Sueñan por un Seguro Médico
Exposición en el Capitolio muestra logros de jóvenes indocumentados
Patricia A. González-Portillopatricia.portillo@laopinion.com
Belsai Castellón tiene una palabra para describir la pobreza de su infancia: luchadora.
Es un recordatorio constante para ella, todos los días de su vida, que mientras vivió en Compton en un ‘camper’ sin agua y electricidad, nunca se rindió.
Belsai es más que una ‘luchadora’. Es un verdadero ejemplo de las contribuciones positivas que históricamente han traído y que siguen trayendo los inmigrantes a California y Estados Unidos.
“No me puedo dar por vencida porque sería dar por vencida a mi comunidad”, señaló la inmigrante indocumentada de 28 años, que ha pagado sus propios estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de California, Davis.
Belsai está usando su infancia de pobreza para unirse a The California Endowment en una exposición en el Capitolio Estatal que muestra los obstáculos que enfrentan los indocumentados como ella, quienes no están cubiertos por la Ley del Cuidado de Salud, conocida como Obamacare.
La exposición que se extiende hasta mediados de junio, es parte de la campaña #Health4All que ayuda a impulsar un diálogo para hacer que el sistema de salud estatal sea uno que incluya a todos los californianos, sin importar su estatus migratorio. Esta cuenta con fotografías de cuatro jóvenes californianos indocumentados en sus papeles como futuros médicos, cineastas y estudiantes de posgrado.
California es hogar de un 23% de la población inmigrante de Estados Unidos. En promedio, los inmigrantes en California contribuyen $30 mil millones en impuestos federales, $5.2 mil millones en impuestos estatales y $4.6 mil millones en impuestos de compras, según un informe del Immigrant Policy Center (IPC.)
“La gran mayoría de los indocumentados en California son adultos de edad trabajadora, quienes contribuyen en gran medida a la economía de California, laborando en trabajos de esfuerzo físico, en la agricultura y en la construcción”, dijo Nadereh Pourat profesora de la Administración de Políticas de Salud de la Facultad de Salud Publica en UCLA.
“Tiene sentido económico asegurarse de que tengan opciones de cobertura médica para que puedan mantenerse sanos”.
Durante los primeros días de la exhibición, Belsai contó que jamás soñó con el día en que una fotografía de ella en bata quirúrgica se mostrara en el edificio más poderoso de estado, donde se conceptualizan las leyes de California.
“Sabía que iba a ser bastante trabajo el asistir a la escuela de medicina, pero nunca imaginé que tendría que movilizarse toda una comunidad a nivel estatal para que pueda entrar a la escuela”, dijo la hondureña, quien llegó a Estados Unidos cuando tenía tres años. “Pasé la voz entre mis contactos para que me apoyaran (económicamente), junto con mis becas”.
A José Antonio Flores, ser indocumentado también le ha dado la oportunidad de documentar , desde una perspectiva personal, las luchas que enfrentan los inmigrantes en el ámbito del cine.
“Hemos estado en las sombras y mucha gente no sabe sobre nuestros sueños y ambiciones”, dijo José Antonio, de 23 años, cineasta apasionado y egresado de la Universidad de California, Berkeley, quien aparece en las imágenes en el Capitolio.
“El cine es la mejor manera de generar empatía, para que las personas se conviertan en defensoras y para que apoyen a todos los que somos indocumentados”, agregó.
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