Dos colombianas se abren paso en la costrucción en Los Ángeles

Braulio Velásquez capacita a las mujeres para un trabajo dominado por hombres

Dayana Díaz, izquierda, y Katherin Prado en el segundo piso de una casa que ayudaron a terminar de construit en Long Beach.

Dayana Díaz, izquierda, y Katherin Prado en el segundo piso de una casa que ayudaron a terminar de construit en Long Beach. Crédito: FOTOS: ISAAC CEJA | Impremedia

Al final del pasillo vacío de una casa que está en construcción, Katherin Prado, vestida en un mameluco, cuidadosamente alineó un tubo de desagüe encima de la banca para cortarla con una sierra circular. 

Prado caminó hacia afuera de la residencia en Long Beach donde bajó los escalones para instalar la tubería debajo de la casa con el jefe, Braulio Velásquez, mientras la otra constructora, Dayana Diaz, estaba encima de una escalera usando un taladro para colocar madera en una brecha de una viga de madera. 

Katherin Prado corta un tubo de desagüe.

Las trabajadoras están cerca de terminar su primer proyecto, una casa después de pocos meses en el trabajo y están emocionadas por lo que han aprendido. 

“La verdad nunca imaginé que dijera sí al trabajo”, dijo Prado de su comienzo en la construcción. “Me pareció increíble que las mujeres lo hicieran entonces yo dije no, si una mujer lo puede hacer yo lo puedo hacer”. 

Prado y Diaz, que recién se mudaron de Colombia, estaban trabajando en un restaurante de Del Taco, pero cuando les recortaron horas decidieron buscar otra fuente de ingresos. 

Por suerte la gerente del restaurante conocía a Braulio Velásquez que tiene más de 30 años trabajando en construcción y exclusivamente contrata mujeres para construir casas. 

Cuando la gerente le dijo que era un trabajo de construcción, Prado no estaba convencida, pero en cuanto se enteró que era un equipo compuesto solo por mujeres le gustó la idea. 

Ella nunca pensó trabajar en esa área y antes de llegar a Estados Unidos estudió una carrera en comunicación social en la Universidad de Investigación y Desarrollo (UDI).  

“Fue una decisión muy dura”, dijo Prado. “Estaba en la universidad y me faltaban cuatro semestres, pero yo dije, bueno, vamos a explorar el mundo con la maleta”. 

Por su parte, Díaz era enfermera en cirugías en su natal Colombia, pero decidió mudarse en busca de una mejor vida. 

Un trabajo poco común 

Actualmente la construcción no es muy común entre las mujeres ya que ellas solo representan el 10.8% de la fuerza laboral, según las estadísticas más recientes de la oficina de estadísticas laborales de Estados Unidos. 

De acuerdo con la Asociación Nacional de Mujeres en la Construcción (NAWIC), las mujeres en Estados Unidos ganan en promedio el 82.9% de lo que ganan los hombres.  

La brecha salarial de género es significativamente menor en las ocupaciones de la construcción, donde las mujeres ganan en promedio el 95.5% de lo que ganan los hombres, según la NAWIC. 

Tanto el padre de Díaz como el padre de Prado les dijeron a sus hijas que pensaran en buscar otro trabajo donde las mujeres no tendrían que esforzarse tanto haciendo un trabajo que normalmente hombres.  

Braulio Velásquez enseña a las mujeres sobre construcción.

“Por el momento no me ha parecido pesado porque ya no hubiera trabajado más”, dijo Diaz. 

Pero las dos vieron el trabajo como un reto y una oportunidad para aprender algo nuevo y nadie las iba convencer de no comenzar. 

Mucho esfuerzo 

El primer día que Katherin Prado trabajó en construcción entró a una casa sucia donde no se imaginaba como ella y las otras trabajadoras iban a hacer todo desde nada. 

“Cómo lo vamos a hacer si somos mujeres, cómo lo vamos a hacer”, pensaba Prado.  

Cuando ella agarró un clavo y un martillo por primera vez tenía miedo de lastimarse, pero las demás mujeres la apoyaron y le enseñaron cómo utilizar esa y otras herramientas. 

Después de ver la rapidez y fuerza de las otras trabajadoras, Prado también agarró confianza en sí misma de poder hacer un buen trabajo. 

