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Objetivo claro: Mercedes acelera hacia las baterías sólidas

La marca alemana ya prueba prototipos con baterías de estado sólido que prometen más de 1,000 km de autonomía, menor peso y costos de producción más bajos

Motor V8 de Mercedes-Benz

Motor V8 de Mercedes-Benz. Crédito: Mercedes-Benz. Crédito: Cortesía

Hoy en día la electrificación en la industria automotriz ya no es solo una tendencia, sino una necesidad. Por ello, Mercedes-Benz ha decidido dar un paso importante.

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Mientras muchos fabricantes siguen experimentando con tecnologías que aún parecen lejanas, la firma de Stuttgart se acerca silenciosamente a un verdadero cambio: las baterías de estado sólido.

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No se trata solo de extender la autonomía. Este avance promete transformar por completo la forma en que se conciben, fabrican y utilizan los autos eléctricos.

Más alcance, menos peso, mayor seguridad y una reducción significativa en los tiempos de carga: ese es el futuro que Mercedes ya está construyendo, y que podría materializarse en menos de cinco años.

En lugar de anunciar un modelo concreto, la marca ha optado por dejar claro el objetivo: cambiar la química de las baterías para cambiar también la lógica del mercado.

No es casual que se haya aliado con Factorial, una compañía estadounidense especializada en baterías de estado sólido, con la que ya trabaja en varios prototipos funcionales.

Mercedes ya prueba sus baterías en el EQS

Actualmente, las pruebas más avanzadas se están realizando sobre unidades del Mercedes EQS, el buque insignia eléctrico de la casa. Las primeras cifras son alentadoras.

Los ensayos revelan un aumento del 25% en la autonomía frente a las baterías actuales, lo que permitiría superar con holgura los 1,000 kilómetros con una sola carga. Esto significaría que un futuro EQS podría duplicar el alcance de muchos vehículos eléctricos actuales, sin cambiar significativamente el volumen o el peso de su batería.

Como referencia, el EQS 450+ utiliza actualmente una batería de 118 kWh y homologa una autonomía aproximada de 800 kilómetros. Si la evolución tecnológica cumple con las proyecciones, las nuevas baterías podrían elevar esa cifra de manera notable, sin requerir paquetes más grandes o pesados.

El anuncio más importante llegó recientemente de la mano de Markus Schäfer, jefe de Desarrollo de Mercedes-Benz. En entrevista con Automobilwoche, Schäfer declaró: “Esperamos poder introducir las baterías de estado sólido en la producción en serie antes de que finalice la década”.

Un paso clave hacia el equilibrio de costos

Pero el salto no es solo técnico, también es estratégico. Las baterías actuales, basadas en químicas NMC o LFP, han demostrado ser eficaces, pero sus limitaciones impiden alcanzar el verdadero equilibrio entre autonomía, seguridad, costo y eficiencia de producción.

Para Schäfer, es imprescindible buscar alternativas: “Se necesita una nueva química para ser el núcleo del ahorro. Y la batería de estado sólido podría ser un enfoque clave”.

Mercedes-Benz ajusta su estrategia eléctrica para crecer
Logo de Mercedes-Benz. Crédito: Mercedes-Benz.
Crédito: Cortesía

Este cambio es esencial si Mercedes quiere reducir el costo de sus modelos eléctricos hasta equipararlos con las versiones de combustión interna. Hoy en día, la diferencia de precio entre ambos tipos de vehículos sigue siendo una barrera para muchos consumidores.

Los beneficios de esta nueva tecnología son múltiples: no solo ofrecen más autonomía, sino que requieren menos espacio físico en el vehículo y prescinden del electrolito líquido, lo cual reduce significativamente el riesgo de incendio o explosión. Además, podrían permitir cargas ultrarrápidas sin degradación acelerada, algo que hoy sigue siendo un desafío.

¿Cuál será el primer modelo con batería sólida?

Aunque Mercedes no ha confirmado cuál será el primer modelo de producción que llevará estas baterías, todas las miradas apuntan a la próxima generación del Clase S eléctrico, que sustituirá al EQS. Este sedán de alta gama será el escaparate perfecto para estrenar una tecnología disruptiva y marcar el rumbo del resto de la gama.

El fabricante alemán no está solo en esta carrera. Marcas como Toyota, BMW, Honda y Volkswagen también invierten recursos en el desarrollo de baterías sólidas. Sin embargo, muchas de ellas sitúan su llegada al mercado en los primeros años de la próxima década.

Si Mercedes logra adelantarse, podría ganar una ventaja estratégica en un segmento donde la innovación y la eficiencia definen el liderazgo.

Por ahora, el trabajo continúa en los centros de pruebas de la marca. Según fuentes cercanas al proyecto, el proceso de validación de las celdas se encuentra en una etapa avanzada, y ya se han fabricado los primeros módulos con especificaciones de producción.

El desafío no es menor. Adaptar una línea de montaje a esta nueva química exige rediseñar procesos enteros, desde la gestión térmica hasta el control electrónico del vehículo. Aun así, en Stuttgart confían en alcanzar el objetivo sin comprometer calidad ni seguridad.

Mercedes Benz EQE
Mercedes-Benz EQE. Crédito: Mercedes-Benz.
Crédito: Cortesía

Mientras tanto, la marca sigue desarrollando su nueva generación de vehículos eléctricos.

El primer modelo en debutar fue el nuevo Mercedes CLA eléctrico, que ya ofrece cerca de 800 km de autonomía y estrena una plataforma optimizada para eficiencia. También se presentó su variante Shooting Brake, que apunta a un público más práctico sin sacrificar rendimiento.

Estos modelos forman parte de la estrategia que Mercedes anunció en 2021, cuando se comprometió a ser una marca completamente eléctrica “allá donde las condiciones del mercado lo permitan” a partir de 2030. Aunque ha habido ajustes en los plazos, el objetivo final sigue firme: liderar la transformación hacia una movilidad libre de emisiones.

En ese camino, las baterías de estado sólido pueden convertirse en la pieza que faltaba para alcanzar la madurez del coche eléctrico. Si Mercedes cumple su promesa, podría estar al frente de la próxima gran revolución tecnológica del sector.

Aún no se han revelado precios estimados para los primeros modelos con esta tecnología, pero algunos analistas anticipan que las versiones iniciales con batería sólida podrían tener un costo de entre $85,000 dólares y $95,000 dólares, según el segmento y el equipamiento. Aunque es una cifra elevada, se espera que a medida que escale la producción, los costos bajen considerablemente.

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