El primer ministro de Irak sobrevive a un ataque con dron en su residencia
Mustafa al Kadhimi dice que no resultó herido después de que un dron cargado de explosivos impactara contra su residencia en Bagdad.
El primer ministro iraquí, Mustafa al Kadhimi, dice que escapó ileso de un ataque con un dron contra su residencia, en la Zona Verde de alta seguridad de Bagdad, la capital del país.
Un dron cargado de explosivos golpeó el edificio e hirió a seis de sus guardaespaldas en un aparente intento de asesinato, dijeron las autoridades.
Kadhimi pidió “calma y moderación” a los ciudadanos.
El ataque, que se produce después de violentos disturbios por los recientes resultados electorales, fue condenado tanto por Estados Unidos como por Irán.
Fuentes de seguridad dicen que se utilizaron tres drones en el ataque, lanzados desde cerca del Puente de la República, en el río Tigris, pero dos de ellos fueron derribados.
Por el momento ningún grupo ni individuo se ha adjudicado la autoría del ataque, que tuvo lugar en un área de la ciudad que alberga muchos edificios gubernamentales y embajadas extranjeras.
Las imágenes publicadas por los medios iraquíes muestran daños en partes de la residencia, así como a un vehículo todoterreno estacionado en un garaje.
Las fuerzas de seguridad recogieron los restos de un pequeño dron cargado de explosivos para su análisis, dijo un funcionario de seguridad a la agencia de noticias Reuters.
“Es prematuro decir ahora quién llevó a cabo el ataque”, explicó el funcionario. “Estamos revisando nuestros informes de inteligencia y esperando los resultados de la investigación inicial para señalar a los perpetradores”.
El grupo militante Estado Islámico utilizó drones comerciales equipados con explosivos cuando ocupó partes del norte de Irak, especialmente durante la batalla de Mosul en 2017.
Al Kadhimi, un exjefe de inteligencia, asumió el cargo de primer ministro en mayo del año pasado.
Análisis: el ataque podría marcar una escalada peligrosa
Por Anna Foster, corresponsal de la BBC en Medio Oriente
Irak celebró elecciones hace menos de un mes y ahora se encuentra en el largo e incómodo proceso de intentar formar una coalición gubernamental.
La participación fue un mínimo histórico, solo el 41%, y esa falta de participación muestra que muchos iraquíes no creen que vaya a haber un cambio real.
A los partidos pro-iraníes les fue peor de lo que esperaban, perdiendo muchos de sus escaños. Sus partidarios han protestado contra los resultados desde entonces, realizando manifestaciones fuera de la segura Zona Verde de Bagdad y pidiendo que los votos se vuelvan a contar manualmente.
El clérigo chiíta musulmán Moqtada alSadr reclamó la victoria, ya que su partido obtuvo la mayor cantidad de escaños.
Está presionando para que haya un gobierno libre de interferencias extranjeras, y lo que es más importante, eso significa tanto de Irán como de Occidente: quiere acabar con la influencia de Teherán sobre los asuntos internos de Irak.
Estas fallas políticas significan que las tensiones son altas, y este atentado contra la vida del primer ministro al Kadhimi podría convertirse en una escalada peligrosa con repercusiones de gran alcance.
El ataque fue ampliamente condenado:
- El clérigo musulmán chiita Moqtada al-Sadr, cuyo partido fue el mayor ganador en las elecciones, lo calificó como un acto terrorista contra la estabilidad del país que tenía como objetivo “devolver a Irak a un estado de caos para ser controlado por fuerzas no estatales”.
- El presidente de Irak Barham Saleh dijo que es un crimen atroz contra Irak, y agregó en un tuit: “No podemos aceptar que Irak sea arrastrado al caos y un golpe de estado contra su sistema constitucional”.
- El vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, dijo que el “aparente acto de terrorismo” había sido “dirigido al corazón del Estado iraquí”, y Estados Unidos está ofreciendo su ayuda con la investigación.
- El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamkhani, acusó a “think tanks(gabinetes estratégicos)extranjeros” no identificados de “crear y apoyar fuerzas terroristas y de ocupación” en Irak que “no habían traído más que inseguridad, discordia e inestabilidad“.
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