Emprendedor DACA celebra 10 años de su negocio con nueva aventura empresarial
Crea una segunda empresa para educar a otros en la serigrafía, y alquilar equipo, programas y vender materiales
Domingo López, un joven padre de familia, beneficiario del programa de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) está celebrando el décimo aniversario de su negocio de serigrafía con la apertura de una nueva aventura en la que busca ayudar a otros a crear su propia empresa.
“Los primeros cinco años fueron muy pesados. Incluso tuvimos pérdidas, pero diez años más tarde, ya estamos consolidados, y comenzando un nuevo negocio para apoyar a otros a lanzarse como empresarios”, dice.
Domingo es padre de tres hijos de 7, 5 y 4 años. Nació en Tecuala, Nayarit, México. A los cuatro años lo trajeron a vivir al sur de California. Creció en la ciudad de Azusa en el condado de Los Ángeles. Hace tiempo vive en Ontario, una ciudad en el condado de San Bernardino.
“Trabajé cinco años como dibujante de ingeniería. En 2012, mi vida cambió cuando obtuve DACA. Sentí que podía hacer todo lo que yo quería. Renuncié a mi trabajo; y en 2014, abrí mi negocio Sunday ‘s Silk Screening”, dice el empresario DACA de 35 años.
Y empezó poco a poco en el garaje de la casa de sus padres, como quien dice, a prueba y error.
“Aunque siempre me ha gustado expresarme con dibujos y con arte, no conocía bien el negocio; y si hay escuelas donde podía ir a aprender, pero no tenía el dinero para tomar cursos”, recuerda.
Por aquellos años, dice que tampoco había muchos tutoriales en YouTube para aprender.
Pero nada lo detuvo, se lanzó al mundo de la aplicación de bordados y a la impresión de logos y diseños en camisetas, cachuchas, uniformes y bolsas.
“Me enseñé, dañando camisetas. Lo más duro fue agarrar clientes, pero tuve la suerte de que Sriracha se hizo mi cliente; y de ahí fuimos creciendo con base a referencias”, relata.
Cuenta que sobrevivieron durante la pandemia, gracias a los buenos clientes, pero también recibieron apoyo del gobierno para el pago de la nómina.
Recuerda que comenzó el negocio junto con su esposa y el apoyo de algunos familiares. “Actualmente ya tenemos empleados. En total, incluyendo a mi esposa, que es mi socia, y a mí mismo, somos diez los que trabajamos”.
Para el 18 de febrero, Domingo planea abrir su segunda empresa Printer’s Xperience con la misión de enseñar a otros el negocio de la serigrafía y el bordado en telas.
“Yo batallé mucho para educarme en la impresión. Por eso quiero ayudar a los jóvenes a empezar su negocio. También vamos a ofrecer la renta de las máquinas para que puedan imprimir”.
Dice que no teme que sus alumnos se conviertan en competencia en un futuro. “Esta industria es muy grande y necesita gente. Así que sale para todos, yo quiero dar cursos de entrenamiento y ofrecer la renta de programas y la maquinaria porque cuesta muy cara comprarla”.
Domingo está convencido de que DACA le dio alas para hacer realidad sus sueños.
“Con un permiso de trabajo, pude hacer lo que yo quería. Antes me sentía muy limitado”.
Sin embargo, reconoce que por momentos le da miedo depender del DACA cuando la mayor parte de su vida ha vivido en Estados Unidos.
“Estoy cansada de la incertidumbre de tener que renovar el permiso de trabajo de DACA cada dos años, y no saber qué va a pasar con este programa”.
Otra barrera que enfrentan los beneficiados con DACA, es la dificultad para obtener financiamiento.
“Cuando me inicié, nadie me quería prestar. Mis padres me apoyaron, y recurrí a mis tarjetas de crédito”.
Por increíble que parezca, el gobierno federal no le quiso prestar.
“Los DACA no calificamos para los préstamos de SBA de la agencia Small Business Association”, dice.
Algo que definitivamente le ha ayudado para lograr financiamiento es la estabilidad que ha alcanzado su negocio tras diez años de operar.
“Ya con ese antecedente, si me han dado préstamos pero no de la SBA”.
Y aclara que de cualquier forma para un DACA que quiere abrir un negocio, siempre para todo hay que hacer más papeleo, y cuando ven que el permiso de trabajo está cerca de expirar su plazo, les niegan los préstamos.
“Parte de todo eso que he vivido, me llevaron a crear mi nueva empresa, porque quiero ayudar a otros en mi misma situación, a montar su propio negocio de serigrafía”.
Aún más: “Quiero ser una institución en este campo, hacer convenciones, ayudar a otra gente con su marca y crear una franquicia con la renta de máquinas, venta de materiales y cursos de educación en la impresión y bordados”.