El 60% de los estadounidenses dice que no recibirá una nueva vacuna contra el COVID-19
La mayoría de los estadounidenses no planean recibir la vacuna actualizada contra la COVID-19, con diferencias según preferencia política, edad y raza
Una reciente encuesta realizada por el Pew Research Center en octubre revela que la mayoría de los estadounidenses no tienen planes de recibir una vacuna contra la COVID-19 actualizada para la temporada 2024-2025.
Aproximadamente el 60% de los encuestados indicaron que no recibirán la vacuna, mientras que solo un pequeño porcentaje (24%) manifestó su intención de recibirla y un 15% ya la había recibido. Este patrón de desconfianza y escepticismo en relación a las nuevas dosis refleja un clima de divisiones entre los estadounidenses, especialmente cuando se examinan los factores políticos, etarios y raciales.
A pesar de la recomendación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que sugiere que todos los mayores de 6 meses reciban la vacuna antes del otoño e invierno para prevenir enfermedades graves y hospitalizaciones, la aceptación de la vacuna no es universal.
Los CDC han subrayado la importancia de la vacunación durante los meses de mayor riesgo, pero el rechazo generalizado pone en duda la efectividad de los esfuerzos para combatir la pandemia a largo plazo.
Las divisiones políticas son uno de los factores más prominentes que afectan la disposición de los estadounidenses a vacunarse. Los datos muestran que los demócratas y las personas que se inclinan hacia ese partido son mucho más propensos a vacunarse que los republicanos.
Entre los demócratas, seis de cada diez dicen que probablemente recibirán la vacuna o ya la han recibido, mientras que solo el 16% de los republicanos afirma lo mismo. Este patrón es consistente con las tendencias observadas durante toda la pandemia, donde los demócratas fueron más propensos que los republicanos a vacunarse.
La diferencia es aún más notable entre los adultos mayores, un grupo particularmente vulnerable a la COVID-19. Mientras que el 54% de los adultos mayores de 65 años planean recibir la vacuna actualizada, la mayoría de los menores de 65 años no tienen intención de hacerlo.
Actitudes hacia la vacunación
Entre los demócratas de 65 años o más, un 84% asegura que se vacunará o ya lo ha hecho, mientras que solo el 30% de los republicanos en el mismo grupo de edad comparten esta postura. Este fenómeno no siempre fue tan pronunciado.
En 2021, la brecha entre los demócratas y los republicanos de más de 65 años era de solo 15 puntos, lo que muestra cómo las actitudes hacia la vacunación han cambiado a lo largo de los años y bajo el contexto político actual.
No solo las divisiones políticas marcan la diferencia en la aceptación de la vacuna, sino también la raza y la etnia. Entre los adultos blancos, un 62% afirma que probablemente no recibirán la vacuna actualizada, mientras que el porcentaje desciende a 58% en los adultos hispanos.
Sin embargo, los adultos negros y asiáticos presentan una tendencia diferente. Aunque ambos grupos están divididos, una proporción significativa, aproximadamente el 49%, indica que probablemente recibirán la vacuna. Entre los adultos negros, un 31% asegura que se pondrá la vacuna, mientras que el porcentaje es ligeramente mayor en los adultos asiáticos, alcanzando el 33%.
A pesar de las campañas de concientización y los esfuerzos para ampliar la distribución de la vacuna, la percepción de que la vacunación no es necesaria y los temores sobre los efectos secundarios siguen siendo las principales razones por las que muchas personas rechazan la vacuna.
La encuesta reveló que alrededor de seis de cada diez personas que no tienen planes de vacunarse mencionaron estas razones como factores determinantes. Además, una minoría afirmó que no se vacunan de forma generalizada o que no consideran que el costo sea un problema.
Este panorama pone de manifiesto las dificultades persistentes en la lucha contra la COVID-19, a pesar de las opciones de vacunación avanzadas y los esfuerzos de salud pública. Las disparidades políticas, etarias y raciales continúan influyendo en las decisiones sobre la vacunación, lo que podría dificultar la recuperación de la pandemia a largo plazo.
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