La inmigración será un tema central en la primera reunión entre Biden y AMLO. ¿De qué más hablarán?
El encuentro virtual tendrá lugar poco después de que Biden presentase su reforma migratoria, que planteará camino a la ciudadanía para millones de indocumentados
El presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, celebrarán mañana lunes su primera reunión “virtual”, marcada por el cambio de políticas en Washington con la nueva Administración demócrata, y que estará centrada en migración y economía.
Se trata de la segunda reunión bilateral de Biden tras su llegada a la Casa Blanca en enero, y después de la sostenida esta semana con Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá.
“Los dos líderes discutirán la cooperación en migración, los esfuerzos conjuntos de desarrollo en el sur de México y Centroamérica, la recuperación de la COVID-19, y la cooperación económica“, aseguró la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en un comunicado.
El encuentro, que se celebrará de manera virtual por la pandemia de la COVID-19, tendrá como objetivo pulsar el botón de reinicio de las relaciones entre los países vecinos.
“Es difícil pensar en una relación más importante, ni en otros dos países que estén de tantas maneras extraordinarias entrelazados y que realmente tengan un destino compartido, que recae en nosotros ayudar a progresar”, apuntó este viernes el secretario de Estado, Anthony Blinken, en una reunión virtual previa con su homólogo mexicano, Marcelo Ebrard.
Biden anunció que sus primeras medidas en materia migratoria tienen como objetivo desmontar el legado de su antecesor, Donald Trump (2017-2021), al anunciar un conjunto de órdenes dirigidas a reunir a las familias separadas, restaurar el sistema de asilo y abordar con sus socios regionales las causas de la inmigración.
“Me comprometo a trabajar (….) para corregir las negligencias de la Administración anterior y devolver la justicia, la humanidad y el orden a nuestro sistema migratorio”, dijo el nuevo presidente estadounidense hace dos semanas.
Reforma migratoria tras Trump
Pese a su agresiva retórica antimigratoria, López Obrador logró mantener una buena relación con Trump, aunque en ocasiones tuvo que ceder a las presiones de Washington.
Fue el caso el acuerdo del programa Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, en inglés), también conocido como “Quédate en México“, por el cual más de 60,000 solicitantes de asilo en EEUU fueron devueltos a ese país para esperar por su proceso, o la exigencia de que México reforzase su frontera sur para frenar la llegada de inmigrantes procedentes de Centroamérica.
A partir del pasado 19 de febrero, EE.UU. retomó la atención de los solicitantes de asilo devueltos al vecino país bajo ese programa, y Biden ha prometido recursos para revitalizar la economía en Centroamérica con el objetivo de atajar una de las causas de la migración.
La conversación entre ambos líderes tendrá lugar días después de que Biden presentase su ambiciosa propuesta de reforma migratoria en EE.UU. que deberá ser debatida en el Congreso.
Entre sus principales cuestiones, figuran abrir un proceso de ocho años para que los 11 millones de indocumentados del país puedan lograr la ciudadanía, así como otorgar una residencia legal inmediata para los inmigrantes sin papeles que llegaron al país de niños, conocidos como “soñadores”, los beneficiarios del TPS y los trabajadores agrícolas.
Este es el intento más ambicioso de impulsar una reforma migratoria desde 2013, cuando el proyecto de ley espoleado por el entonces presidente Barack Obama (2009-2017), con Biden como vicepresidente, naufragó en la Cámara de Representantes pese a haber conseguido la aprobación del Senado.
Cumplimiento del pacto comercial
En el ámbito económico, Biden asume el poder con el renovado acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, vigente y visto desde Washington como una sólida oportunidad para fortalecer las relaciones comerciales.
La economía de México es fuertemente dependiente de Estados Unidos, ya que es su principal socio comercial y país al que van tres cuartas partes de sus exportaciones, y donde 38 millones de mexicanos viven y trabajan, con el consiguiente peso en el flujo de remesas.
Una de las exigencias del pacto comercial es que México aplique una reforma laboral que democratice los sindicatos, depure los contratos colectivos y aumente los salarios a fin de evitar competencia desleal con Estados Unidos, algo que en lo que la actual Administración demócrata estará especialmente atenta.
De hecho, la nominada por Biden como Representante de Comercio Exterior de EE.UU., Katherine Tai, fue una de las principales involucradas en la redacción de las cláusulas laborales del acuerdo que sustituyó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.