Habitantes de Culiacán pasarán Navidad con toque de queda impuesto por el narco

Más de 100 días han transcurrido desde que Sinaloa está inmerso en una ola de violencia derivada de los enfrentamientos diarios entre Los Chapitos y La Mayiza. Los habitantes están bajo un toque de queda autoimpuesto, a partir de que fueron lanzados volantes por avionetas, en los que se advertía a la población no permanecer en las calles de noche porque ellos “iban a trabajar”. Así, llegó la Navidad, condicionada por el narco.

Este mensaje también fue difundido a través de redes sociales, así que los pobladores corren a sus casas desde las 7 de la noche, porque a las 9 p.m. comienzan las balaceras.

Matilde, una estilista entrevistada por Expansión Política, explica que “es una guerra entre dos bandos; ellos mismos han anunciado que de noche van trabajar y que por favor trates de estar en tu casa antes de las nueve de la noche, porque ellos no se hacen responsables de lo que pase afuera, o de si te toca a ti ser algo colateral andando en la calle”.

Narcopandemia

Esta situación también es llamada “narcopandemia”, porque al igual que la pandemia por Covid-19, ha provocado el cierre de negocios y el aislamiento de los pobladores en sus domicilios.

Se reportan 60% menos ventas que en 2023, afectando principalmente a los pequeños comercios.

Respecto a su salón de belleza, Matilde comenta que aunque las mujeres en Culiacán son “muy arregladas”, por los enfrentamientos han decidido acudir antes de que oscurezca, u optar por no ir. Otras, de plano, han preferido dejar el estado.

Matilde añade: “Este diciembre está vibrando muy bajo, no paran las balaceras. Son las 6:30 (pm) y todo mundo empieza a correr a sus casas…Entre las 8:30 o 9:00 de la noche escuchas balazos, se oyen los cuernos (de chivo), a veces duran un ratito”.

Consecuencias económicas

Jorge, un pequeño empresario entrevistado también por Expansión Política, explica su afectación, “mi negocio tiene que ver con que las personas vengan a mi escuela a tomar clases”.

Jorge es un instructor de pilates cuyos ingresos más fuertes provenían de sus clases vespertinas y nocturnas, pero desde el “toque de queda” sus alumnos han disminuido considerablemente. Tanto, que en el último horario sólo tiene dos alumnos. Además, pasó de tener 27 a 30 alumnos a sólo 10 fijos.

Para solventar la situación, comenzó a vender macetas y artesanías, además de incrementar su tiempo como chofer de Uber, porque “las deudas no se detienen”.

Expansión Política entrevistó a Rosa, diseñadora cuyos clientes se dedican a decorar eventos, como fiestas de XV años, bodas y cumpleaños.

Sin embargo, “al surgir el tema de la violencia, la gente tiene miedo de hacer fiestas o estar fuera de sus casas después de las 8 de la noche”.

Cuenta que en el último mes el negocio se ha recuperado un poco. Y que gracias a que cuenta con un fondo de ahorro, ha podido conservar a sus 13 empleados.

También se encuentra tratando de mantener el negocio a flote, a través de sus redes sociales, y enviando sus productos por DiDi para que los clientes no tengan que desplazarse de sus casas hacia el punto de venta.

“Mientras pueda mantener el negocio con el fondo de ahorro, lo voy a mantener, porque tengo la esperanza que esto va a cambiar y que es momentáneo”, afirma Rosa.

Por su parte, la Unión de Comerciantes de Culiacán estima un cierre definitivo de aproximadamente 300 establecimientos durante esta temporada.

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