Así fue el encuentro del Mayo Zambada con una periodista semanas antes de su captura

La periodista María Scherer Ibarra, hija de Julio Scherer, quien hace años entrevistó a Ismael "El Mayo" Zambada, también se encontró con el narcotraficante

Ismael Zambada García

Zambada Garcia no sabía que esa sería su última entrevista. Crédito: Agencia Reforma

María Scherer Ibarra conoció a Ismael “El Mayo” Zambada en una entrevista secreta, poco tiempo antes de su arresto en el aeropuerto de Nuevo México, el pasado 25 de julio. El cofundador del Cártel de Sinaloa dio, por voluntad y petición propia, tres entrevistas a lo largo de su vida; escogió a la hija de un periodista icónico de México para dar la última, aunque, por supuesto, él no sabía que lo sería.

Tal como lo hizo 14 años atrás su padre, el periodista Julio Scherer, María recorrió un largo y sinuoso camino para llegar a donde le esperaba “El Mayo”, acompañado de algunas personas. Les ofreció un desayuno copioso con café, jugos, fruta, machaca, requesón, frijoles, salsas y tortillas hechas a mano.

Acompañada por Jorge Carrasco, director del semanario Proceso, compartieron dos comidas con Zambada, que estaba “de buen humor, suelto”, aunque lo describe como “un hombre muy, muy críptico. No te contesta, no te contesta y es inamovible. (…) Él dice exactamente lo que quiere decir, contesta lo que quiere contestar y no hay forma de insistirle“.

Tenía muchas preguntas que había planeado con anterioridad, pero no pudo realizar ninguna anotación porque no les permitieron bajar teléfonos celulares, libretas ni plumas. La reunión tuvo lugar en una casa muy sencilla, llena de dibujos de paisajes y animales que hizo su hijo Vicente Zambada Niebla, alias “El Vicentillo”.

Saltó a su vista una silueta conocida: la de su propio padre, Julio Scherer García, quien 24 años atrás se había entrevistado con él.

Tuvo la impresión de que “El Mayo” tenía un profundo respeto y admiración por su padre, pues al referirse a él, empleaba expresiones como “Don Julio”, hablaba con reverencia sobre él:

“–Su padre… ”–dijo, golpeándose fuerte y repetidamente el pecho, a la altura del corazón, con el puño apretado.

Un líder distinto

“El Mayo” estaba lejos del estereotipo de un líder del narcotráfico. “El día que lo vi estaba vestido de una manera muy similar a como estaba vestido el día que lo raptaron, era muy discreto. La casa era sencilla, con un estilo rural y mobiliario campirano. Había movimiento de personas, pero nada de excesos como música fuerte.

No digo que no tenga fortunas en reses, hectáreas, terrenos o propiedades, incluso en efectivo o en paraísos fiscales. Pero ahí, en el lugar donde estuvimos, eso no se veía”, indicó María.

Scherer hizo preguntas directas, como, “¿Qué piensa de la estrategia de ‘abrazos no balazos’ de López Obrador? ¿Es mejor estrategia que la de Calderón?”, a lo que el narcotraficante respondió, ”Tiene razón el presidente. Los balazos son peligrosos”.

Expresó también respeto por la política de seguridad del expresidente Felipe Calderón, ”hizo lo que tenía que hacer”.

Scherer preguntó directamente  acerca del involucramiento del gobierno con los narcotraficantes. “Según la prensa… La prensa dice mentiras. Puras mentiras”, respondió Zambada.

El “Mayo” se considera un hombre pacífico. En la pared de una de sus propiedades tiene una fotografía de Mahatma Gandhi , acompañada de una frase alusiva al pacifismo. También hay un cuadro con el Salmo 91, alusivo a la protección y cuidado de Dios.

Al cuestionar al “Mayo” sobre el fentanilo, negó rotundamente ser propietario de algún narcolaboratorio o tienda de Sinaloa. “El fentanilo… eso sí no. Aquí no van a encontrar una sola tiendita que sea mía. El fentanilo es muy peligroso”.

“¿Y las tiendas de Culiacán? ¿Y los laboratorios que se han desmantelado en varias zonas de Sinaloa?”, preguntó la periodista. “No son mías”, fue la respuesta que obtuvo.

Sus orígenes

Durante la entrevista, “El Mayo” habló sobre sus padres, su infancia al lado de sus hermanos y la vida en el monte.

Luce mucho más delgado que en la fotografía en qué posó junto a Julio Scherer, quien lo describió en su momento como un hombre “con un cuerpo como una fortaleza”. Después de más de 14 años, Zambada tiene 74. Al recibir a su hija, vestía pantalón, zapatos deportivos y una playera polo.

Respecto a su salud, la DEA y otras agencias estadounidenses habían reportado que está muy enfermo, diabético y con cáncer. Él preguntó: “¿ Cómo me ves?“.

Scherer le preguntó si ha valido la pena la vida que ha llevado.

“–¿Por qué no?

–Porque está llena de muerte.

–Que yo sepa así terminan las vidas de todos”.

Respecto a las pinturas exhibidas en su sala, “Vicentillo” mandaba una cada mes a su madre, acompañando cada una de sus cartas. La señora de Zambada le mostró un Cristo en su recámara que también pintó él.

“El Mayo” refirió que lo extraña todos los días. “Como miles de familias extrañan a sus hijos, muertos y desaparecidos”, replicó María Scherer. “Conozco ese dolor”, añadió Zambada.

Al finalizar, “nos despedimos. Prometemos que nos volveremos a ver. Entonces sí dará una larga entrevista”, dijo Scherer.

“–¿Le gustan los tamales?

–Cómo no.

–Le voy a mandar”.

Y lo hizo.

Los tamales eran el desayuno básico de los trabajadores del “Mayo” Zambada en sus ranchos y propiedades. Poco tiempo después, fueron enviadas varias hieleras repletas de tamales a las instalaciones del semanario Proceso. La cantidad era tan grande que no cabía en un refrigerador estándar.

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