window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-laopinion'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

Curie revisitada

Alan Alda es el autor de la obra 'Radiance', que se presenta en LA

Ayer se dio a conocer la muerte de Gil Cates, el fundador del Geffen Playhouse, centro cultural con sede en Westwood que ha revolucionado el panorama teatral en la ciudad.

Solo un día antes, ¡holaLA! tuvo ocasión de hablar de Alan Alda, el celebrado protagonista de MASH y actor de filmes como Crimes and Misdemeanors, The Aviator o la reciente Tower Heist, que se estrena el viernes.

Alda es el autor de la obra Radiance: The Passion of Marie Curie, que se representa en la sala principal del Geffen Playhouse llamada, precisamente, Gil Cates Theater, en honor de su fundador.

En ella se analiza la vida y obra de una de las científicos más aclamadas de la historia, Marie Curie, ganadora de dos premios Nobel gracias a sus estudios acerca de la radioactividad. Pero durante su carrera tuvo que enfrentarse a prejuicios debido a su sexo y al hecho de verse en ocasiones eclipsada por su marido, el también científico y ganador del Nobel, Pierre Curie.

“Empecé a trabajar en la obra porque su historia era tan fascinante…”, recuerda Alda, de 75 años, al preguntarle los motivos por su interés en Curie. “Es una historia humana. No solo era curiosa y apasionada acerca de la ciencia, sino que además ayudó a dar un giro radical a conceptos acerca del mundo”.

“La historia personal también estuvo llena de coraje y fuerza: luchó contra tantos obstáculos… Mientras la escribía me di cuenta de la [situación similar] que estamos viviendo”.

Al respecto, Alda -quien también ha sido director, guionista y actor de largometrajes como The Four Season, Sweet Liberty o A New Life— explica que Marie Curie “se enfrentó a obstáculos como mujer, científica [e] inmigrante”.

“Era alguien de otro país a quien trataron de denigrar por ser de Polonia, no de Francia. Una vez la juzgaron por su comportamiento [teóricamente] escandaloso, la atacaron a diestro y siniestro. Incluso hubo ataques antisemitas y eso que ella no era judía. Era una forma de insultar alguien en la Francia de esos días”.

Lo que Radiance: The Passion of Marie Curie, explica es, así, más contemporáneo que nunca. “Hace uno o dos años, me sorprendió leer en los diarios la historia de una mujer que tuvo el mismo problema: ser reconocida por su trabajo. Le dieron un premio a su marido, a pesar de que el libro aclamado fue coescrito por ella. Estoy hablando de ello casi 100 años después de Curie, casi 100 años después de que ganara el Nobel”.

Para Alda, que ha alternado su carrera entre el cine, la televisión y el teatro, no hay diferencia entre escribir para un medio o el otro.

“Pienso igual: todos mis guiones o libretos son pensados como si son obras teatrales”, afirma el ganador de cinco premios Emmy. “[Mis] historias son contadas no en imágenes, pero con palabras. Así es como pienso. Lo bonito del teatro es que tienes a gente que se enfrentan con palabras y el lenguaje que usan determina quién gana y quién pierde. Es excitante para mí, especialmente cuando hay temas importantes o emocionantes”.

Esa pasión por los diálogos es lo que lleva a Alan Alda al mundo del teatro más que al del cine, donde no ha dirigido una película desde Betsy’s Wedding en 1990. “Es más difícil hacerlo en el cine. Porque desde el cine mudo, este ha sido un medio visual. Y la mayoría de cineastas cuentan su historia sin demasiadas palabras”.

“Pero a mí me gusta el teatro. Me gusta los lenguajes. Cuando hacía películas, aunque traté de filmarlas desde una perspectiva visual, solía amar las palabras”.

Y la única forma de lograr su objetivo dramático es, de este modo, “a través del lenguaje”, sentencia Alda. “Lo que hay que tener en cuenta en una obra es que los personajes tratan de conseguir algo importante, algo que es cuestión de vida o muerte. Los obstáculos deben superarse, y de ahí es donde surge la energía: en la acción constante de conseguir sus objetivos”.

“Si se aparta de eso, uno pierde la energía, el entretenimiento, al caer en el lirismo”, concluye.

Contenido Patrocinado