Para Prado el poder decir que puede tumbar una casa y volverla a hacer ha sido enriquecedor y le gustaría seguir trabajando en la construcción. 

“Lo que más me ha llamado la atención es que se puede hacer entre mujeres”, dijo Prado. 

Cuando empezaron el trabajo de la construcción de la casa en Long Beach, eran tres trabajadoras: Prado, Díaz y Gissel Aranjo que ya tenía un poco de experiencia en la construcción. 

Las tres aprendieron todo tipo de trabajo de construcción como: Reemplazo de madera vieja en el marco de la casa, tendido de cables para la electricidad, poner el piso y mucho más. 

Aunque las tres no se conocían antes de trabajar juntas, se convirtieron en un buen equipo con Prado trabajando con Velásquez y Aranjo trabajando con Diaz. 

Pero hace unas semanas Aranjo se mudó al estado de Washington y Díaz dice que ahora el trabajo es un poco más difícil sin el apoyo de su compañera. 

La semana pasada, Diaz fue asignada a tapar unos agujeros creados por tornillos en el segundo piso de la casa que ayudó a pintar durante los últimos dos meses. 

Dayana Diaz sella agujeros en la madera en Long Beach.

Pero este tipo de trabajo era algo que la nueva constructora jamás había hecho.  

Aunque el padre de Díaz no estaba contento con la decisión de su hija, ahora la apoya con cualquier ayuda que necesite. 

Durante una video llamada, su padre rápidamente le explicó cómo hacerlo ya que él trabajó en la construcción anteriormente y Diaz hizo el trabajo fácilmente con uñas pintadas y decoradas. 

“Uno en su mente se limita y si empiezas a meterte en la cabeza que no lo puedes hacer pues no lo vas a hacer”, dijo Diaz. “En cambio si tú dices si puedo y tratas de buscar la forma de cómo hacerlo lo vas a lograr”. 

Hace 15 años, Velásquez llevó a su hija a trabajar con él y muchos hombres lo veían mal. 

“Me decían que no era bueno que llevara una mujer porque era peligroso”, dijo Velásquez. 

Velásquez dice que hoy en día su hija, Aura Rueda, es contratista y sabe hacer las cosas como lo puede hacer cualquier hombre. 

“Yo pienso que las mujeres son capaces y aparte de eso son más detallistas”, dijo Velásquez. “A veces tienen una limitación, pero aquí trato de enseñarles de que todo pueden hacer”. 

Díaz y Prado son el tercer grupo de mujeres que ha enseñado a trabajar y dice que a comparación de las demás mujeres este grupo tiene más interés en la construcción y tienen un toque único para los trabajos. 

A Díaz le encantó correr e instalar los cables de la electricidad por toda la casa y dice que tal vez le gustaría aprender un poco más del trabajo eléctrico.  

Por su parte, Prado confiesa que le ha encantado la creatividad e ingeniosidad que se necesita para trabajar en la construcción y afirma que se necesita encontrar formas no solo de hacer el trabajo, sino hacer proyectos de buena calidad y que duren bastantes años.  

Las nuevas constructoras también dicen que tuvieron suerte al conocer Velásquez porque él tiene una gran cantidad de conocimiento con la construcción y además tiene mucha paciencia para enseñar a las personas. 

Velásquez apoya a que las mujeres trabajen en la construcción, pero aún hoy en día la mayoría de los hombres que conoce aún no están de acuerdo. 

“Yo pienso que es una idea machista que los hombres piensan mantenerse solos en esta rama de la construcción, pero en realidad todo el mundo es capaz”, dijo Velásquez. “Hay personas que están discapacitadas y aun así trabajan en la construcción, no entiendo por qué una mujer no puede”. 

La experiencia de Prado ha sido igual y siente que las demás personas siguen sin entender cómo puede seguir como mujer trabajando en la construcción. 

“Las mujeres no están bien vistas de que hagan cosas que pueden hacer los hombres”, explicó Prado. “Entonces sí va a ser un poco así pero mientras tú sepas que lo puedes hacer y estás cómodo y estás aprendiendo, pues lo haces, lo sigues y eso es lo que estamos haciendo, demostrando que sí se puede”. 

Para las demás mujeres que quieren entrar en la construcción, Prado dice que no deben tener miedo ni limitarse porque ella y su compañera son solo un ejemplo de que cualquiera mujer puede hacer el trabajo. 

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