Guatemalteco deportado regresa y obtiene su residencia
Fue expulsado por un error bajo la regla de salud Título 42, pero organización no lucrativa lo ayuda para su reingreso
Tres años después de ser deportado a México en plena pandemia de covid-19, el guatemalteco Gilmer Isaí Barrios no solo consiguió regresar a California para reunirse con su esposa y sus hijos sino que obtuvo la residencia permanente en Estados Unidos.
“Estoy que todavía no me lo puedo creer. Tanto que me fui con mi esposa y mis hijos a celebrar a Tijuana. Iba con mucho miedo de que no me dejaran regresar, pero quería probar si mi tarjeta de residente de verdad funcionaba”, dice emocionado el guatemalteco de 31 años.
Fue el 23 de marzo de 20220 cuando regresaba por la tarde de su trabajo como podador de árboles que fue arrestado en un puesto de revisión de la Patrulla Fronteriza (CBP) en Temecula, al sur del condado de Riverside, California.
Durante muchos años, Gilmer había transitado por ese lugar sin problema alguno, pero ese día su suerte cambió. Fue detenido y cuatro días después deportado a México, pese a no tener antecedentes criminales.
En ese entonces ya llevaba 11 años viviendo en Estados Unidos. En 2017 se casó con Kimberly Barrios, una ciudadana estadounidense, la madre de sus hijos.
“Ese mismo año vimos un abogado de migración para que presentara mi petición de residencia, pero nunca me llamaron para una entrevista. El abogado terminó por decirme que no podía hacer nada por mí”, dice.
En una entrevista vía telefónica con Gilmer, después de su deportación a México, había dicho que aunque él es guatemalteco, le suplicó llorando a los agentes de migración que no lo mandaran a Guatemala.
“Al menos en Tijuana, mi esposa y mis hijos podían ir a visitarme”, dice.
Cuando Gilmer fue expulsado, Wendi Lee, vocera de la Patrulla Fronteriza dijo que Gilmer fue detenido y deportado por estar indocumentado en el país.
“A partir de que la administración federal declaró la emergencia por el covid-19, recibimos la orden de cuando se detiene a un inmigrante mexicano sin papeles, aunque no tenga antecedentes penales, debe ser deportado de inmediato“, observó.
Emilio García del San Bernardino Community Service Center, dijo que el guatemalteco fue deportado por error bajo el titulo 42, una medida de salud pública de EE UU impuesta durante la pandemia que permitía expulsar a México o a los países de origen a quienes ingresaron por vía terrestre, puentes o cruces irregulares, a fin de evitar la propagación de covid-19.
“Logramos que ICE/CBP (Servicio de Migración y Aduanas/Aduana y Protección Fronteriza) lo regresara legalmente al país y que obtuviera este mes la residencia permanente”, dijo.
Gilmer quien ahora tiene 31 años. Regresó a vivir a la ciudad de Lake Elsinore al oeste del condado de Riverside con su esposa Kimberly y sus hijos. Al momento de la deportación, el mayor de sus hijos Aarón Isaí tenía dos años, y el menor Noé Alfonso, apenas iba a cumplir un año. Ahora tiene un tercer bebé.
“Gracias al apoyo de la prensa, de la organización San Bernardino Community Service Center y del Consulado de Guatemala en Los Ángeles logré regresar 20 días después de mi deportación a Estados Unidos. Luego de varios días de encierro, me dejaron salir con un brazalete de monitoreo electrónico. Lo traje durante dos meses”, dice.
Y recuerda que él estaba viviendo en Tecate, Baja California, tras su deportación cuando lo contactaron funcionarios del Consulado de Guatemala para decirle que iban a ir por él para traerlo de regreso.
“Ellos se enteraron de lo que estaba pasando por la prensa. Los funcionarios del Consulado de Guatemala junto con autoridades mexicanas me entregaron en el cruce a los agentes de migración de Estados Unidos y me dejaron pasar de regreso”.
Dice que regresar a Estados Unidos, aún con un brazalete en el tobillo, fue un gran alivio, ya que era el único proveedor de su hogar, pues su esposa se dedica al hogar.
“Ya con un permiso de trabajo, pude conseguir un mejor empleo como podador de árboles para una empresa subcontratista de la compañía de luz Edison, estoy mejor en lo económico y muy contento trabajando para ellos”.
Así que cuando le avisaron hace unas semanas que ya le había llegado su tarjeta de residencia, se puso feliz.
“¡Es otro milagro de Dios!”, exclama.
Con la residencia en sus manos, Gilmer tiene planes de comprarse una casa, una meta que reconoce difícil por los altos precios que han alcanzado las viviendas en California.
“Quiero esforzarme por darles una vida mejor a mis hijos. Ya tenemos un tercer niño. Y también quiero que mi familia y yo podamos pasear y disfrutar de la vida”.
De acuerdo a Laura Ruiz, directora asociada del San Bernardino Community Service Center, la organización legal que logró el reingreso de Gilmar y asumió la representación legal de forma gratuita, este caso es una clara muestra de la necesidad de agotar todos los recursos legales disponibles antes de aceptar una deportación.
“La deportación del señor Barrios fue en total violación a sus derechos legales y de haber claudicado y regresado a su país de origen, se hubiera sujetado a una serie de penalidades migratorias y una larga espera para poder regresar”.
La directora del San Bernardino Community Service Center dijo que la organización le recuerda a nuestra comunidad, la importancia de saber y hacer valer sus derechos legales antes de aceptar una orden de salida voluntaria o deportación.