Duffy narra la brutal historia de su violación: “me drogó en mi propia casa durante cuatro semanas”

La cantante pasó por semanas de abusos mientras entraba y salía de la conciencia

Duffy.

Duffy. Crédito: Victor Fraile | Getty Images

El pasado mes de febrero, cuando la cantante Duffy desveló a través de Instagram que su desaparición del mundo de la música hace una década se había debido a una agresión sexual, también aseguró que eventualmente compartiría el resto de su historia bajo sus propias condiciones.

Ahora la artista británica ha publicado un largo comunicado en su página web en el que desvela que pasó cuatro semanas retenida en contra de su voluntad tras ser drogada en un restaurante el día de su cumpleaños y llevada a un país extranjero que no ha especificado.

“No recuerdo haberme subido al avión y me desperté en el asiento trasero de un vehículo en marcha. Me encerraron en una habitación de hotel y el responsable regresó y me violó. Recuerdo el dolor después de que sucediera y haber tratado de mantenerme despierta. Estuve atrapada con él otro día entero; no me miraba, me obligaba a caminar detrás suyo. Estaba consciente y encerrada en mí misma. Él podía haberse desecho de mí en cualquier momento”, relata la intérprete de 35 años.

En su testimonio, Duffy recuerda que en aquellos momentos sintió a su lado “una presencia” que le ayudó a mantenerse con vida. Si no se atrevió a huir entonces, según señala, mientras su agresor dormía, fue porque no llevaba dinero encima y temía que él alertara a la policía para que la buscaran como posible persona desaparecida. Eventualmente ambos regresaron a Inglaterra juntos, pero la pesadilla aún no había terminado.

“El agresor me drogó en mi propia casa durante esas cuatro semanas, y no sé si me violó a lo largo de ese período de tiempo. Solo recuerdo recuperar la consciencia en aquel coche y mi huída, que ocurrió en los días posteriores cuando me escapé. No sé por qué no me drogó también mientras estábamos en el extranjero; me parece que me suministró alguna droga ilegal con la que no podía viajar”.

Duffy trató de mantener la calma en la medida de lo posible a pesar de que sabía que aún corría peligro porque el hombre que la había secuestrado insinuó en varias ocasiones que deseaba matarla.

“Después de que todo terminara, uno de mis conocidos se pasó por casa y me vio en el balcón, con la mirada perdida y envuelta en una manta. Yo no me acordaba de haber llegado hasta allí. Esa misma persona me dijo que estaba amarilla y que parecía una muerta; estaba claramente asustado por mí, pero no quería interferir porque nunca había visto nada parecido”.

La artista ha aclarado que informó a la policía de lo ocurrido en dos ocasiones diferentes: inicialmente porque alguien le hizo chantaje amenazando con filtrar su historia y más tarde en el marco de una investigación en torno a un intento de allanamiento en su hogar. Por otra parte, también ha insistido en que la identidad del violador debería de quedar entre las autoridades y ella.

Duffy ha afirmado, sin entrar a dar más detalles, que desde su entorno -donde muy pocos estaban al corriente de por qué se retiró de la industria discográfica– le recomendaron que guardara silencio para no arruinar su carrera o enfrentarse a las dudas del público y a las preguntas sobre el agresor, que ha dado a entender que sigue en libertad.

En consecuencia, se planteó cambiar de identidad y trasladarse a otro lugar donde pudiera empezar de cero bajo una nueva identidad para dedicarse a vender flores o regentar un café.

Lo que le hizo cambiar de opinión fue la certeza de que solo se estaría traicionando a sí misma si optaba por borrar su vida anterior después de haber perdido ya tanto. En sus propias palabras, los últimos diez años han sido una lucha constante para “recuperar las piezas” de su identidad: “Una violación es como un asesinato en vida, sigues aquí, pero estás muerta”, apunta.

Todas sus relaciones sentimentales desde entonces han acabado en fracaso y se han visto definidas por una dinámica de poder e intereses ocultos en su contra, según ha confesado, y el contacto con sus seres queridos o su familia –incluso con aquellos que deseaban ayudarla de corazón- se ha visto afectado por su deseo de esconderse; se ha mudado de vivienda en cinco ocasiones y solo se ha atrevido a volver a su Gales natal recientemente.

“Lo que pasó no fue solo un crimen contra mí, contra mi vida, y un acto de violencia que casi me mata, también le arrebató algo muy importante a otras personas. No volví a ser la misma Duffy durante mucho tiempo”, ha añadido, para reconocer que en ocasiones parece que nunca volverá a serlo.

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