además de mala salud en general e inseguridad alimentaria. El primer lugar lo ocupan los afroamericanos con el 73%.
Posibles soluciones
Los investigadores desarrollaron un modelo predictivo que señala qué poblaciones de vecindarios del condado de Los Ángeles tienen mayor riesgo de infectarse con el COVID-19.
El modelo ofrece un mapa interactivo del condado de Los Ángeles vecindario por vecindario, basado en cuatro indicadores importantes que muestran la vulnerabilidad de las personas al contagio del COVID-19. Estas son condiciones médicas preexistentes, barreras para acceder a la atención médica, características del entorno construido y desafíos socioeconómicos.
Ong dijo que aparte de identificar los vecindarios de alto riesgo, la investigación espera brindar información para ayudar a los gobiernos, las organizaciones comunitarias sin fines de lucro y al sector privado a identificar mejor las necesidades y prioridades de estos vecindarios.
“Esto es a medida que avanzamos hacia la siguiente etapa, tal vez otra ola de COVID-19, infecciones y muerte, etc., y a medida que avanzamos, en términos de vacunas, creo que es importante que reconozcamos la necesidad de los servicios de estos vecindarios”, dijo Ong.
Añadió que otro componente es la difusión para hacer llegar la información sobre la disponibilidad de servicios médicos y las vacunas.
“Necesitamos que el sector público reconozca y priorice estos barrios”, añadió Ong.
El investigador, quien también es profesor de UCLA, dijo que lo ideal sería que la vacuna llegue primero a los trabajadores esenciales y de primera línea. Después a las poblaciones vulnerables de las cuales hay muchas con personas con condiciones médicas preexistentes.
Ong subrayó que se debe empezar a pensar en cómo priorizar con efectividad y eficiencia la asignación de vacunas, ya que no se están haciendo suficientes vacunas para toda la población en la primera ronda.