Dos mujeres luchan por ser las primeras latinas en llegar al Senado
En más de dos siglos de historia congresional, ninguna latina ha llegado a esa cámara alta en la capital
Catherine Cortez Masto y Loretta Sánchez podrían lograr en 2016 lo que ninguna otra mujer hispana ha logrado en Estados Unidos: ser electas al Senado en Washington.
En más de dos siglos de historia congresional, ninguna latina ha llegado a esa cámara alta en la capital, donde se concretan algunas de las decisiones más significativas del país.
Las hispanas han tenido mínima representación en los pasillos del poder en Washington, donde solo 11 mujeres latinas han sido congresistas. Estas hispanas fueron electas a la Cámara de Representantes, la cámara baja con 435 escaños que asegura representación proporcional en Washington.
En las 100 bancas del Senado, al que cada estado envía dos legisladores, se han sentado apenas ocho hispanos. Todos hombres.
Aunque las latinas han logrado escalar a otros cargos influyentes del país, entre ellos la gobernación de un estado y un puesto en la Corte Suprema, hoy conforman apenas el 0.1% de quienes han fungido en el Congreso desde 1789.
“No creo que sea un problema entre latinas únicamente”, dijo Teresa Acuña, directora de programas de política y liderazgo de la coalición National Hispanic Leadership Agenda (NHLA). “Las mujeres en general tienden a empezar sus familias a la misma edad en que la mayoría de los hombres comienzan sus carreras políticas”.
En 1989, la cubanoestadounidense Ileana Ros-Lehtinen fue la primer hispana en instalarse en el Congreso.
Así formó parte de un grupo poderoso que, en ocasiones, puede tener más poder que el presidente al definir las normas de Estados Unidos.
Los 100 senadores y 435 representantes en la capital determinan cómo se gasta el presupuesto federal, decretan qué acciones son ilegales a nivel nacional, controlan las leyes de inmigración y crean nuevas reglas sobre los programas de salud.
Desde la elección de Ros-Lehtinen, otras 10 hispanas han sido electas a la Cámara de Representantes.
Una de ellas es Loretta Sánchez, una demócrata mexicoestadounidense de California que fue electa en 1997 y que, en noviembre, podría ser la primera hispana electa al Senado.
Sánchez aspirará este año al escaño de la senadora Bárbara Boxer, quien decidió retirarse tras seis periodos consecutivos sentada en la silla de California.
“Es importante tener a una mexicoamericana, a una mujer en el Senado”, dijo Sánchez. “Yo he vivido la vida de tantos californianos. Mis padres son inmigrantes de México que vinieron con nada, con siete hijos y sacrificándose para que tuviéramos una educación”.
Sánchez lleva casi 20 años en la Cámara, y asegura que el Senado le daría una oportunidad de lidiar con temas de su interés, como el medio ambiente, la diabetes entre los hispanos y las relaciones internacionales.
Otra hispana que podría hacer historia en noviembre es Catherine Cortez Masto, cuyo abuelo migró desde Chihuahua, México, a Nevada hace varias décadas.
Cortez Masto fue fiscal general de Nevada por ocho años y ahora aspira al escaño del senador Harry Reid, quien se retirará en 2016. Reid, el líder de la minoría demócrata del Senado, ya declaró su apoyo a Cortez Masto, diciendo en un programa de radio que “quien se lance contra Catherine será un perdedor”.
Aunque la comunidad hispana de Nevada ha aumentado significativamente desde que ella era niña, la candidata asegura que su crecimiento económico no siempre ha sido proporcional.
“Es difícil para las minorías salir adelante, en especial para las mujeres”, señaló en entrevista telefónica Cortez Masto. “Claro que me encantaría hacer historia (como la primera hispana en el Senado), pero no es la razón por la que me lanzo. Quiero seguir luchando por los temas que afectan a la gente, que luchan cada día para hacer frente a los problemas económicos”.