¿Ganó el crimen organizado? Los sucesores de candidatos asesinados en México perdieron las alcaldías

El proceso electoral que se realizó durante los últimos meses en México fue uno de los más violentos en la historia del país, especialmente en contra de candidatos y precandidatos a presidencias municipales.

Y es que, de los asesinatos de aspirantes registrados en todo el país, al menos 16 de las víctimas buscaban ser los próximos alcaldes de algún municipio, y muchos de ellos contaban con amplias posibilidades de resultar vencedores en las elecciones.

Sin embargo, las balas del crimen organizado terminaron con sus vidas y con el proyecto que tenía el partido político al que pertenecía cada uno, pues, aunque se designaron suplentes, el resultado ya no les favoreció.

Así lo revelan los conteos de votos a punto de concluir en todo el territorio nacional, donde se aprecia que, de estos 16 casos, en 12 de ellos el partido o coalición al que pertenecía cada una de las víctimas perdió la elección.

Un ejemplo de esto ocurrió en la ciudad de El Mante, en Tamaulipas, donde Noé Ramos Ferretiz, candidato del PAN y quien buscaba su reelección, fue asesinado a cuchilladas en el mes de abril.

Tras el crimen su esposa, Sheyla Palacios, accedió a asumir la candidatura, pero hasta ahora, con un 88% de las actas computadas, su contrincante Martha Patricia Chio de la Garza aventajaba con el 53% de los votos.

Un caso similar ocurrió en Coyuca de Benítez, Guerrero, donde a finales de mayo fue asesinado a tiros José Alfredo Cabrera, cuyo crimen en pleno cierre de campaña se hizo viral, debido a que el lamentable hecho quedó registrado en video.

Al igual que ocurrió con el primer caso referido, su esposa Wendolín Solís asumió la candidatura, pero ya con el 92% de las actas computadas, la victoria luce asegurada para su rival político, Víctor Hugo Catalán, con 47% de preferencia en los votos.

Otras derrotas que pudieron ser influenciadas por la muerte de candidatos ocurrieron en los estados de Chiapas, Colima, Michoacán, Guerrero y Jalisco, todas ellas regiones que han sido azotadas por el crimen organizado durante los últimos años.

En tanto, cuatro casos muestran lo contrario y, pese al crimen de los candidatos, el partido político al que pertenecían se alzó con la victoria. Estos ocurrieron en San Juan Cancuc, Chiapas; en Acatzingo, Puebla; Celaya, Guanajuato, y en Cuautla, Morelos.

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