Restaurantero guatemalteco agradece a la comunidad que salvó su negocio y su sueño

A punto de irse a la bancarrota a causa del coronavirus, Oscar Rodríguez lanzó un video que se hizo viral y el apoyo de la gente no se hizo esperar.

Óscar Rodríguez frente a su restaurante en Long Beach.

Óscar Rodríguez frente a su restaurante en Long Beach.  Crédito: Jorge Macías | Impremedia

Después de décadas de arduo trabajo, el sudor de su frente y siempre ahorrar hasta el más mínimo centavo, Óscar Rodríguez había guardado fondos suficientes para la compra de su propio restaurante mexicano.

Era el principio de 2020, antes de saber sobre la pandemia.

Óscar nunca imaginó que el COVID-19 lo obligaría a cerrar por varios meses y estar no solo al borde de cerrar, sino de la bancarrota total.

Pero Óscar no se rindió.

Un video que lanzó en Instagram el 27 de enero, se volvió viral. Antes de compartir su experiencia, Oscar agradeció a quienes lo escucharían y acudirían a apoyarlo.

Óscar Rodríguez se asegura que todos sus platillos salgan con el sazón adecuado. (J. Macías)

En un sillón del restaurante Cantarito Molitos Grill, ubicado en el 2300 Pacific Coast Highway, en la ciudad de Long Beach, Óscar informaba que los bancos, terceros prestamistas y agencias gubernamentales le habían negado toda ayuda.

En el video, se le ve luchando por contener las lágrimas diciendo que no quiere cerrar sus puertas e insta a las personas a ayudar en todo lo que puedan.

La comunidad escuchó su llamado. Hasta el domingo a mediodía, el video ha sido reproducido y visto más de 102,000 veces.

Entre 547 donadores, Óscar Rodríguez ha recaudado hasta ahora $22,115, de una meta de $50,000.

“Llevo más de 30 años en la industria de restaurantes y servicios”, dijo Óscar. “Mi sueño desde que era un niño inmigrante de Guatemala era tener un día mi propio restaurante donde compartiría las recetas de mi mamá Juana”.

Esas recetas las adquirió durante su trayectoria hacia Estados Unidos y luego las compartió con humildes cocineros y chefs que ha conocido a lo largo de su experiencia como gerente de restaurante.

Madre deportada

Óscar ya había sobrevivido antes. Cuando tenía 7 años cruzó tres fronteras para llegar a Estados Unidos.

“Es una larga historia, mi mamá ya estaba aquí, también mi abuelita, mi tía y una hermana”, recordó Óscar. “En Guatemala había fallecido mi papá [José Miguel Rodríguez] y mi mamá decidió venirse; el problema fue que nos separaron en la línea”.

Fuad Motia (d), gerente de proyectos de Oltmans Construction Co., de la ciudad de Whittier, promete que llevará nuevos clientes a Cantarito Molitos Grill. (J. Macías)

En la frontera de Estados Unidos y México, su madre fue detenida por agentes de inmigración, encarcelada por tres meses y luego fue deportada, mientras que aquel niño se quedó solitario en Tijuana, Baja California.

Óscar tuvo la fortuna que su hermana Leticia y el esposo de ella, José Hernández, un mexicano de Tecalitlán, Jalisco, a quienes llama “mamá y papá” lo criaron con mucho amor. Lo trataron como si fuera su hijo biológico.

“De ahí viene la historia de porque tengo un restaurante de comida mexicana”, narró Óscar, de 50 años. “Desde los 12 años, mi mamá y mi abuelita me enseñaron a cocinar pozole, tamales, menudo, toda la comida mexicana que lleva chile…, por eso, aquí todo es auténtico, nada es enlatado”.

A Óscar le gustó tanto la cocina que tuvo su primer trabajo como ayudante de mesero, en un restaurante en Corona del Mar. De allí se fue a Hawái y regresó a California en el año 2000, y trabajó como mesero en un restaurante de Anaheim.

“El éxito de cualquier restaurante depende de la textura de la comida”, dijo Óscar a La Opinión. “Todo tiene que ser auténtico, y tú debes estar seguro de que en la visión de tu restaurante estás sirviendo siempre lo mejor a tus clientes”.

