Republicana texana Kay Granger confirma problemas de salud, pero niega demencia
Kay Granger es la congresista republicana que acumula un mayor periodo legislativo y debía poner fin en enero a su carrera de casi tres décadas de duración
Desde que el 24 de julio se registrara su última votación no ha vuelto a aparecer en la Cámara de Representantes. Crédito: J. Scott Applewhite | AP
La representante republicana Kay Granger confirmó que tiene “problemas de salud imprevistos”, pero niega que esté en un centro de atención para personas con demencia senil, como varios medios locales reportaron.
La congresista republicana de toda la vida, Kay Granger, de 81 años, no ha emitido un voto en Washington D.C. desde julio, a pesar de la mínima mayoría del GOP en la cámara. Su prolongada ausencia generó preocupación entre los electores del 12º Distrito del Congreso de Texas, que se encuentra en el área metropolitana de Dallas-Fort Worth.
Incluso, Granger no se presentó a la reelección en noviembre. Ocupaba ese puesto desde 1997, cuando tomó posesión y se convirtió así en la primera política republicana en lograr la elección para la Cámara de Representantes por Texas.
Sin embargo, según informes de en el Dallas Express, después de que las llamadas a las oficinas de Granger fueran desviadas al correo de voz, y su oficina de distrito se encontrara vacía, un reportero de ese medio recibió un aviso de que había estado alojada en una instalación de cuidados de la memoria después de ser encontrada perdida y confundida mientras deambulaba por su vecindario.
Pese a la información, su oficina publicó un comunicado que decía: “Kay Granger no está en Cuidados de Memoria”, y emitió una declaración de la congresista, quien dijo: “Como muchos de mis familiares, amigos y colegas saben, he estado atravesando algunos desafíos de salud imprevistos durante el año pasado”.
Dijo que desde principios de septiembre, sus “problemas de salud han progresado, haciendo que viajar frecuentemente a Washington sea difícil e impredecible”.
Granger, de 81 años, reconoció que regresó a Washington en noviembre para algunas reuniones, agradeció a su personal y supervisó el cierre de su oficina en el Congreso.
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