Un antibiótico podría ayudar a combatir la resistencia de medicamentos: de qué se trata
Científicos descubren la lariocidina, una nueva molécula con potencial para combatir bacterias resistentes, un avance crucial en la lucha contra infecciones

La comunidad científica y las organizaciones de salud han alertado sobre la necesidad urgente de nuevos fármacos para evitar una crisis sanitaria sin precedentes. Crédito: fizkes | Shutterstock
El avance científico en la lucha contra las bacterias resistentes a los antibióticos podría estar a punto de dar un giro significativo. Investigadores de la Universidad McMaster en Ontario han identificado una nueva molécula con el potencial de convertirse en el primer antibiótico innovador en más de dos décadas.
La lariocidina, como ha sido nombrada, se perfila como una posible solución para combatir infecciones que actualmente desafían los tratamientos médicos más avanzados.

La resistencia a los antibióticos es una de las mayores amenazas sanitarias globales. Se estima que, si no se toman medidas urgentes, para 2050 más de 39 millones de personas podrían morir debido a infecciones causadas por microorganismos resistentes a los fármacos, incluidos hongos, virus y, especialmente, bacterias.
Entre estas últimas, la Mycobacterium tuberculosis es responsable de la tuberculosis, la principal causa de muerte infecciosa en el mundo. Sus variantes más resistentes, la tuberculosis multirresistente (MDR) y extremadamente resistente (XDR), hacen que los tratamientos sean más prolongados, debilitantes y con menores tasas de éxito.
El hallazgo de la lariocidina es resultado de una exploración en el suelo, donde los investigadores permitieron el crecimiento de bacterias durante un año.
En este ambiente natural, los microorganismos compiten entre sí, produciendo compuestos con propiedades antibióticas. Fue así como identificaron una cepa del género Paenibacillus capaz de generar esta novedosa molécula.
Mecanismo de acción
Lo que hace especial a la lariocidina es su mecanismo de acción. A diferencia de los antibióticos tradicionales, esta molécula se une a la maquinaria de síntesis de proteínas de las bacterias de una forma completamente nueva, bloqueando su crecimiento y llevándolas a la muerte.
“Cuando descubrimos cómo esta molécula mata otras bacterias, fue un momento decisivo”, afirmó Manoj Jangra, investigador postdoctoral y autor del estudio.
Sin embargo, el camino desde el descubrimiento hasta un tratamiento viable es largo. Ahora, los científicos deben encontrar la manera de sintetizar la lariocidina en cantidades suficientes para ser utilizada como medicamento.

El profesor Gerry Wright, autor principal del estudio, destacó que si bien este es un avance crucial, todavía queda mucho trabajo por delante. “El verdadero desafío comienza ahora, cuando debemos optimizar la molécula para que sea un fármaco eficaz y seguro”, explicó.
Las primeras pruebas en modelos animales han sido prometedoras. No solo ha mostrado efectividad contra Acinetobacter baumannii, una bacteria altamente resistente y responsable de graves infecciones en humanos, sino que además no ha demostrado toxicidad para las células humanas. Esto sugiere que podría ser un tratamiento seguro con menos efectos secundarios.
Uno de los aspectos más alentadores de este hallazgo es la aparente baja probabilidad de que las bacterias desarrollen resistencia a la lariocidina. Su estructura y mecanismo de acción únicos la hacen menos vulnerable a los procesos que permiten a otros patógenos evadir los antibióticos actuales.
Este descubrimiento llega en un momento crítico. Cada año, alrededor de 4,5 millones de personas mueren debido a infecciones resistentes a los antibióticos, y la situación sigue empeorando. La comunidad científica y las organizaciones de salud han alertado sobre la necesidad urgente de nuevos fármacos para evitar una crisis sanitaria sin precedentes.
Si la lariocidina logra superar las fases de desarrollo y aprobación clínica, podría marcar un antes y un después en la lucha contra la resistencia bacteriana. Mientras tanto, los investigadores continúan trabajando en la optimización y producción de esta molécula, con la esperanza de que pronto pueda salvar millones de vidas en todo el mundo.
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