Durante la pandemia nace la caricatura con talento salvadoreño
Grego Pineda es escritor, Magister en Literatura Hispanoamericana, abogado y ex embajador
No todo es malo en tiempos de pandemia. También han surgido nuevas maneras de ser, de crear y de vivir. Dos talentosos profesionales y artistas se han unido para crear un registro antropológico de los y las artistas de la República de El Salvador, a través de una serie de caricaturas. Es caricatura en serio.
Para conocer sobre los alcances del novedoso registro, la Casa de la Cultura El Salvador, en Washington DC, iniciativa cultural vigorosamente desarrollada y consolidada por la Dra. Jeannette Noltenius, invitó a Katya Romero y Oscar Mauricio González a un intercambio virtual, en su prestigioso programa semanal que se difunde a través de plataformas sociales. Los tres desplegaron entusiasmo y hubo sinergia.
La pandemia nos tomó a todos por sorpresa -relata Oscar González- obligándonos a encerrarnos y aislarnos de amigos y familiares, fue un parte aguas en muchos sentidos. La necesidad de compartir, saludarnos y mostrar nuestros afectos abrió nuevas maneras para hacerlo. Sin salir de casa, como todos, comencé haciendo caricaturas a manera de elogio y admiración al talento de amigos, quería alegrarlos y alegrarme. Su reacción fue inesperada, no solo se entusiasmaron con la propuesta, comenzaron a sugerirme a artistas y personajes destacados en distintas ramas del arte y la cultura.
Como la genialidad convoca genialidad, al caricaturista le sugirieron que retratara a una artista multidisciplinaria y curadora ecuatoriana que había vivido y trabajado en El Salvador. Oscar explica que no conocía a Katya Romero pero que investigó sobre su obra y trayectoria, con el objeto de “captar” los insumos para su caricatura. Una vez más, lo hecho con encanto tuvo recompensa, porque Katya le agradeció y felicitó por las caricaturas que había socializado y «me ofreció todo su apoyo y experiencia, lo que recibí con mucho agrado. De forma natural y profesional surgieron sus consejos, mis preguntas, sus respuestas, sus conocimientos y confianza.»
Las caricaturas cuya socialización han provocado gratísimas reacciones en El Salvador, pero también en la diáspora, nacieron por iniciativa de Oscar y luego se han institucionalizado con la experticia de Katya. Ambos conforman un equipo de trabajo que ha sistematizado un proyecto bajo una propuesta formal para retratar a artistas visuales de diferentes géneros.
Katya Romero nació y vive en Quito, Ecuador. Es artista visual multidisciplinaria y empresaria cultural independiente. Ha celebrado sus propias exposiciones individuales y colectivas en Museos, galerías y centros culturales de Latinoamérica y Estados Unidos. Ha curado y organizado exposiciones colectivas de importantes artistas latinoamericanos. En el 2000 el gobierno del Ecuador le otorgó la Condecoración y Medalla de la Orden Nacional al mérito en el grado de caballero por su labor en El Salvador. En El Salvador, su obra forma parte de varias colecciones como la Colección Nacional de Pintura y Escultura y el Museo MARTE entre otras.
Oscar Mauricio González, salvadoreño, arquitecto de profesión, nos cuenta: «Desde los seis años de edad he tenido fascinación por el dibujo, el poder expresarme sin pronunciar palabras y emitir todo tipo de mensajes sin hablar, me parecía fantástico. La primera vez que supe acerca de caricaturas fue cuando tenía doce años, un ilustrador de Televisión Educativa me dibujó y quedé fascinado. Y la primera vez que intenté caricaturizar a alguien fue a la edad de 15 años. He sido influenciado por los gráficos y caricaturas de la revista MAD, por Quino, creador de Mafalda y por Pepo el creador de Condorito.»
Este dúo dinámico tiene en su agenda retratar a otros actores culturales de diferentes especialidades. Comienzan contactando con tal o cual artista para explicarles el proyecto, obtener su autorización para ser dibujado y luego viene el trabajo de investigación que Katya y Oscar efectúan para conceptualizar y visualizar al o la favorecida. Mas que arte proyectando artistas, Katya y Oscar dibujan una sonrisa en el público que se deleita y aprende con cada caricatura publicada.