Más de 900 rehenes en un teatro: uno de los secuestros a mayor escala en Rusia
El 23 de octubre de 2002, unos 50 rebeldes chechenos irrumpieron en un teatro de Moscú y tomaron como rehenes a 800 personas durante la representación de un musical popular con entradas agotadas.
El 23 de octubre de 2002, el segundo acto del musical “Nord Ost” apenas comenzaba en el Palacio de la Cultura de la Planta de Rodamientos de Moscú, cuando un hombre armado subió al escenario y disparó una ametralladora al aire.
Los terroristas, incluidas varias mujeres con explosivos atados al cuerpo, se identificaron como miembros del ejército checheno. Tenían una demanda: que las fuerzas militares rusas comenzaran una retirada inmediata y completa de Chechenia, la región devastada por la guerra ubicada al norte de las montañas del Cáucaso.
Chechenia, con su población predominantemente musulmana, luchó durante mucho tiempo para afirmar su independencia. Una desastrosa guerra de dos años terminó en 1996, pero las fuerzas rusas regresaron a la región solo tres años después de que las autoridades rusas culparan a los chechenos por una serie de bombardeos en Rusia.
En 2000, el presidente Vladimir Putin fue elegido en parte por su posición de línea dura hacia Chechenia y su promesa pública de no negociar con terroristas.
Después de un enfrentamiento de 57 horas en el Palacio de la Cultura, durante el cual murieron dos rehenes, las fuerzas especiales rusas rodearon y allanaron el teatro en la mañana del 26 de octubre.
Más tarde se reveló que habían inyectado un potente gas narcótico en el edificio, dejando inconscientes a casi todos los terroristas y rehenes antes de romper las paredes y el techo y entrar a través de túneles subterráneos de alcantarillado.
La mayoría de los guerrilleros y 120 rehenes murieron durante el ataque. Posteriormente, las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a defender la decisión de usar el gas peligroso, diciendo que solo un ataque sorpresa completo podría haber desarmado a los terroristas antes de que tuvieran tiempo de detonar sus explosivos.
Después de la crisis del teatro, el gobierno de Putin reprimió aún más a Chechenia, generando acusaciones de secuestro, tortura y otras atrocidades.
En respuesta, los rebeldes chechenos continuaron con sus ataques terroristas en suelo ruso, incluido un presunto atentado suicida en un metro de Moscú en febrero de 2004 y otra gran crisis de rehenes en una escuela de Beslan en septiembre.
Seguir leyendo: