Miembros de la unidad de “Borinqueneers” reciben Medalla de Oro del Congreso
En emotiva ceremonia, público llora, ondea bandera de Puerto Rico, y canta “En mi viejo San Juan”
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WASHINGTON.- Lucharon en las dos guerras mundiales y en la de Corea y ahora, aunque de forma tardía, los miembros del Regimiento 65 de Infantería, los llamados “Borinqueneers”, recibieron este miércoles la “Medalla de Oro” del Congreso, el mayor galardón otorgado a civiles en este país.
En sillas de ruedas, apoyados por un bastón o por sus familiares, los Borinqueneers, ahora casi todos mayores de 80 años, fueron recibidos como héroes en el Capitolio, donde los principales líderes demócratas y republicanos de ambas cámaras del Congreso tomaron turno para elogiar su valentía.
Los legisladores coincidieron en que, irónicamente, mientras los soldados del Regimiento 65 del Ejército defendían a Estados Unidos, éstos afrontaban la discriminación y segregación en las barracas.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, destacó el “calibre de hombre” que se requiere, como es el caso de los Borinqueneers, para prestar servicio militar para un país que tardó en reconocer su heroísmo.
“Cuando empiezas a aprender sobre los Borinqueneers y su historia, la pregunta que salta a la mente es ‘¿Lucharías por un país que te discriminó? ¿Lucharías en un Ejército que te puso en una unidad segregada? ¿Y lucharías, sin ninguna garantía, de que un día, muy lejano, tu país te reconocería finalmente por tu servicio?’ Estos hombres lo hicieron”, precisó.
“Se requiere cierto calibre de hombre para hacer eso”, enfatizó.
Estos soldados “superaron los prejuicios y el odio, y escribieron un nuevo capítulo de heroísmo… ustedes lucharon por la libertad mientras eran privados de ella en casa”, dijo, por su parte, la líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi.
El coronel retirado, Manuel Siverio, recibió la prestigiosa medalla en nombre de la unidad militar, durante una solemne ceremonia en la que ondearon banderas de Puerto Rico mientras la mayoría de los invitados, algunos secándose las lágrimas, coreaban “En mi viejo San Juan”, considerado un segundo himno en la isla.
“Es un tributo bien merecido para los hombres que libraron cruentas batallas en Corea, tanto para los que sobrevivieron como para los que perdieron sus vidas en combate”, dijo Siverio, interrumpido por aplausos.
En entrevista con este diario, varios de los Borinqueneers expresaron gratitud por el tardío reconocimiento, y destacaron que los puertorriqueños, como ciudadanos estadounidenses, tienen un largo historial de defensa de este país.
“¿Qué cómo me siento? ¿No me vio cantando?! No hay palabras, sencillamente no hay palabras… por cosas de jíbaro, yo estaba pensando en no venir, pero mi hija me convención y acá estoy”, dijo el sargento mayor, José Enrique Colón, de 97 años y el más longevo del grupo.
“Este reconocimiento llega tardísimo, pero ahora lo tenemos. Nuestra misión era defender al país, y lo hicimos con gusto… algunos dicen que los latinos no contribuimos pero aquí estamos demostrando que la historia es diferente. Los comentarios que hicieron de nosotros son fabulosos, no lo esperaba”, dijo Colón, sellando sus palabras con una sonrisa.
“La democracia no es gratis”
El sargento Pablo Delgado Medina, de 89 años, recordó cómo, tras el fin de la guerra en Corea, una de sus tareas fue entregar los restos de sus compañeros caídos a sus familiares.
“La democracia no es gratis; el precio son sangre y vida, pero prestaría servicio de nuevo si tuviera que hacerlo, porque nadie sabe el valor de la democracia hasta que la pierde”, dijo Delgado Medina.
En ese sentido, Carlos Rivera, de 85 años, recordó que al llegar al frente de batalla a los 17 años “no tenía barba y apenas un bigotito”, pero fue recibidos “con una bandolera y una metralla”.
“Siempre la vimos de cerca (la muerte), pero estoy emocionado de que se hayan acordado de nosotros”, subrayó.
Por su parte, Adolfo Lugo Gastón, de 86 años, dijo que si muere “le pediría a Dios que me resucitara para volver a servirle a esta nación… dimos el todo por el todo para que el comunismo no se propagara”.
Compuesto principalmente de soldados puertorriqueños, el Regimiento 65 de la Infantería del Ejército, creado en 1899, fue la última unidad segregada de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, y aunque no tuvo un papel de combate en la Primera Guerra Mundial, sí lo tuvieron en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea.
Sus principales y más cruentas luchas ocurrieron entre 1950 y 1952, y ahora muchos de los veteranos recuerdan como ayer su experiencia en el campo de batalla.
La entrega del reconocimiento es fruto de un raro esfuerzo bipartidista en el Congreso, que culminó con la firma de la ley que concede el premio por parte del presidente Barack Obama en junio de 2014.
El fundador y dirigente del Comité Nacional de la Ceremonia de la Medalla de Oro de los Borinqueneers (Comité BCGMCNC por sus siglas en inglés), Samuel Rodríguez, dijo que gracias a fondos privados, cada uno de los veteranos presentes en la ceremonia recibirán una replica de la medalla.
Un tributo oportuno
El Comisionado Residente, Pedro Pierluisi, señaló que el tributo no podía ocurrir en un momento más oportuno, en medio de la crisis que afronta Puerto Rico mientras su nombre “se ve manchado, muchas veces atado a cosas negativas”.
“Aunque la guerra de Corea terminó hace 60 años, esta ceremonia el día de hoy no pudiera ser más oportuna. Los soldados americanos de Puerto Rico que conformaron el corazón del Regimiento 65 de Infantería le recuerdan al público las extraordinarias contribuciones que Puerto Rico le ha hecho a la nación americana desde 1898, tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz”, dijo Pierluisi.
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Imágenes de la ceremonia de entrega de la “Medalla de Oro” del Congreso a integrantes del Regimiento 65 de Infanteria del Ejército, los “Boriqueneers”.
Imágenes de la ceremonia de entrega de la “Medalla de Oro” del Congreso a integrantes del Regimiento 65 de Infanteria del Ejército, los “Boriqueneers”.