Posteriormente, en un restaurante bar irlandés, -donde estuvo por 11 años- Óscar escaló posiciones hasta convertirse en gerente y aprendió todos los pasos que se requieren para abrir su propio negocio, desde ayudante de mesero, cocinero y mesero. Dicha oportunidad llegó en febrero del año 2020.

Orquídea Romero y su esposo Jonathan, junto a su hija Marily viajaron de South El Monte a Long Beach para almorzar en Cantarito Molito Grill. (J. Macías)

Asfixiantes deudas

Óscar sobrevivió también a la pérdida de su pareja de toda la vida, pero se cuestionaba si sobreviviría a los desafíos mentales y económicos que, como propietario de un negocio acumuló desde el 16 de marzo de 2020 hasta el presente.

“Pago $4,000 de renta mensual y mis deudas ya suman los $180,000”, comentó Óscar. “Cuando nos dijeron que podíamos abrir parcialmente compre una carpa que instalamos en el área del estacionamiento, tratando de mantener las reglas de salud y haciendo todo lo correcto… Imagínate, todo se vino abajo porque apenas y sacabamos en promedio $300 en un día y me las empecé a ver más duras”.

Sin embargo, el espíritu emprendedor de Óscar no desmayó. Desde pequeño se decía a sí mismo: “Hoy es hoy, y mañana es mañana para tratar de salir adelante”.

Aunque tenía fe, en la última semana de enero 2021 no podía más porque solamente tenía $50 dólares en la caja.

“Sentí que me hundía; ya no había nada de comida, ni trabajadores…fue cuando me entró el terror de perder el sueño por el que tanto había trabajado”, rememoró.

Óscar sabía que si cerraba para siempre y se declaraba en bancarrota los $180,000 que tenía en deudas no desaparecerían y tendría que dar la cara.

Fue cuando pensó en pedir ayuda a la gente.

“Mi intención con el video no es para que la gente diera dinero, sino para que vengan a comer…a todas las personas se les agradece de todo corazón la ayuda que me han brindado”, explicó.

Sin ayuda ni préstamos

A Óscar le habían negado préstamos bancarios privados o comerciales, tanto la Asociación de Pequeños Negocios (SBA) como las instituciones bancarias no pudieron proveer asistencia.

Aunque adquirió un negocio rentable existente y formó su propia corporación en 2020, debido a un tecnicismo -no estuvo en el negocio desde 2019- eso significó que no había subvenciones disponibles para él, ni ayuda de Equipo de Protección Personal (PPE), como tampoco Préstamos COVID-19 por daños económicos por desastre (EIDL, por sus siglas en inglés).

No importaba que en los primeros 10 días después de tomar el control total de su negocio generó más de $15,000 en ingresos y ventas.

Su éxito y el sueño de toda su vida estaban en su punto culminante, pero la pandemia llegó y estaba a punto de aplastarlo, hasta que los clientes vieron el video viral y acudieron al rescate.

Rescate

“Le traeré más clientes, se lo prometo”, le dijo personalmente Fuad Motia, gerente de proyectos de Oltmans Construction Co. de la ciudad de Whittier, quien acudió a almorzar a Cantarito Molitos Grill, junto con varios compañeros de trabajo.

En otra mesa cubierta con coloridos manteles en forma de sarape mexicano, desde South El Monte habían llegado Orquídea Romero y su esposo Jonathan, junto con su hija Marily, de un año y medio para degustar nachos con queso Cotija, chilaquiles verdes y un burrito de carne asada.

“Queríamos ir a la playa de Long Beach, pero decidimos almorzar primero”, declaró Jonathan, un agente de policía en Beverly Hills.

En el negocio de Óscar ha desaparecido el desconsuelo,  ahora no se da abasto para atender a tantos clientes, gracias al respaldo que le dieron Andrew Greul, un chef estadounidense y personalidad de la televisión que vive en el condado de Orange, Tito Rodríguez, comúnmente conocido como Hood Santa por su grupo humanitario Local Hearts, Mexi-Papa y Food Hoodie, además de la ayuda de los voluntarios Alba Donely, Joseph Munguía y Elizabeth Sandoval.

“Yo corrí con la suerte y la oportunidad de continuar mi sueño…y gracias a Dios, como se dice, lo que es pa’ti nadie te lo quita”, concluyó Óscar.

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