Editorial: Préstamos que deben ser regulados

El negocio de estos prestamistas es un cliente que no puede cumplir con su obligación, por lo que está obligado a una costosa refinanciación

Existen muchas empresas que extienden préstamos con el aval de un cheque o promesa de pago de un empleador.

Existen muchas empresas que extienden préstamos con el aval de un cheque o promesa de pago de un empleador. Crédito: Ciro César / La Opinión

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Los préstamos del día de pago, lejos de ayudar al consumidor sin acceso a otro servicio bancario, son una trampa financiera que lleva a la ruina con intereses cercanos al 600%. Esta es una industria con una regulación estatal deficiente que requiere vigilancia federal con normas que protejan al cliente.

Este es el propósito de la administración Obama que, a través del Buró de Protección Financiera del Consumidor (CFPB), está considerando reglas para regular una industria de 46 mil millones de dólares. El CFPB fue creado para proteger al consumidor después de la debacle hipotecaria causada por préstamos inmobiliarios, a sabiendas que estos no podían ser repagados.

Los préstamos del día de pago dan dinero con intereses altísimos, poniendo al individuo en una espiral de deuda con préstamos que sirven para pagar otro préstamos, llegando a abonarse un cantidad mucho mayor al crédito original. El negocio de estos prestamistas es un cliente que no puede cumplir con su obligación, por lo que está obligado a una costosa refinanciación. Uno de los cambios es precisamente exigir a los prestatarios que tomen medidas específicas para asegurase que el cliente pueda cumplir con el préstamo.

Los pequeños prestamistas tienen un espacio en la industria financiera para las personas de bajos ingresos o aquellos que no tienen un historial de crédito. La Gran Recesión jugó un papel importante al punto que ahora la mayoría de los prestatarios usan el dinero para pagar cuentas regulares y luego para emergencias. Esto indica la situación vulnerable que desde un comienzo se haya este cliente, cuya mayoría son mujeres y minorías raciales.

Se estima que el 43% de los latinos no tienen acceso a servicios financieros, obligándolos a recurrir a esto servicios con intereses y condiciones leoninas. En parte esto se debe a que todavía en la comunidad hace falta un mayor conocimiento financiero para navegar el sistema.

La meta de las propuestas es garantizar que el préstamo pueda ser pagado. No hay nada raro en esta meta, sin embargo los republicanos del Congreso no quieren ninguna regulación y buscan congelar el CFPB, volcándose a favor de la industria en detrimento del consumidor. La estrategia de estrangular financieramente al cliente es inmoral y no aporte nada a la economía más allá de llenar el bolsillo del usurero.

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